lunes, 22 de abril de 2013

01.05.01 Arsaos, reflexiones en torno a una ceca indigena en territorio vascon

ARSAOS.
REFLEXIONES HISTÓRICAS, GEOGRÁFICAS Y TIPOLÓGICAS EN
TORNO A UNA CECA INDÍGENA EN TERRITORIO VASCÓN∗

José FERNÁNDEZ GÓMEZ
UNED de Tudela


Pags. 437 a 480 (Edit. J.Andreu, 2009)   
*El presente trabajo se encuadra en las labores de investigación del Grupo de Estudios Avanzados del Departamento de Historia Antigua de la Universidad Nacional de Educación a Distancia-UNED cuya línea de investigación sobre Vascones coordina el Dr. D. Javier Andreu. Desde estas líneas, quisiera dejar constancia de mi gratitud al propio Dr. Andreu, y a la Dra. Blázquez, de la Universidad de Salamanca, que tuvieron a bien leer y revisar el manuscrito original y supervisar el desarrollo del trabajo. Los errores y omisiones que en él figuren son, desde luego, achacables sólo a mi persona.




1.              PLANTEAMIENTO

Seguramente en el antiguo solar de los Vascones (1) -tanto en el que se ha supuesto como su primitivo espacio como en el que debió completarse a raíz de la supuesta y discutida expansión de éstos tras las guerras sertorianas (2) - debieron funcionar los siguientes talleres monetales: alaun, arsaos, arsakos, ba(r)skunes, bentian, iaka, kaiskata, kalakorikos, olkairun, ontikes, segia, tirsos y umanbaate (3). Algunas de ellas por su tipología -alaun, iaka y sekia (4), por ejemplo- y otras por los rasgos del topónimo al que aluden en la leyenda, con raigambre indoeuropea -caso de kaiskata (5), por ejemplo- no debieron formar parte del grupo étnico que denominamos vascón. Sin embargo, las comunidades que acogían sus cuños, debieron pasar a forma parte del territorio vascón a partir de unos procesos históricos de difícil explicación y en los que aquí no entraremos pues son tomados sobradamente en cuenta en otros capítulos del volumen que acoge estas páginas y aun en la conocida bibliografía sobre la cuestión, ya más arriba aludida.

Aunque -como tendremos oportunidad de comprobar en el apartado siguiente-, desde las primeras investigaciones se han propuesto interpretaciones alternativas (6), nos parece -por las razones que oportunamente se esbozarán en estas páginas por más que sea la premisa de la que partimos casi desde el encabezamiento del trabajo- que la ceca de arsaos debió ocupar un espacio indeterminado dentro del territorio vascón. Esa indeterminación de la reducción geográfica del taller afecta también a otras cecas del área como arsakos, ba(r)skunes, bentian, olkairun, ontikes, tirsos y umanbaate (7). Sólo nuevos estudios que recopilen noticias de nuevos hallazgos y tracen un mapa de distribución de la circulación del numerario de dichos talleres permitirá arrojar nuevas luces sobre las posibilidades de ubicación de las mismas, asunto que vamos a tratar aquí respecto de arsaos. Cuestiones como la traducción y transcripción del epígrafe monetal, la ya referida adscripción étnica de la ceca y por lo tanto, su ubicación en espacios geográficos determinados, han sido objeto de atención ya desde la historiografía tradicional. Sin embargo, hasta la fecha, sólo G. Fatás (8) se había ocupado monográficamente de la misma en los años setenta poniendo en relación, además, los testimonios numismáticos con un interesante dato epigráfico sobre el que luego volveremos. Nuestro objetivo, pues, desde estas líneas, es el de contribuir -incluso con algunos datos inéditos que, en cualquier caso, nos parecen representativos- a arrojar nuevas luces sobre la tipología y la geografía de este activo taller monetario atribuido a los Vascones.



2.              HISTORIA DE LAS INVESTIGACIONES

 No es arsaos una ceca especial en lo que respecta al avance y desarrollo de la investigación sobre ella. Al igual que ha sucedido con otras muchas, la historiografía -al ritmo de la aparición de nuevos datos- ha ido arrojando nuevas conclusiones y -en el transcurso del tiempo- también rectificando aquéllas, tanto en los aspectos epigráficos de la leyenda como en la ordenación del monetario o en su supuesta localización, aspectos todos que serán tratados en este estudio. A continuación -y de cara a trazar un estado de la cuestión sobre el asunto- mencionaremos a mecenas, eruditos, coleccionistas, numismáticos e historiadores que -de una forma u otra- han tratado aspectos relacionados con la ceca que nos ocupa. Aún sabiendo que el resultado de muchas de sus investigaciones, aportaciones y propuestas, a día de hoy, son erróneas o están superadas, muchas otras han sido reafirmadas y perviven en nuestros días siendo todavía referentes de consulta en los trabajos de investigación histórico-numismáticos.

Tomando como punto de partida, el interés que -a mediados del siglo XVI- despierta entre los eruditos de la época la interpretación de los caracteres epigráficos “desconocidos” mostrados en las antiguas monedas, tras las primeras obras sobre Historia de España (9) y los primeros apuntes sobre Numismática (10), es inexcusable al erudito zaragozano Antonio Agustín, Arzobispo de Tarragona. En 1587 publica su conocida obra Diálogos de medallas, inscripciones y otras antigüedades, en la que recoge un buen número de monedas españolas (11), “anteriores a los romanos”, según él mismo describe. Aunque en su trabajo no figuran monedas de arsaos -y ya esa ausencia supone un importante dato histórico para la valoración del avance de la investigación sobre nuestra ceca- la importancia de su trabajo científico sobre numismática española -el primero en aquella época y tremendamente bien documentado (12) - merece un breve apunte antes de pasar a la obra de Vicencio Iván de Lastanosa, erudito, coleccionista de antigüedades y monedas, gran promotor de la cultura y autor de varias obras que se publican en el siglo XVII, entre ellas una sobre numismática (13), publicada en el año 1645. En esta obra, se recogen ilustraciones y descripciones de monedas de arsaos, amén de otras de otras cecas -muchas de ellas pertenecientes a su colección- que previamente le habían sido prestadas, donadas y ofrecidas por numerosas personas de su círculo intelectual y numismático para el Museo que describe en este libro. Entre los correspondientes de Lastanosa, como es sabido, figuraron, entre otros, Juan Francisco Andrés de Ustarroz o el jesuita Jerónimo García.

