Maider Carrere Souto
Sociedad de Ciencias Aranzadi. Departamento de
Arqueología;
mkarrere@aranzadi-zientziak.org
RESUMEN
El yacimiento arqueológico del “Cerco” en Aibar presenta la
evolución histórica de un castillo que hasta el momento se desconocía su
existencia. Desconocemos cual fue su surgimiento, sin embargo con la I campaña
de excavación arqueológica se ha comenzado a escribir parte de su oscura
historia.
ABSTRACT
The “Cerco”
archaeological site in Aibar presents the historical evolution of a castle that
until now did not know its existence. We do not know what was its sprouting,
nevertheless with the I campaign of archaeological excavation has been begun to
write part of its dark history.
Palabras
Clave: Castillo. Edad Media. Torres Circulares.
Keywords: Castle. Middle Ages. Circulars
Towers
1. Introducción.
Hasta la fecha
pocos creían en la posibilidad de hallar
los restos del antiguo castillo de Aibar. Su
historia seguramente se remonte más allá del siglo X, sin embargo es entonces cuando tenemos la
primera mención sobre su existencia; las
crónicas musulmanas nos relatan como en
la incursión realizada por Muhammqad ibn
Lubb en el año 882 el castillo fue
desmantelado. De aquí en adelante, los datos
que se hallan en la documentación sobre esta fortaleza son escasos, cuando no insuficientes para
hacernos una idea aproximada de su
posterior evolución. Sólo hay tres
documentos que hacen mención al
“castellum” de Aibar sin darnos más datos que la de su existencia misma. Al no ser una
posesión regia o ligada a la monarquía
sino depender de señores locales, son
escasos los documentos que se aproximen
al día a día del castillo en su época.
El proyecto de
investigación promovido pretendía ratificar
los escasos datos históricos disponibles
sobre este privilegiado emplazamiento y establecer la secuencia cronológica de ocupación del
mismo. Sobre este planteamiento se
perfilaron una serie de actuaciones
arqueológicas localizadas en distintos puntos
del pequeño cerro sobre el que se emplazaba
el desaparecido castillo.
2. Contexto
geográfico.
El término municipal
de Aibar se extiende noroeste a sureste,
desde la Sierra de Izko (900- 960 m), hasta
el cauce del río Aragón (380 m), alcanzando
los 48 Km2 de extensión.
Al Norte la
topografía es accidentada: se trata de
una serie de serrezuelas separadas por vallonadas que siguen la dirección pirenáica. Las
primeras fueron modeladas por la erosión
en los afloramientos areniscos y las
segundas en los margosos y arcillosos del
Oligoceno, los cuales están plegados: sinclinal
de Rocaforte, anticlinal de Aibar y prolongación del sinclinal de Barasoain. La inversión del
relieve, de tipo prealpino, es perfecta:
sinclinales olgados, valles
anticlinales, crestas.
Al sur la
topografía es más llana y corresponde a
dos extensos niveles de glacis de erosión y de terrazas fluviales.
El clima es de
tipo mediterráneo, con cierto matiz continental
en la mayor parte del término y submediterráneo
al Norte. Los valores medios anuales
oscilan de acuerdo con la latitud y, sobre todo, la altitud, la siguiente manera: temperatura,
12º- 13ºC; precipitaciones, 500- 800 mm;
evapotranspiración potencial, 725- 750
mm.
3. Planteamiento y
desarrollo de la investigación.
Las actuaciones
que se realizaron en el 2007 en el
Castillo tuvieron como objetivo la limpieza y finalización de los sondeos realizados por el
Ayuntamiento, así como la apertura de un
sondeo de 9 m2 en la cima para ubicar la
posición de la torre del homenaje, si
aun quedara alguna estructura visible.
3.1. Fase 1.
La I fase de
trabajo consistió en la limpieza del sondeo
1 y sondeo 2, que unos meses atrás había realizado el Ayuntamiento con pretensión de introducir una red de alumbrado en ese espacio.
