ARANZADI
2008. urtean zehar orain dela urte batzuk hasitako lan ildoak
bermatu dira (Zarautzko Santa Maria la Real aztarnategia edo Amaiur, Irulegi
edo Aibarko gazteluak). Ahalegin honek aurten garrantzi berdina duten esku-hartze
berriak ekarri ditu, ikerketarako bide berriak irekitzearekin batera (San
Adriango Tunela, San Telmo Museoa edo Zeraingo Meatze-Barrutia…).
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A lo largo del año 2008 se han consolidado las diferentes líneas de
trabajo iniciadas años atrás (yacimiento de Santa María la Real de Zarautz o los
castillos de Amaiur, Irulegi o Aibar). Un esfuerzo que se ha visto traducido
este año en nuevas intervenciones de no menos importancia, y que nos abren
nuevos caminos para la investigación (el Túnel de San Adrian, el Museo de San
Telmo o el Conjunto minero de Zerain…).
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INTERVENCIÓN
ARQUEOLÓGICA EN EL
CASTILLO DE AIBAR (AIBAR-OIBAR, NAVARRA).
(IIª CAMPAÑA )
Dirección: Maider
Carrere Souto // Financiación: Ayuntamiento de Aibar
La intervención arqueológica realizada en el
paraje conocido como “El Cerco”, perteneciente al municipio de Aibar, viene
precedida al interés mostrado por el Ayuntamiento de esta localidad en
acondicionar el promontorio como futuro parque de uso público. El promontorio
en cuestión está situado en la parte más alta del núcleo poblacional (599
metros) ocupado totalmente por cipreses y las correspondientes terrazas hechas
para la replantación de los mismos en la década de los años 50. El terreno de
este promontorio, a su vez, ha sido objeto de varias reutilizaciones: bien las
medievales que pudimos descubrir en la campaña anterior, como en épocas más
recientes como es la construcción de un pequeño refugio a base de ladrillos y
materiales reaprovechados de la propia estructura del castillo visible en la
Guerra Civil. Lo cierto es que lejos de ser un escenario poco alterado, es el
testimonio más vivo de los intereses y necesidades que ha tenido el pueblo
aibarés durante décadas, sobre todo centrándonos en el siglo XX.
Remontándonos al inicio de esta labor, con el
objetivo de acondicionar el área el Ayuntamiento procedió a la apertura de unas
zanjas, a través de las cuales se localizaron fortuitamente una serie de
estructuras que no se preveía. De esta manera, contactaron con la Sociedad de
Ciencias Aranzadi quien puso en marcha un proyecto de investigación arqueológico
de este conjunto.
Hasta la fecha pocos creían en la posibilidad de
hallar los antiguos vestigios del castillo de Aibar. Su historia seguramente se
remonte más allá del siglo X, sin embargo es de entonces cuando se tiene la
primera mención sobre su existencia; las crónicas musulmanas relatan cómo en la
incursión realizada por Muhammqad ibn Lubb en el año 882, el castillo fue
desmantelado. De aquí en adelante los datos que se hallan en la documentación sobre
esta fortaleza son escasos, cuando no insuficientes para hacerse una idea
aproximada de su posterior evolución. Al no ser un posesión ligada a la
monarquía sino depender de señores locales, son escasos los documentos que se
aproximen al día a día del castillo en esa época. Es por eso que es tan
necesario el poder contrastar con otros yacimientos similares, para llegar a
tener unos resultados fiables y erigir unas teorías que sean cercanas a la realidad
de los pobladores que vivieron en esa época.
El proyecto de investigación promovido pretendía
ratificar los escasos datos históricos disponibles sobre este emplazamiento y
establecer la secuencia cronológica de ocupación del mismo. Sobre este planteamiento el primer año se fijó la
limpieza y documentación de las diferentes zanjas abiertas localizadas en
distintos puntos del pequeño cerro, cuyos resultados finales fueron, sin
ninguna duda, relevantes. Aparte de este trabajo de limpieza de zanjas realizadas
en la actuación del Ayuntamiento, tuvimos la oportunidad de abrir un sondeo en
el promontorio superior de 12 metros de largo por 2 metros de ancho en el que
pudimos documentar detalladamente la estratigrafía que iba a convertirse en
referencia obligatoria en futuras campañas.
Este sondeo realizado por los arqueólogos en el
promontorio fue objeto de un meticuloso trabajo por parte de los profesionales,
debido a la dificultad que entrañaba una terreno revuelto y con tanta acción
antrópica. La retirada de los primeros centímetros de tierra, unos 20
aproximadamente, dejó al descubierto las primeras alineaciones que nos indicaba
la existencia de una estructura y con ello las primeras constataciones
fehacientes del antiguo castillo. De ahí en adelante, el descubrimiento de la
torre circular y la amplia secuencia estratigráfica, hizo que el castillo de Aibar
lograra un sitio dentro de una Historia tangible y musealizable.