El siglo XVIII no aporta un número mucho mayor de figuras que el citado anteriormente. En este contexto, encontramos a Francisco Pérez Bayer, canónigo y arcediano de Valencia -además de célebre numismático español- que incluye en su obra la lectura de varias leyendas monetales, encontrándose entre ellas la leyenda de arsaos (14), siendo él el primero que trata de leerla aunque la transcribe como orsoes y la atribuye a Urson/Vrso, en la Bética. En esta época, la cuestión del desciframiento de la escritura ibérica y los trabajos que -en este sentido- habían desarrollado diversos eruditos atrajeron a nuestro país importantes estudiosos y numismáticos extranjeros quienes dejaron tras su estela varias obras y ensayos sobre el tema en cuestión. Fue a principios del siglo XIX, cuando el numismático de Florencia, Domenico Sestini, describió una colección de monedas españolas pertenecientes al Conde Herdevar Miguel de Wiczay, entre las que recogía piezas de arsaos (15) incluyendo la ceca en la Tarraconensis y relacionando la Bursada de los Celtíberos. Posteriormente, el gran numismático francés Feliciano de Saulcy publicó en 1840 un ensayo sobre las monedas de España (16) en el que realizaba una descripción de la moneda y del epígrafe que considera celtibérico y hacía un breve recorrido sobre los autores anteriores que habían descrito la ceca de arsaos, inclinándose a pensar que debía identificarse también con la Bursada celtibérica, como había hecho el propio D. Sestini y aun haría más tarde Joseph Gaillard (17), que recogió hasta once piezas de arsaos, entre ellas dos denarios forrados. En el mismo año el insigne miembro de la Academia Española de Arqueología Gustavo Daniel de Lorichs (18) recoge una lámina con trece ilustraciones de piezas de la ceca que nos ocupa -muy representativas y fidedignas para la fecha- pero, sin embargo realiza una descripción muy peregrina, al desmenuzar su leyenda y ponerla en relación con los términos praetor y populus Romanus, carente, lógicamente, de fundamento alguno. En este contexto, en 1857, el abogado y numismático Álvaro Campaner y Fuertes, publica una obra (19), que, lejos de ser un trabajo completo, -como él mismo advierte- intenta plasmar una lista de poblaciones que desde la antigüedad han acuñado moneda en nuestro país. Amén de otras descripciones y comentarios, el epígrafe monetal de la ceca arsaos figura encuadrado como moneda celtibérica junto a un cuadro comparativo de la clasificación dada a las monedas de arsaos y de otras cecas por los principales y más importantes autores que anteriormente se habían ocupado de ellas.

En la misma línea, tenemos a M. Cerdá de Villaresta que recoge en su catálogo (20) una descripción tipológica de las Antiguas monedas autónomas de España -según el mismo describe- agrupadas por cecas. Es en él donde encontramos descritos cinco ejemplares de nuestra ceca, recogiendo sencillamente la adscripción geográfica que hacen del epígrafe autores anteriores. A continuación fue A. Boudard, en su ensayo sobre la numismática ibérica (21) quien adscribió arsaos -literalmente- a los “Bursovonenses”, y, a partir de ahí, erróneamente a la ciudad de “Urso o Ursona”, en la actual Osuna como, intuitivamente, había hecho F. Pérez Bayer.

Interesantes respecto de arsaos fueron los trabajos de Aloïs Heiss (22), discípulo de A. Delgado -cuyas teorías, como es sabido, siguió fielmente, especialmente en cuestiones vinculadas a las leyendas monetales- cuyo principal mérito fue el de adentrarse en la circunscripción geógrafica de las cecas -asunto que aquí trataremos en detalle y que ha sido objeto de estudio de los trabajos más modernos sobre arsaos (23) -, haciendo, además, una lectura correcta del rótulo -al igual que los siguientes autores a partir de él- englobando todas las cecas estudiadas en conventos jurídicos y apuntando que el nombre étnico de la ciudad titular del taller sería arsa o arsae, de localización indeterminada, pero adscrita a los Berones, encuadrados éstos -según él- en el conuentus Cluniensis. Heiss transcribe la leyenda como arsaes y describe cuatro variantes del rótulo epigráfico en bronce y dos en plata. Pocos años después, Antonio Delgado, notable numismático sevillano, recoge en su grandiosa obra (24) la mejor y mayor colección de variedades de monedas abordada hasta entonces, con no exiguas referencias a autores anteriores. Delgado verá similitud de tipo y fábrica -según cita- entre las monedas de bronce de la ceca de arsaos y las de la ceca ba(r)skunes, o las de la Lybia y la Varea de los Berones. El erudito sevillano transcribe el epígrafe como arsahez, y, a partir de ahí, piensa que la raíz arsa podría equivaler a la latina arx, asociada -como es sabido- a fortificaciones o castillos. De esta manera, al compuesto arza-hez, le da el significado “del territorio de los castillos o Castilla” buscando pues la reducción de la ceca en las tierras de Burgos y Logroño que -según cita- es donde más monedas de esta ceca se encuentran. Tras su estela continua su discípulo Jacobo Zóbel de Zangroniz (25), importante figura que introducirá en España los planteamientos metodológicos modernos europeos realizando una lectura correcta de la ceca pero ubicándola en Suessatio, supuesta mansión del Itinerario de Antonino.

La obra de Delgado fue, en cierto modo, completada por la aportación de Celestino Pujol y Camps, historiador y numismático catalán, que publica unos apuntes (26) con la intención de incrementar el número de datos de piezas de la Hispania Citerior respecto de las que habían sido recogidas por A. Delgado. Aunque incluye una acuñación de la ceca de arsakos(on), describe dos divisores inéditos en la obra de A. Delgado, siguiendo la misma ordenación que éste, aunque para la circunscripción geográfica, sigue los pasos de Zobel y encuadra la ceca de arsaos en “Iruña?-Distrito Pompelonense”.

En 1891, el erudito Álvaro Campaner y Fuertes, publica un nuevo manual (27) -dividido en dos partes- que en cualquier caso, debe considerarse una segunda edición corregida y aumentada de su primera obra (28). Es en la primera parte -consagrada a la numismática antigua- donde describe las monedas con inscripciones ibéricas, incluyendo hasta seis variantes de la leyenda monetal arsaos -algunas no recogidas hasta entonces- y mostrando un cuadro comparativo de propuestas de ubicación para la ceca según los autores de las grandes obras de epigrafía y numismática publicadas en el lapso que medió entre los dos trabajos (29).