El sondeo 1 se
localizó en la ladera Norte con unas
dimensiones de 3’50 metros de largo y 1’50 metros de ancho. Su estratigrafía resultó
bastante sencilla destacando como
elemento más reseñable la presencia de
una estructura formada por una hilera de
lajas calizas hincadas verticalmente en el suelo, delimitando un espacio donde había existido una intensa actividad de combustión. El recinto
presentaba unas dimensiones parciales de
2’20 metros de largo y 0’60 metros de
ancho en su parte más amplia, si bien no
pudo documentarse en su integridad al
quedar fuera de los límites del sondeo. Bajo
aquel hogar, encontramos unos eslabones de hierro, sin que aclarase de ninguna manera qué
funcionalidad tuvo antaño esta
estructura. Finalmente, se decidió no
proceder a exhumar completamente su contenido
hasta el nivel geológico con pretensión de
poderlo excavarlo en alguna otra campaña futura.
El Sondeo 2
(fig. 1), al igual que el 1 se corresponde
mayormente a la anteriormente referida actuación municipal, encontrándose situado en el
pequeño collado existente entre las dos
colinas principales que conforman este
presente promontorio. El sondeo
presentaba unas dimensiones de 12 metros
de largo por 2 metros de ancho aproximadamente. En el centro de esa zanja encontramos un
murete que separaba dos espacios
perfectamente diferenciados.
A partir de
este elemento comienza un relleno de cascajos que cubre los muros que aparecen
a una cota inferior y los cuales aparentan una factura diferente. Son más
toscos, con sillares de gran tamaño y dispuestos de una forma más ordenada. Tras
este nivel, a 3,90 metros de diferencia con la superficie está el nivel
geológico, compuesto de calizas degradadas y roca natural machacada.
El murete se
encuentra por el sector que hemos llamado
“A” (mitad N de la zanja) con un nivel de
incendio únicamente documentado en el sector B. Atendiendo a los datos recogidos el presente
muro parece delimitar dos espacios
perfectamente diferenciados de este
recinto fortificado, y más en concreto el
espacio exterior e interior de un supuesto
recinto cerrado que muy posiblemente puede interpretarse como parte un espacio habitacional del cual no se puede disponer de mayores datos
debido a lo reducido del sondeo y el
carácter de la propia intervención
(limpieza de cantiles).
3.2. Fase 2.
La II fase se
destinó a la apertura del sondeo 3 con
máquina, que correspondió a los arqueólogos
decidir su ubicación. Tras la limpieza con máquina de la capa vegetal de la cima se hizo una
zanja 7,20 m de largo y 2,00 m. de
ancho.
Cuando se
empezó a excavar se bajó en torno a 0,20
m. hasta encontrar el primer sillar que nos indicaba la existencia de una estructura. El
relleno que tapa este primer nivel
consiste en una acumulación de sillares,
cascajos de caliza y tierra suelta muy
removida. Sobre el muro descubierto había
restos de un pegote de argamasa que nada tenía que ver con el resto de
la estructura. Es probable que
pertenezca a una reforma posterior realizada sobre la torre de forma cuadrangular. Los objetos
recogidos en este primer nivel, dado su
carácter heterogéneo más cercano a ser
parte del relleno vertido en la cima
para hacer la replantación de abetos en la década de los 50, se recogieron pero con carácter
provisional y conociendo su inutilidad
para el ámbito científico.
Tras bajar esta última unidad aparecieron los primeros sillares de la torre circular (fig.
2), encajada totalmente dentro de la
primera torre descubierta.
El relleno de la cavidad de la torre circular estaba formado por tierra que en un principio
parecía geológica, con intrusiones de material
metálico y algún que otro fragmento de
cerámica. Sin embargo, se realizó una
cata para verificar el nivel y se halló
un nivel formado por cascajo de diferentes tamaños, con intrusiones de cerámica roja y más
objetos metálicos, que pasaba por debajo
de la torre circular.