ACTUACIÓN
AÑO 2008
La idea de comenzar una pronta musealización de
los hallazgos descubiertos en el promontorio superior hizo que el proyecto
inicial se dividiera entre fases: excavación de los restos de la torre del
homenaje de forma cuadrada, así como la limpieza de la base de la circular,
consolidación de los restos de forma coherente y según se avanzaba con el
proyecto de excavación, la consiguiente musealización y difusión del entorno, dentro
del proyecto de parque urbano al que se iba a someter “El Cerco”.
Tras recibir los pertinentes permisos, así como
las indicaciones de los técnicos arqueólogos de Gobierno de Navarra y su
negativa a la utilización de maquinaria para el trabajo, por motivos de
seguridad con respecto a las estructuras que en la actuación del año 2007
emergieron, procedimos a la extracción manual de tierra.
El objetivo primordial era el hallazgo de la
continuación del tramo de torre cuadrangular , así como reconocer el terreno de
alrededor por si constaba de estructuras anexas que en futuras intervenciones
ya ayudados con maquinaria pudieran verse afectados por el rascado de la pala.
Ya el sondeo realizado el año anterior nos
sirvió de muestra del tipo de estratigrafía que nos encontraríamos. Así como
también nos daba una serie de pistas de en qué situación nos podríamos encontrar
las primeras estructuras del castillo.
El primer paso fue determinar la situación del
sondeo realizado el año anterior y limpiar la parte del muro que habíamos descubierto.
Sin embargo no fue un trabajo sencillo, ya que a los 20 cm que se encontraba en
el año 2007, con la remoción y tapado que hizo la máquina en pos a una
conservación buena de las estructuras, éste muro había sido soterrado bajo un
metro de potencia de relleno.
Vista la dificultad ante la que nos
encontrábamos y la imposibilidad de introducir maquinaria para poder extraer la
escombrera que se encontraba sobre el espacio de trabajo, la decisión que se
tomó fue la de ir siguiendo los muros de la torre meticulosamente, dejando a
ambos lados de la misma 0'50 metros de distancia con los cantiles. En total se abrió
alrededor de unos 36 metros cuadrados de superficie, pudiendo delimitar el
espacio de la torre, así como comprobando el estado de avanzado deterioro del mismo.
Su traza bastante
regular, conserva un metro de longitud
bajo los escombros; sin embargo, su anchura varía desde 0'20 metros de ancho en los lados más deteriorados, hasta los 0'80 metros en los mejor conservados. Fue este factor el que motivó que no prosiguiéramos extrayendo tierra de la parte central, ya que las mismas piedras y tierra que rellenan el espacio interior de la torre, son seguro para su conservación y no desmoronamiento.
Hacia el exterior de la
presente estructura no se pudo identificar ningún anexo, como se preveía que pudiera aparecer.
El material que se
extrajo de la propia excavación
concuerda totalmente con la que
extrajimos el año anterior en el
denominado nivel I. Este nivel
corresponde a un relleno heterogéneo
compuesto por una acumulación de sillares, cascajos de caliza y tierra muy suelta removida que comienza a salir a unos 20 centímetros de la superficie. El conjunto de piezas se compone de cerámicas modernas de uso común: de tipo esmaltado y vidriado que no presentan ninguna información relevante sobre la época en la que nos situaríamos con la torre. Tenemos que sumar a este factor la no extracción de la tierra del interior de la torre por no poder asegurar su consistencia, que seguramente hubiera aportado más materiales de estudio.
A modo de resumen,
puede señalarse que la segunda fase de
la intervención arqueológica
realizada en “el Cerco” ha sido una
fase de transición a lo que respecta a
su futura musealización. Con las acciones llevadas a cabo este año se han
puesto de manifiesto la potencialidad y dificultades que entrañan este yacimiento.
Los importantes niveles de remoción experimentados en el paraje donde se sitúa
el yacimiento han ido alterando y
destruyendo lamentablemente buena parte
de la estructura principal, pero aun
así con lo conservado se puede
efectuar un interesante plan de
recuperación y puesta en valor. Las
futuras intervenciones que se hagan en el mismo tienen que ir dirigidas a la excavación completa del promontorio superior parejo a una acción de consolidación que aseguren totalmente las partes más endebles de la primera torre, manifiestas este año. El programa de consolidación, hecho por aparejadores en colaboración con los arqueólogos, ha de ser el eje que estructure las campañas que en posteriores años se lleven adelante; un eje que determinará las directrices a seguir para su correcta musealización, con un plan viable y provechoso para el patrimonio del municipio.