Como no podía ser de otro modo, cierra las investigación del siglo XIX el gran Emil Hübner, filólogo y grandioso epigrafista alemán que, recibido y ayudado en sus viajes arqueológicos y epigráficos a España -entre muchos otros- por A. Delgado publica posteriormente sus Monumenta (30). Es en esta obra, en el apartado de monedas, donde incluye la ceca de arsaos en la regio Pompaelonensis por las afinidades que sus monedas exhiben con las del entorno, describiendo un importantísimo número de variantes en sus epígrafes a través de las obras que los anteriores autores habían apuntado.

En el siglo XX, y debido al auge que comenzó a tomar el coleccionismo desde mediados de dicha centuria, no sólo encontramos multitud de trabajos de Numismática sino también ven la luz importantes fondos numismáticos, especialmente numerosos monetarios de renombradas instituciones y de colecciones privadas que, a través de catálogos, son puestos ahora a disposición de la investigación que -al margen del coleccionismo y desde un punto de vista científico- se ocupó en este siglo y de manera más profunda sobre la cuestión de las antiguas cecas hispanas. De este modo y tras varios años sin una obra de la envergadura de la ya referida de Antonio Delgado, encontramos la monumental propuesta editorial de Antonio Vives y Escudero (31) que estudia la moneda acuñada en la Península Ibérica en la edad antigua en dos volúmenes. Apartándose de los sistemas de clasificación que presentaban las anteriores obras de carácter general y desde la visión más pura de la numismática establece una clasificación para la moneda en emisiones, formando de esta manera un manual, -que no un corpus, según él mismo precisa (32)- figurando en el segundo volumen (33) un número importante de fotografías de las monedas descritas anteriormente. En lo que hace referencia a la ceca de arsaos -de la que cita que hay infinidad de variedades- reproduce un ensayo con catorce monedas, distribuidas en siete emisiones, en el que incluye fotografías y realiza comentarios pendientes de una posterior corrección, ante una futura y nueva aportación de datos.

En 1931, George F. Hill, publica su obra sobre numismática de la Citerior (34). En ella incluye la ceca de arsaos en la Hispania Citerior, la relaciona con Arsa y la regio Pompaelonensis, dándole una ubicación indeterminada. Incluye importante material gráfico y realiza un recorrido de las aportaciones más importantes que autores anteriores hicieron al respecto. Posteriormente, Felipe Mateu y Llopis, a partir de 1940 empieza a recoger y publicar su extensa serie de Hallazgos monetarios y tesorillos (35), que dura hasta aproximadamente el tercer cuarto del siglo XX. Ubica la ceca de arsaos no lejos de Pamplona (36) e incluso hacia el Oeste de ésta y recoge gran número de hallazgos de la ceca de arsaos en diferentes puntos de la geografía española que más adelante incluiremos en el capítulo correspondiente y que -como es de suponer- han servido a autores posteriores para realizar estudios basados en la circulación monetaria.

A comienzos de los cincuenta Pío Beltrán (37) incluye en el apartado de las Cecas Pirenaicas la ceca que nos ocupa, poniéndola en relación con la ciudad de Arsa y con las cecas que acuñaron con la sigla o-n en los anversos. Este mismo año, es Jose de Yriarte (38) quien, haciendo uso de su colección monetaria, realiza una aportación de monedas y variantes de la ceca dentro de la moneda hispánica. Tomando como referencia la obra de A. Vives y en el capítulo que recoge sobre la ceca de arsaos, describe tres variantes de denarios, que aquél no había registrado en su obra.

Las dos siguientes décadas son muy prolíficas en cuanto a publicación de trabajos se refiere con enfoques y estudios que en la mayoría de los casos, enriquecen muy favorablemente el conocimiento sobre la ceca. Comenzamos con el trabajo del importante numismático Octavio Gil Farrés (39) que pretendió presentar una sinopsis histórica de la moneda antigua de España a partir de las características propias de cada moneda y apartándose del aspecto geográfico, enfoque que fundamentalmente realizaban estudios anteriores. Sin asignar a arsaos ubicación conocida, realiza un estudio de las características que figuran en las acuñaciones -agrupándolas por peinados y describiendo como cabeza de Hércules la figura que se reproduce en el anverso, por ejemplo- y posteriormente las llega a agrupar en series. Más interesante -y valido a día de hoy- es el trabajo de Ricardo Martín Valls (40) que, enfocado desde la óptica de la circulación y la dispersión monetaria, nos proporciona abundante información sobre hallazgos y, con ello, otorga una visión espacial de la circulación del numerario de las diferentes cecas descritas y, en nuestro caso, también de la ceca de arsaos.

El epigrafista y numismático, Joaquín Mª. de Navascués, realiza poco después un conocido catálogo (41) que incluye la sistematización y descripción del importantísimo monetario que acoge el Museo Arqueológico Nacional. De este modo queda registrado el mayor numerario de la ceca de arsaos existente hasta la fecha, compuesto de treinta y un denarios y treinta bronces.

A.M. Guadán, en el año 1969 consagra un estudio a la numismática ibérica e ibero-romana (42), y se refiere en él a la ceca de arsaos indicando la amplia variedad de denarios que acuña y apuntando que su arte remite a una cierta influencia “gala o al menos céltica” -según cita- aportando fotos y haciendo referencia al peinado que portan los anversos como ejemplo, además de advirtiendo que los delfines cambian por arados en los ases.

Importantísimo trabajo es el llevado a cabo por el gran estudioso de las lenguas paleohispánicas J. Unterman (43). Realizando un estudio completo de las cecas ibéricas describe las distintas acuñaciones de la ceca de arsaos. Apunta a partir de los hallazgos -descritos en un cuadro con bibliografía- y del arma que aparece en sus acuñaciones que dicha ceca debe buscarse en el Norte y por las cercanías de Pamplona. Es sólo un año después, cuando en 1976, Guillermo Fatás, publica el único estudio monográfico (44) sobre la localización de la ceca de arsaos al que ya varias veces nos hemos referido. Teniendo en cuenta, la documentación de una inscripción sepulcral en Sofuentes -sobre la que más tarde volveremos (Fig. 6)- que el autor zaragozano pone en relación con las gentes de arsaos, y estudiando la dispersión monetal de la ceca y la presencia epigráfica de los caracteres o-n al igual que en otras cecas (45) -a espera de que futuros trabajos arqueológicos revelaran nuevos materiales e iluminaran nuevas hipótesis- plantea una supuesta ubicación del taller de arsaos en la zona de las comarcas navarroaragonesas de Sangüesa y Sos del Rey Católico propuesta que, nos parece, podrá encontrar refrendo en algunos de los novedosos datos que aportamos en estas páginas.

