lunes, 20 de mayo de 2013

01.64 Los Cascajos - Zangoza


Desde el libro "De aldeas a ciudades, de J.Armendariz)

Poblado desde la Edad del Hierro Tardío/Romano, tuvo un gran asentamiento en el periodo Romano Republicano (s. I-II a.C.). Situado en el término municipal de Sangüesa a una altitud s.n.m. de 430 m., tuvo una gran extensión de casi 65.000 m2, siendo los poblados mas cercanos El Castellón a 2 km. Y Puy D’Ull a 4,3.






Situado al lado sur del barranco de La Estaca y a una distancia al este de 850 m. del río Aragón. Mas cerca está la fuente de Los Cascajos, documentada desde 1621, pues mana en la propia ladera oriental de la terraza donde se encuentra, muy cerca de una gran construcción de época republicana que hemos descubierto solada con pavimento de opus signinum, que quizás pudiera tener una finalidad hidráulica.


Historia del yacimiento y bibliografía

Este “campamento” romano fue descubierto por Juan Cruz Labeaga, quien lo dio a conocer en la Carta Arqueológica que en los años 80 elaboró del término municipal de Sangüesa (Labeaga 1987b: 21-27). En este trabajo realiza, a nuestro juicio, un buen reconocimiento arqueológico de su estructuración castrense junto a una acentuada contextualización histórica, si bien creemos que se equivoca al asociar este supuesto campamento y los materiales en él encontrados, adscribibles inequívocamente a los siglos II y I a.C., con el hallazgo –extramuros, al otro lado del foso, ya en jurisdicción del municipio de Aibar- de un lote de cerámicas altoimperiales romanas, pues pensamos que esta últimas correspondan a una pequeña villa imperial con ruptura de continuidad con el yacimiento republicano que nos ocupa.

En 1989 Mikel Ramos realizó una primera y única campaña de excavación arqueológica en este sitio consistente en un sondeo en el interior del campamento y la limpieza del ángulo suroccidental de su vallum, poniendo al descubierto un pequeño tramo de su muralla junto al foso, así como una torre angular rellena de grava (Ramos, 1991-1992). Por nuestra parte, hemos reconocido el yacimiento mediante prospección aérea y terrestre intensiva topografiando sus principales elementos arquitectónicos y espaciales para procurar su interpretación histórica.


Sistema  defensivo

El área campamental o de hábitat se acomoda a un amplio espolón de una terraza pleistocénica que se levanta 35 m. sobre la llanura aluvial del Aragón, frente al vado natural que ofrece este río en el término de Vadoluengo. Tiene una planta cuadrangular que aprovecha 3 de sus flancos con los escarpes del contorno de la terraza, mientras que el cuarto, al poniente, se configura mediante la excavación de un foso en las gravas. Dicho foso, que corta el terreno desde un escarpe al otro, tiene una anchura de unos 10 m. y presenta en la actualidad entre 2 y 3 de profundidad; sin duda está colmatado de sedimentos modernos y en la actualidad el terreno lo ocupa una viña.

Gran parte del vallum está petrificado, mostrando muros de una anchura variable entre 1, 2 y 3 m., en su ángulo suroccidental es visible todavía el trazado de los muros correspondientes a una torre angular. Todas estas edificaciones están levantadas con bloques de piedra arenisca que en algunos casos en la base superan el metro de lado, material de construcción que necesariamente habría sido traído de fuera dado que aquí la geología tan asolo entrega “cascajos” (cantos rodados).


En contra de lo expresado por Ramos, creemos que una de las entradas que presenta el área campamental o de hábitat hay que situarla en el ángulo noroeste  del recinto – en clavícula- donde termina una clarísima rampa de acceso que recorre bajo la muralla del flanco septentrional.


Cultura material

Cerámicas celtibéricas, un denario de la ceca Turiasu y ases de las cecas Sekobiricez, Untikesken, Ilturo, Arkailikos y Kaiskata. Corren noticias de que aquí se han encontrado muchas mas piezas monetales con letreros ibéricos, así como un tesorillo descubierto en 1949 cuando se estaba cavando una viña (precisamente la viña que ocupa el foso, que marca el límite jurisdiccional entre Sangüesa y Aibar). También destaca un pavimento de opus signium (inédito) asociado a cerámicas celtibéricas y una moneda ibérica que se localiza –extramuros- en la parte superior de la ladera oriental del cerro, junto a la histórica fuente epónima.

A nuestro juicio, las cerámicas romanas de cronología altoimperial que publica Labeaga, halladas en un área extracampamental ya en término de Aibar, corresponderían a un pequeño establecimiento rural afincado mucho después de la amortización del campamento, por lo que no tiene nada que ver con él. Esta diacronía entre la datación del campamento (mediados siglo I-IV d.C.) no haría creíble ni convincente su teoría de localizar en este lugar el mercado del campamento con la cantina y la taberna (Labeaga 1987b: 21).

Como dato curioso debemos advertir que por todo el interior del recinto fortificado se localizaron escorias de fundición que, tras un exhaustivo análisis y gracias a que las hemos encontrado incrustadas en un cilindro de acero de época contemporánea las consideramos como un sistema de abonado agrícola.