Este último estrato es una unidad de 0,80 m. de potencia, conformado por cascajos, muchos
fragmentos óseos de fauna y pocas piezas
cerámicas en comparación con las UUEE
anteriores.
El último nivel que encontramos está compuesto por piedras muy bien fijadas al estrato
geológico con argamasa. Un suelo fuerte
y compacto, sin ningún material
arqueológico, a casi 4,00 metros de la
superficie y que no tiene nada que ver con las dos estructuras anteriores.
Una vez terminados todos los sondeos, se documentaron y cerraron tapándolos con geotextil,
haciendo mayor hincapié en las
estructuras que emergían.
4. Estratigrafía y evolución del depósito.
Tras la excavación, se han podido diferenciar los siguientes niveles estratigráficos que
están condicionados enormemente por el
emplazamiento de las estructuras; cabe
destacar que este análisis resulta sesgado
y pobre, ya que los sondeos aportan al
arqueólogo una información parcial de lo que el ojo ve. De esta manera, las interpretaciones que
se pueden dar de los sondeo 1 y sondeo 2
son relativas y de carácter provisional.
El sedimento del sondeo 1 está compuesto por un depósito de relleno que abarca los 0,70
metros de potencia de tierra de color
amarillo (UE 100), muy suelta situada
directamente sobre otro nivel más
compacto, también de tierra amarilla que a primera vista podía pasar como nivel geológico.
Sin embargo, con la extracción de este
primer nivel hallamos una estructura de
lajas (UE 101) que rodea una especie de
hogar (UE 102), del cual aun no tenemos
constancia de lo que puede ser. En este sondeo no se pudo constatar el nivel geológico, por
no querer destruir el elemento
descubierto.
El sondeo 2
está compuesto por los siguientes
niveles:
Nivel I:
tierra
de color marrón muy suelta debido a la
remoción constante del terreno. Sería la
que llamamos tierra vegetal (UE 201).
Esta tierra se encuentra tanto a la derecha
como a la izquierda del murete (UE
200).
Nivel II: es el nivel del murete (UE 200);
un nivel compuesto por cascajos que se
extiende a su derecha e izquierda
directamente formado por la remoción de
tierra realizada en la replantación de
la década de los 50.
Nivel III: nivel de relleno o derrumbe de cascajos en los dos lados de la zanja y
que pasa por debajo del murete (UE 200).
Es un nivel homogéneo que en el Sector a
de la zanja (lado izquierdo del murete)
se asienta sobre los muros descubiertos
a un nivel inferior (UE 204). En cambio
en el Sector b (lado derecho del murete)
este nivel está precedido por un pequeño
nivel de incendio (UE 205) que se
extienden por todo el perímetro de
sondeo abierto.
Nivel IV: nivel que encontramos en el Sector a compuesto por la UE 204 que
corresponde a los muros más toscos, de
casi 3 metros de ancho, que se
encuentran aproximadamente a 3 metros de
profundidad.
El sondeo 2 se dio por finalizado al alcanzar
el nivel geológico a 4,00 metros de la
superficie.
El sondeo 3
consta de los siguientes niveles:
Nivel I: estrato formado por cascajos,
tierra muy suelta marrón, fragmentos de
arenisca (UE 300). Es un sedimento que
se asienta sobre las estructuras de la
torre cuadrangular (UE 310, UE 311, UE
331, UE 350) y parte de los elementos de
la torre circular (UE 320, UE 321). La
amalgama de materiales han sido
recogidos poderlos analizar, sin embargo
somos conscientes que el revuelto de
materiales puede confundirnos a la hora
de su estudio ya que no deja de ser un nivel secundario, depósito voluntario para
tapar las estructuras y poder plantar
árboles, entre muchas otras cosas.
Nivel II: estrato formado por arcilla
limpia, sin cascajos y rico en
materiales cerámicos y de metal (UE
321). La tierra es más compacta y
amarilla. Es una unidad que rellena el
único nivel de sillares que conforman la torre circular (UE 320). Una vez se termina la UE 320, desaparece totalmente esta unidad.