Tras este notable trabajo con un validísimo aporte para la localización de la ceca, 1979, es, sin duda, un año clave en la historiografía sobre Numismática hispánica en general y sobre las cecas del Ebro Medio en particular. Es entonces cuando se publica la conocida obra (46) de A. Domínguez, desde entonces referencia obligada. Dicho trabajo aborda -a partir de un importante conjunto de numerario de cada ceca- el estudio arqueológico-numismático de las monedas acuñadas por veintidós talleres pertenecientes al Valle del Ebro. Incluye la descripción de las diferentes leyendas y sus múltiples variantes epigráficas, una ordenación del monetario con metrología incluida y un extraordinario capítulo dedicado a los hallazgos, capítulo que nos proporciona una visión espacial de la circulación monetaria ibérica en la Península, siendo importantísimo el aporte global que se hace sobre la ceca de arsaos. A comienzos de los años ochenta es preciso de nuevo citar a A. M. Guadán (47), esta vez, con un catálogo -diferente a su obra anterior- destinado al mundo del coleccionism -muy en auge a partir de la segunda mitad de este siglo- y que incluye la ceca de arsaos en el “Grupo Pirenaico”, recogiendo fotos y descripción de denarios y ases. Guadán sitúa el comienzo de las emisiones de nuestra ceca entre el 133 a. C y la época de Augusto y sin dar a la ceca localización determinada la incluye en un mapa junto con la de ba(r)skunes en la zona Norte de la actual Navarra. Puede decirse que su estela la seguirán, por ejemplo, los trabajos de F. Álvarez Burgos, que publica en 1982 un catálogo (48) -también orientado al mundo numismático y del coleccionismo- destinado a la clasificación de las acuñaciones hispánicas en la Edad Antigua, donde encontramos referencias a las piezas arsaos con dibujos muy representativos de las monedas, descripción y precios orientativos. Ha de pasar más de una década para que en 1994 sea cuando vea la luz el insustituible corpus (49) de Leandre Villaronga. Este investigador y referente numismático de este siglo, clasifica las monedas y las ubica cronológica e históricamente.

Agrupadas por regiones -según su propia terminología- encontramos la ceca de arsaos incluida en los Vascones, figurando un total de veinticuatro acuñaciones, encuadradas en emisiones divididas cronológicamente en tres períodos, con descripción de cada una de ellas y acompañado todo de un repertorio de las inscripciones en todas sus variantes. Un año después este mismo autor publica un libro (50) en el que recoge un estudio y catalogación -ésta última no difiere de su anterior Corpus- específicamente sobre denarios y quinarios. En cuanto a los denarios de la ceca de arsaos, la principal aportación del trabajo aquí comentado se centra en el aspecto metrológico de esta ceca y en la propuesta de una fecha en la segunda mitad del II a. C. para el inicio de la actividad. También apuesta por una localización en Navarra, según los hallazgos y tipología de sus emisiones. Finaliza asignando una hipotética estimación de fabricación -de noventa cuños- para esta ceca. Dos años más tarde, en 1997, Esteban Collantes (51) asigna a arsaos una ubicación indeterminada en Navarra-Huesca, con preferencia a los “Bascones” -según cita- y con un arte de acuñación que describe como muy peculiar en relación con el resto de emisiones del Alto Valle del Ebro o de Celtiberia, describiendo su arte como expresión típica del barroquismo geométrico de los Celtas. Diferente -respecto de lo visto hasta la fecha- resulta la descripción que realiza del arma que porta el jinete identificándola con una jabalina. Pocos años después, María Ruiz Trapero será la encargada de realizar un catálogo de Moneda Hispánica (52) a partir de los fondos numismáticos del monetario del Instituto de Valencia de Don Juan donde figura un amplio numerario, compuesto de treinta piezas de la ceca arsaos. En el mismo año, la Real Academia de la Historia presenta un catálogo de Moneda Hispánica (53) procedente del Gabinete de Antigüedades -que, como es sabido, venía recogiendo donaciones de diversa índole desde 1751- elaborado por Pere Pau Ripollés y Juan Manuel Abascal. Encontramos quince acuñaciones de la ceca de arsaos, que sumándolas a las aportadas por las diferentes colecciones que ven la luz a lo largo de este siglo, forman un importante numerario, que permite su estudio desde cualquier campo de la investigación.

Los grandes avances tecnológicos que se producen en este siglo, hacen que se incorpore a la investigación el concurso de internet, excelente medio de trabajo, investigación y consulta general para multitud de estudios histórico-científicos. Así, a finales de este siglo encontramos ya un portal dedicado a la moneda antigua (54) que registra una base de datos con la mayor cantidad de denarios de la ceca de arsaos conocida hasta la fecha. Recoge más de cincuenta denarios de la ceca procedentes de colecciones particulares y de subastas numismáticas nacionales e internacionales.

El siglo XXI se ha abierto con la completísima obra de Mª Paz García- Bellido y Cruces Blázquez (55). Trabajo extraordinario y sin precedentes, que consta de dos volúmenes, presenta un estudio global, detallado y minucioso de la historia de la moneda hispánica acuñada en la antigüedad y de sus cecas. La descripción pormenorizada de la ceca de arsaos, incluye: adscripción al grupo étnico berón-vascón; mantenimiento para ella de una localización indeterminada; análisis de la cronología de sus emisiones; y detalle de la circulación monetaria. Según estas investigadoras, desde un punto de vista toponímico, arsaos guarda una fuerte similitud con arsakoson, arse y arsa. Apuntan, además, que la ceca ofrece una metrología y tipología céltico-berona. Se trata, pues, de todo un extraordinario balance sobre la investigación de la ceca en cuestión, avance sobre el que la propia C. Blázquez vuelve en este mismo volumen que el lector tien en sus manos. Pocos años después, vemos publicados, a través del trabajo de Pere Pau Ripolles (56), los fondos numismáticos de la Bibliothèque Nationale de France. En ella encontramos quince ejemplares de la ceca de arsaos, muchos de los cuales desde el siglo XIX sirvieron de referencia como base de consulta y estudio en diferentes Corpora citados anteriormente (57).