Valoración general

El campamento sangüesino de los Cascajos no sólo es un descubrimiento realmente excepcional en el panorama de la arqueología militar romana en Navarra sino que, de ser cierta esta interpretación, el hecho de su existencia permitiría localizar de forma permanente tropas del ejército romano durante los primeros siglos de la conquista romana en la línea del río Aragón, teórica frontera entre los grupos de vascones y suessetanos al comenzar la Romanización. Al menos eso parece demostrarse de la existencia de un recinto campamental petrificado, cuya permanencia en el sitio no estaría fundada por la existencia de un conflicto episódico sino, mas bien, dentro en una estrategia general en el proceso conquistador del norte de Iberia, así como para asegurar la construcción y posterior control de su red viaria, fines que habrían dejado de interesar a la Metrópoli a partir de la paz de Augusto.

En cualquier caso, un análisis pormenorizado de este yacimiento entrega una discordia entre las destacadas defensas artificiales que exhibe y la organización interna de las 6,4 has. De superficie que ocupa, que no ofrece atisbos de estructuración. Todo parece indicar que sus edificaciones habrían sido levantadas con madera, pues no encontramos razones geomorfológicas ni humanas que hayan provocado su desaparición, caso de que se hubieran hecho con piedra u otros materiales de construcción en duro. Efectivamente , la roturación agrícola del campamento es relativamente moderna (se remonta a principios del siglo XX) y difícilmente podría explicar la total alteración del subsuelo arqueológico, teniendo en cuanta que nos encontramos ante un  terreno tabular que apenas desarrolla erosión en su plataforma superior.

Curiosamente la única construcción doméstica de cierta entidad que hemos descubierto nosotros se localiza bajo el reborde oriental de su recinto, a media ladera. Consiste en la cimentación de un gran edificio construido en piedra cerca de la secular fuente de Los Cascajos. Fue traumáticamente seccionado en el contexto de una obras de mejora del moderno camino de acceso al yacimiento con motivo de una extracción de áridos, corte que nos permite describirlo se trata de un gran edificio de planta cuadrangular de unos 8 m. de anchura construido contra el terreno y delimitado por robustos muros de piedra de sillarejo que tienen un metro de espesor. Se muestra con una única habitación solada con un cuidadoso pavimento de opus signum (por tanto, hidrófugo) hecho de cal, arena y fragmentos de cerámicas celtibéricas. Por las características constructivas de este edificio y su proximidad con el manantial de la fuente de Los Cascajos planteamos la posibilidad de que se trate de una obra hidráulica (¿aljibe?).

Por todo lo anterior, consideramos que la interpretación campamental de este yacimiento no se puede dar por inequívocamente buena y cerrada, pues otra cosa que llama sobremanera la atención en relación con este yacimiento es la ausencia absoluta de evidencias directas de la estancia del ejército romano en este solar ni en sus inmediaciones o, si las hay, no las conocemos. En este sentido, dadas las dimensiones de este recinto fortificado la única hipótesis o explicación alternativa para este yacimiento que podría ser históricamente viable es que en realidad setrate del planteamiento urbano de una gran “ciudad en llano” durante el Hierro Final o Tardío en esta comarca navarra que, unavez planificada y construido su cerco defensivo, por las razones que fueran no llego a cuajar o materializarse como nuevo centro urbano, político y administrativo de las comunidades indígenas del Hierro que vivieron en este tramo del río Aragón. No hay argumentos de peso en contra de esta hipótesis, pues tanto su estructura arquitéctonica de ciudad fortificada como los restos muebles en ella encontrados (cerámicas celtibéricas, molinos, moneda ibérica, etc.) son habituales enlos asentamientos urbanos de este época. Lo que si parece ser cierto es que, de ser buena esta interpretación como ciudad indígena del yacimiento, el planteamiento defensivo inicial de Los Cascajos no tuvo un posterior desarrollo urbanístico en su interior, como tampoco una dilatada ocupación en el tiempo.

En definitiva, debería ser tarea prioritariade la investigación arqueológica navarra aclarar en un futuro inmediato la verdadera función de este destacado yacimiento sangüesino, determinando si realmente es un asentamiento militar petrificado y, por tanto, de tipo permanente (que para esa época no son habituales en el valle del Ebro, dada su temprana adscripción a la órbita de Roma) o, si por el contrario, nos encontramos ante un frustrado proyecto de nueva ciudad indígena en los albores de la Romanización que no llego a cuajar.


Estado de conservación

A la destrucción parcial de la construcción doméstica o hidráulica de época republicana descubierta junto a la fuente epónima del yacimiento en la ladera oriental del cerro, que fue violentamente seccionada por el camino de acceso al yacimiento, habría que sumar la apertura, en 1982, de una cantera para la extracción de áridos en la esquina sureste del “agger”, en cuyo corte se aprecia claramente que el yacimiento apenas tiene potencia estratigráfica, como tampoco estructuras permanentes de ningún tipo. Por lo demás, la estructuración castrense del yacimiento se mantiene impecable y debe ser objeto de los máximos niveles de protección patrimonial, tanto desde el punto de vista físico como legal.






EL CAMPAMENTO DE "LOS CASCAJOS(SANGÜESA) de MIKEL RAMOS AGUIRRE