Nivel III: sedimento que consta de una
ingente cantidad de cascajos y elementos
de materia lítica como son las tapaderas
que documentaremos más adelante y escasa
tierra (UE 332). Este nivel comienza
cuando acaban los sillares y pasa por
debajo de los mismos. Es un nivel no tan
prolífico en materiales cerámicos como
el anterior pero si que contiene más
elementos metálicos. Posee 0,80 metros
de potencia.
Nivel IV: compuesto por cascajos y argamasa bien adherida al terreno, casi imposible
de levantar. Pasa por debajo del Nivel
III y no parece que contenga una suma
grande de materiales arqueológicos.
El sondeo 3 se dio por finalizado al alcanzar
el nivel geológico aproximadamente a
4,00 metros de la superficie.
5. Conclusiones y perspectivas.
La primera aproximación realizada a la historia del Castillo de Aibar ha resultado ser
positiva y gratificante para el equipo
de Arqueología Histórica de la Sociedad
de Ciencias Aranzadi. Una historia desconocida,
perdida por la escasa documentación, que
adolecía de actuaciones dirigidas a su conocimiento, ha tenido su respuesta gracias a unas
intervenciones casuales por parte del
Ayuntamiento de Aibar.
Al pensar en Aibar tenemos que dar valor a su posición geográfica y mirar al que
históricamente se ha conocido como el
Valle de Aibar. Este territorio estuvo
situado en la frontera de dos Coronas: la
Aragonesa y la Navarra en época medieval. Sin embargo esta circunstancia no fue particular de
esta época y remontándonos a la
Antigüedad ya se conoce la importancia
estratégica de este emplazamiento, los
yacimientos en los promontorios más elevados
del entorno son muestra de lo que nos referimos. Teatro de episodios importantes y
desconocidos hasta ahora, la I Campaña
de Intervención Arqueológica en el
Castillo de Aibar ha contribuido a
desbrozar la memoria más remota de su Historia.
Los últimos estudios que se están realizando sobre las torres circulares tienen como misión
verificar las hipótesis en torno al
origen musulmán de las mismas; casos como
los de Legin y Orraregi, entre otros,
pueden resultar los ejemplos más cercanos al
caso de Aibar dada la semejanza en las dimensiones y su posible funcionalidad: torres de señales
ubicadas en elevaciones o promontorios,
dispuestas estratégicamente, para emitir
señales a otros emplazamientos
estratégicos-militares. En este sentido debemos agradecerle a Ernesto Pastor, participe en
un proyecto de investigación del MEC
dirigido por Ramón Martí en el que se
están estudiando los orígenes y desarrollo
de este tipo de torres en la zona
nordeste de la Península Ibérica, la disponibilidad mostrada para el estudio del caso del
yacimiento de Aibar.
La inestimable labor y esfuerzo del Ayuntamiento de Aibar, la dedicación de sus gentes,
así como la predisposición del mismo a
seguir con el proyecto emprendido en el
año 2007, en pos a la recuperación de
los vestigios del antiguo castillo del
municipio, nos abre un panorama interesante para nuestra línea de investigación emprendida
sobre el desarrollo del poblamiento en
Navarra. En siguientes campañas además
de poder excavar y recuperar parte de
las estructuras castelares, ya emergidas en
esta primera campaña, no dudamos en que el yacimiento nos ofrecerá más claves para la mejor
comprensión del origen y desarrollo de
estos enclaves estratégicos fronterizos.
La mayor obtención de datos y la puesta en valor de los hallazgos que encontremos en el
promontorio llamado “el Cerco” harán que
realmente estos elementos defensivos, en
directa conexión con el desarrollo
histórico del poblamiento en su entorno,
sean motores dinámicos para la ayuda del conocimiento e interés de la ciudadanía por la historia
local y en general, mayor
sensibilización por el Patrimonio
Cultural.