3.              ASPECTOS DE TIPOLOGÍA Y SERIES

La ceca de arsaos utiliza la iconografía que se repite en las acuñaciones indígenas de la Citerior concretada en cabeza varonil y jinete (58). Por la tipología de sus emisiones -y tal como se ha visto hasta aquí- fue descrita con fuerte influencia gala o céltica (59) pero más tarde ha sido encuadrada en el tipo denominado vascón (60), aunque a día de hoy -como hemos visto más arriba y hasta se tratará en otras páginas de este mismo libro- otros autores la definen como perteneciente a un grupo céltibo-berón (61). Esa revisión de la cuestión parte de la descripción (62) e interpretación del estilo y de los adornos que figuran en el tipo del anverso de las emisiones que se acuñan a principios de la segunda mitad del siglo II a.C.(63) amén del arma que porta el jinete en el reverso y que se mantiene en toda la acuñación. Sea cual sea su tipología, es evidente que por lo dicho hasta ahora y por lo que el lector descubrirá más adelante, la ceca debió operar en el solar que las fuentes antiguas atribuyen a los Vascones.

Es evidente que la ceca la de arsaos tuvo una acuñación muy prolífica con amplia variedad de valores: ases, semises, cuadrantes y denarios. Este importante numerario describe una tipología bien característica que a continuación pasamos a describir sin ánimo de exhaustividad pues ello excedería los límites de este trabajo, más centrado en cuestiones geográficas, historiográficas y de reducción de la ceca y, por tanto, de circulación monetaria.



1)               ASES
Se puede observar en el anverso una cabeza barbada mirando a la derecha, acompañada en toda la serie por dos símbolos, descritos como arado y delfín. El primero se localiza tras la cabeza y el segundo, delante de ésta. En el reverso, encontramos un jinete a caballo, portando un arma -descrita más adelante - y debajo la leyenda ibérica . Característica reseñable en una emisión perteneciente a la segunda mitad del siglo II a.C.,  es la incorporación de los signos (64) en el anverso y delante del cuello de la cabeza barbada, que permite relacionar la ceca de arsaos con otras cecas (65) que también utilizan signos idénticos.

2) SEMISES
En esta escasa y rara emisión (66) -es de la que menos ejemplares se conocen- encontramos en el anverso una cabeza viril imberbe y una estrella de cinco puntas tras el cuello. En el reverso, por su parte, aparece un caballo galopando a derecha y debajo la inscripción ibérica .

3) CUADRANTES
En esta emisión se presentan dos tipos bien diferenciados según su anverso y la leyenda monetal que recoge el reverso: una primera con cabeza barbada a derecha y con arado detrás y delfín delante mientras en el reverso encontramos caballo galopando a la derecha con dos símbolos descritos como creciente y estrella en su interior (67). Debajo se recoge la inscripción ibérica  -leyenda que, nos parece, se describe incompleta o erróneamente en los diferentes corpora al uso hasta la fecha- y no  -salvo posibles enlaces de cuños desconocidos hasta la fecha- como se recoge en las demás acuñaciones de toda la serie de esta ceca. La segunda acuñación reproduce en el anverso una cabeza viril imberbe -en este caso- a derecha pero sin símbolos. En el reverso, vemos al igual que en el cuadrante descrito anteriormente, un caballo a la derecha galopando, y encima de éste, creciente y estrella en su interior. Debajo del caballo, figura la inscripción ibérica .

4) DENARIOS
En todas las acuñaciones que emite esta ceca en plata, encontramos la misma descripción que figura en el apartado de los ases. Salvo en una serie (68) -en la que bajo el cuello de la cabeza barbada figura el signo ibérico  y que pudiera ser forrada- encontramos una amplia variedad de tipos en los cuños de anverso como ya observó L. Villaronga (69). Cabe también reseñar la existencia de denarios forrados en esta ceca -como se vió recogidos ya por la historiografía desde época muy temprana (70) - sin haber sido hasta el momento, objeto de estudio alguno.

Característica común y reseñable en la acuñación de toda la serie de la ceca de arsaos es el arma que porta el jinete. Arma que no se representa en ninguna otra ceca conocida y que tampoco cambia a lo largo de toda su acuñación, a diferencia de otras cecas como la vascona bentian y la berona uarakos que hizo proponer en su día, interesantes interpretaciones históricas (71), hoy en día corregidas (72), gracias a los estudios de nuevos materiales aportados. Este arma -que ha sido descrita de muy diferentes formas desde las primeras investigaciones (73) - no ha sido objeto de ningún estudio monográfico como lo han sido otras (74) debido probablemente a que los hallazgos arqueológicos no han aportado materiales que permitan identificación con ella, llegando a nuestros días a describirse con el nombre de cateia (75) y bipenne (76) o como doble hacha. Esta peculiar arma, ha sido encuadrada por algunos autores en la categoría de las armas “exóticas (77)”, pero sin embargo, también se la ha comparado con la que muestran algunas acuñaciones romanas como las de P. Carisius en Emerita (78), o los ases de la ceca de Balleia (79).

El epígrafe reproducido en el reverso de las acuñaciones de esta ceca se repite en toda la serie monetal a excepción del cuadrante barbado descrito anteriormente. Característica reseñable son -igualmente- las diferentes formas que adopta la grafía en las  y  (R y S), describiendo numerosas variantes epigráficas (80) que se ubican en el reverso de la moneda, entre dos líneas, bajo línea, sobre línea y al aire.



5) REACUÑACIÓN, CONTRAMARCAS Y MONEDAS PARTIDAS

Hasta el momento, no podemos describir en la ceca de arsaos ningún caso de reacuñación ya que no figura ningún ejemplar en toda la bibliografía consultada ni en ninguna de las múltiples colecciones estudiadas (81), característica sí documentada en otros talleres (82). Sin embargo, sí podemos constatar una moneda contramarcada inédita. No figurando ningún ejemplar ni en la amplia bibliografía (83) consultada ni en ninguna de las colecciones públicas a las que hemos tenido acceso, sin embargo, el análisis de una colección privada nos ha permitido estudiar un ejemplar portando esta peculiaridad (84). Se trata de un denario en el que figura como contramarca un círculo bajo la oreja y en la zona barbada de la cabeza varonil del anverso. Por último, no podemos aplicar a esta ceca, las conclusiones aportadas tras los estudios sobre los hallazgos de monedas partidas (85), debido al desconocimiento de ejemplares que registran esta característica, al menos hasta el momento.

Peculiaridad importante por su carácter extraordinario y por la información que nos permite intuir es la existencia de un denario híbrido (86) -hoy en día en colección particular- perteneciente a esta ceca. Aunque ya se describió en su día otro denario híbrido (87) -con características diferentes a éste- el ejemplar que nos ocupa reproduce un anverso correspondiente al tipo que figura en las acuñaciones de la ceca de arsaos, donde observamos una cabeza barbada con su correspondiente arado y delfín, y en el reverso un caballo y jinete portando espada, con leyenda , perteneciente a la ceca de ba(r)skunes
Esta pieza (Fig. 1), que ve aquí la luz, pone en relación los talleres de las cecas anteriormente citadas en un momento histórico determinado, pudiendo barajarse para su fabricación las posibilidades -ya clásicas y bien conocidas- que aportó en su día M. P. García-Bellido (88), aunque también queremos apuntar que cabe la posibilidad de que bien pudiera corresponder a una acuñación no oficial. En cualquier caso, deberán ser nuevas aportaciones y un futuro estudio en profundidad de esta acuñación, el que podrá aseverar dichas justificaciones o aportar nuevas hipótesis histórico-numismáticas que justifiquen la existencia de esta acuñación.

La información que aportan los tesorillos y hallazgos en contexto arqueológico que contienen numerario de la ceca -y que luego serán abordados respecto del asunto de la circulación monetaria- indican que las primeras acuñaciones de arsaos deben fecharse antes del 133 a. C., hacia la primera mitad -por tanto- del siglo II a. C. Esto es debido a la aparición de importante numerario en los campamentos de Escipión en Numancia. La emisión monetal de la ceca acaba tras las guerras sertorianas, pudiendo clasificarse las últimas emisiones en el primer cuarto del siglo I a. C. Aunque se supone que la ceca de arsaos pudo iniciar sus acuñaciones en una cronología anterior a la expuesta anteriormente, nuevas y futuras aportaciones en los contextos citados podrán lanzar aclaraciones al respecto sobre el comienzo y final de fecha en que aquéllas se produjeron.



4. HALLAZGOS Y CIRCULACIÓN
Elemento clave en la actualización de la ceca de arsaos que aquí proponemos es el del estudio de la circulación de su numerario. Aunque esta cuestión haya sido tratada ya tanto en el estudio monográfico obra de G. Fatás (89) como en algunos de los corpora numismáticos al uso (90), procedemos aquí a ofrecer una actualización del inventario de hallazgos deteniéndonos tanto en los de piezas de plata como en los de bronce. Para la mejor comprensión de las referidas noticias las agruparemos -como viene siendo habitual en la investigación- en tesorillos, hallazgos contextualizados en excavación arqueológica y hallazgos sueltos, siendo en el primer grupo, en el que se han producido algunas novedades reseñables que, como venimos adelantando, tal vez puedan estar arrojando datos concluyentes sobre la reducción geográfica de la ceca que centra esta investigación.
...........
(En original describe en texto hallazgos, circulación, y bibliografía; resumimos en tabla solo arsaos).


TABLA (I, II y III juntas): TESORILLOS  -  CONTENIENDO PIEZAS DE ARSAOS


Provincia
Localidad
Yacimiento/Fecha
Tot.piezas
Denarios
 Arsaos
ANDALUCÍA




Cadiz
Bornos
Carissa Aurelia (1920)
77
2
Córdoba
Almadenes(Pzbl)
Cerro del Peñón (1925)
200
1
Córdoba
Montoro
Azuel-Villa del Río (1874)
¿?
1
Córdoba
Córdoba
Marrubiales de Cordoba (1916)
¿?
1
Jaén
Torres
Torres o Cazlona (1618)
683
1
Jaén
Villacarrillo
Mogón II (1914)
>1000
1
ARAGóN




Huesca
Alerre


1 as
Huesca
Bolea


1d.2as
Zaragoza
Alagón
La Codera (1970)
125
26
Zaragoza
Borja
Borja (antes de 1949)
¿?
10-14
Zaragoza
Calatayud
Despobl. Valdeherrera (ant1980)
Muchas
2d.2as
Zaragoza
Ejea Caballeros
Obras Casco Viejo

1 as
Zaragoza
Monreal dAriza
Arcobriga

1 as
Zaragoza
Tarazona
Camino de Bulbuente (1828)
183
8
Zaragoza
Vera dMoncayo

5
1
CASTILLAlaMANCHA




Ciudad Real
Almadenejos
Finca de las Navas (1976)
2xx
1
Cuenca
Motilla Palancar


1 as
CASTILLA LEON




Burgos
Peñalba Castro
Clunia

1 as
Burgos
Roa
Plaza Mayor (1947)
138
3
Burgos
StoDomingo Silos


1 as
León
Astorga
Astorga

2d.1as
León
Villasabariego
Lancia

1d.1as
León
Peranzanes
Castro Chano I
17
1
Palencia
Osorno
Osorno

1
Palencia
Palencia
Cerro de la Miranda (1947)
12
1
Palencia
Palenzuela
Altozano de San Martín (1945)
2636
106+2as
Palencia
Palencia
Obras Convento Filipenses (1956)
42
1
Salamanca
Salamanca
Obras catedral c/Libreros(1973)
32
2
Soria
Burgo de Osma
Uxama

5d.1as
Soria
Garray
Numancia-Campto.Peña Redonda

5 ases
Soria
Garray
Numancia-Campto.Valdevorrón

9 ases
Soria
Renieblas
Numancia-Campto.Renieblas

1 as
Soria
Retortillo
Inmediaciones de Ermita
X
X
Soria
Soria
Camino de los Ruyales

1d.1as
Valladolid
Padilla dDuero
Poblado de las Quintanas (1968)
150
3
Valladolid
Padilla dDuero
Poblado de las Quintanas (1984)
17
3
Soria
Soria
Camino de los Royales

1
Zamora
Arrabalde
Castro de las Labradas (1980)
19
2
CATALUÑA




Barcelona
Badalona


1 as
Gerona
Llivia
Inmediaciones iglesia

1 as
EXTREMADURA-Caceres
Botija (Caceres)
Castro Villasviejas de Tamuja
Muchas
1 as
LA RIOJA




La Rioja
Calahorra
Calagurris-La Clínica (1983)

2 ases
La Rioja
Inestrillas
Contrebia Leukade (antes 1942)

1 as
La Rioja
Nájera
Plantación Forestal (1993)
219
6
NAVARRA




Navarra
Echauri
Termino de Echauri

1 as
Navarra
Fitero
Ormiñen

4 ases
Navarra
Viana
La Custodia
Muchas
1d.2as
Navarra
Sangüesa
El Sasillo (Finales s.XX)
41
41
Navarra
Santacara
Cara

4 ases
PAIS VASCO




Vizcaya
Larrabetzu
Monte Lejarza (1777)
148
1
EUROPA




Francia
Barcus
Granja de la casa Ezpilla
1800
33
Portugal
Fundäo
Alcaide
¿?
1




Tras esta recopilación de hallazgos conteniendo monedas de la ceca en cuestión y analizando el mapa que la dispersión monetaria refleja (Figs. 3-5), puede verse que -como se venía señalando tradicionalmente (177) pero ahora más evidencias- la mayor concentración de numerario de arsaos se produce en la zona Norte peninsular, correspondiente a los actuales territorios de Navarra, Aragón, el área oriental de Castilla-León -en torno a Soria- y muy discretamente también La Rioja. Dicha dispersión cuenta con un eje fundamental, el río Ebro, de demostrada actividad comercial en la época y, más hacia el Oeste, con un segundo eje fundamental en la movilidad del numerario como fue el Duero. Aunque hacia occidente la dispersión del numerario -si descontamos el importantísimo hallazgo de Palenzuela - es menor, sin duda el Duero jugó en ello un papel fundamental. Además, dichos territorios, como es sabido, fueron testigos de ininterrumpidas guerras -principalmente celtibéricas y sertorianas, sobre las que huelga abundar aquí en más detalles- en las que la moneda pudo servir perfectamente, como medio de pago a las tropas. Por su parte, la, por otra parte, muchísimo menor -y casi residual- circulación de piezas de arsaos constatada en el Sur peninsular debería ponerse en relación con la intensa actividad minera de la zona y con un supuesto desplazamiento migratorio de gentes que recalaran en dicha área (178). Todo ello, por tanto, subraya los patrones ya conocidos para la dispersión -eminentemente septentrional- de las piezas del taller aquí estudiado y refuerza, si cabe, algunos de los planteamientos que haremos en las próximas páginas respecto del carácter y ubicación de la ceca.


5.PROPUESTA DE UBICACIÓN

Una vez recopilado todo el material disponible respecto de la ceca que centra estas páginas, es éste lugar para detenernos -siquiera someramente- sobre la cuestión de la posible ubicación del taller propietario del cuño con rótulo arsaos que venimos estudiando. Precisamente ésta ha sido una cuestión que ha ocupado la atención del único estudio monográfico sobre la ceca publicado hasta la fecha y ya antes citado, el de G. Fatás (179).

Al margen de reducciones totalmente arriesgadas y sin fundamento alguno como la de A. Delgado -que, como anotamos, buscó nuestra ceca por el área castellana a partir de una falsa etimología arsaos=arx (180) - hay una primera evidencia que no debe ser desdeñada y de la que ya llamaron la atención en su día tanto E. Hübner, como J. Untermann o L. Villaronga y es la vinculación de esta ceca al ámbito vascón, a la regio Pompaelonensis, como la denominó el primero de ellos y su circulación, circunscrita, como se habrá visto, a una amplia banda más o menos coincidente con los valles del Ebro y Duero, fundamentalmente. Esa vinculación -que se sustenta sobre criterios tipológicos que nos parecen sólidos y sobre los que se vuelve en otro capítulo de este volumen- es, de hecho, y como ha habrá quedado claro, la que justifica la atención prestada a arsaos en este trabajo consagrado al estudio de los Vascones antiguos.

Partiendo de esta premisa -que nos parece suficientemente consolidada- ha de ser en el territorio de esta antigua etnia, en el que deba buscarse el solar de la ceca que nos ocupa sin desdeñar la posibilidad -ya planteada en otras cecas vasconas- de posibles talleres móviles (181), opción muy a tener en cuenta tras el denario híbrido ya antes descrito (Fig. 1) y a la espera, desde luego, de que el ritmo de nuevos hallazgos sancione o deseche la hipótesis que aquí planteamos. Tradicionalmente, la cuestión tipológica y la presencia de notables conjuntos y tesorillos con moneda de arsaos en el entorno del área vascona han sido los dos argumentos fundamentales sobre los que se han sustentado las propuestas de reducción más solventes. G. Fatás, sin embargo, añadió un tercer elemento en la ecuación que nos parece no debe ser pasado por alto y es el de la constatación en la localidad zaragozana de Sofuentes, -en una inscripción de época alto-imperial reutilizada en el dintel de puerta de una vivienda de la localidad (AE, 1977, 476: Fig. 6)- de un individuo que hace constar su origo como Arsitanus y que no parece deba relacionarse con la ibérica Arse en tanto que ya en época temprana, los habitantes de dicha comunidad se denominan a sí mismos como Saguntini (182).
Fig. 6. AE, 1977, 476 de Sofuentes (Zaragoza), con mención de un Arsitanus


A nuestro juicio, este dato cobra un relieve especial si tenemos en cuenta un elemento aportado más arriba al hilo de la cuestión de la circulación. Se trata del hallazgo -en el transcurso de labores agrícolas y en los últimos diez años- en el área de El Sasillo -en Sangüesa (Navarra)- de un tesorillo -ya disperso en el mercado de Antigüedades- de, al menos, cuarenta y un denarios de arsaos, flor de cuño muchos de ellos y en un conjunto carente de pieza alguna procedente de otra ceca (Fig. 2).
Tal concentración de moneda sin desgaste invita a seguir buscando por la zona de las Altas Cinco Villas de Aragón/comarca de Sangüesa el taller de la ceca. Esta hipótesis encuentra, además refrendo en varias realidades históricas y arqueológicas que, a nuestro juicio, no deben ser pasadas por alto y en las que, quizás, hasta la fecha, no se había detenido suficientemente la investigación. Por un lado, no debe olvidarse que la zona en cuestión -como documentan asentamientos de tipo campamental como el de Los Cascajos (183) o, especialmente, la noticia del asedio de la Suessetana Corbio por Aulo Terencio en el 184 a. C. (184), comunidad tradicionalmente buscada en las Altas Cinco Villas- fue neurálgica en los inicios de la conquista por parte de Roma, tesitura ésta que debió, desde luego, tener mucho que ver -como es sabido- con la puesta en marcha de los talleres de acuñación (185). En segundo lugar, los bien documentados trabajos de J. Armendáriz (186) y de J. C. Labeaga1 (87) arrojan una notable concentración de poblados del Hierro II en la zona comprendida entre el Gállego, el Aragón y el Onsella que bien pudieron custodiar el cuño de arsaos.

Más aun, y si asumimos la ecuación arsaos/Arsitanus -en referencia a la citada inscripción de Sofuentes- es evidente que la ceca en cuestión debió tener cierta vida -tanto como taller de acuñación, como en su calidad de ciudad- en época imperial romana dado que la mención de origo deja pocas márgenes a la improvisación étnica y trasluce, como es sabido, una realidad de tipo netamente jurídico (188). Es por ello que los hallazgos arqueológicos de época romana en la zona también deben ser tomados en cuenta a la hora de alimentar la propuesta de reducción que aquí ofrecemos.

En ese sentido, y si puede descartarse Sofuentes en tanto que la mención de origo parece más lógico que se haga lejos del lugar al que remite, tal vez el enclave de Campo Real -entre los términos municipales de las actuales Sos del Rey Católico y Sangüesa, donde ya la fotografía aérea estudiada por A. Marcos Pous y A. Castiella (189) en los años setenta y recientes trabajos realizados por un equipo de la UNED (190) han llamado la atención de la más que posible existencia de una ciudad, con una trama urbana ortogonal demasiado próxima al lugar del hallazgo del tesorillo arriba referido- ofrezca las condiciones mejores para pensar en la existencia de una ciudad antigua -indígena pero luego plenamente romanizada- que bien pudo albergar los cuños de arsaos. Así, entre el área de Campo Real y la de El Sasillo -partida de la que procede el tesorillo arriba anotado- apenas median 2,5 kilómetros de distancia en línea recta. Además, se tiene noticia -debidamente documentada por el reciente trabajo ya citado firmado por J. Andreu, J. Armendáriz, P. Ozcáriz, M. García-Barberena y Á. A. Jordán (191)- del hallazgo en los años treinta de un notable e indeterminado lote de monedas -hispano-latinas e indígenas- en la zona de Campo Real, lote del que, lamentablemente, se desconoce su composición y que ha de darse, pues, por perdido y para el que no sería aventurado pensar en alguna pieza de arsaos. Todo ello permite apuntar -si cabe con más intensidad- a la zona arriba referida como posible ubicación del taller monetal que hemos estudiado monográficamente hasta aquí. Somos conscientes de que se trata, sencillamente, de una hipótesis de trabajo que, aunque nos parece refrendada por la información arqueológica, epigráfica y, desde luego, también numismática, sólo los avances en la investigación en cada uno de dichos campos -deseables, desde luego, para el yacimiento de Campo Real- podrán esclarecer en su justa medida.

 Fig.3 Mapa de hallazgos con numerarios de arsaos

 Fig.4 Mapa de hallazgos en contexto arqueológico con numerarios de arsaos

Fig.5 Mapa de hallazgos esporádicos con numerarios de arsaos


Notas: (y bibliografía)
1 Mª J. PERÉX, Los Vascones (El poblamiento en época romana), Pamplona 1986, con las matizaciones trazadas al respecto por J. ANDREU, Ciudad y territorio en el solar de los Vascones en época romana, en: J. ANDREU (ed.), Navarra en la Antigüedad. Propuesta de Actualización, Pamplona 2006, 224-227; por Á. A. JORDÁN, La expansión vascónica en época republicana: reflexiones en torno a los límites geográficos de los Vascones, en: J. ANDREU, (ed.), Navarra en..., 81-110; y, recientemente, por E. CANTÓN, Sobre la expansión vascona en las fuentes literarias, Veleia 22, 2005, 129-141.
2 Puede verse el clásico planteamiento de G. FATÁS, Aproximación al estudio de la expansión vascona en los siglos II y I antes de Cristo, ED 20, 1972, 383-390, después resumida por Mª J. PERÉX, Los Vascones..., 63 y con un planteamiento crítico en Á. A. JORDÁN, La expansión vascónica…, 109; E. CANTÓN, Sobre la expansión…, 140-141 y, muy recientemnte, en J. ANDREU y A. A. JORDÁN, Reflexiones en torno a las fuentes literarias sobre los Vascones en la Antigüedad, Lucentum 26, 2007, 233-252 al margen de en algunas de las contribuciones de este volumen.
3 J. UNTERMANN, Monumenta Linguarum Hispanicarum I. Die Münzlegenden, Wiesbaden 1975, A. 37 (arsaos), A. 36 (arsakos), A. 38 (ba(r)skunes), A. 39 (bentian), A. 60 (olkairun), A. 42 (ontikes), A. 45 (tirsos), A. 46 (umanbaate); A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas del valle del Ebro, Zaragoza 1979, 59-67 (arsaos), 56-59 (arsakos), 67-75 (ba(r)skunes), 82-86 (bentian); L. VILLARONGA, Corpus Nummum Hispaniae Ante Augusti Aetate, Madrid 1994, 252-255 (arsaos), 256-257 (arsakos), 249-252 (ba(r)skunes), 257-258 (bentian), 260 (olkairun), 261 (ontikes), 262 (tirsos), 261 (umanbaate); Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de Cecas y Pueblos Hispánicos. II, Madrid 2001, 34-37 (arsaos), 33-34 (arsakos), 55-57 (ba(r)skunes), 60-61 (bentian), 297-298 (olkairun), 300 (ontikes), 366-367 (tirsos), 387 (umanbaate); P. OTERO, La moneda en Navarra, Pamplona 2001, 35-36 (arsaos), 37 (arsakos), 34-35 (ba(r)skunes), 36-37 (bentian), 39 (olkairun), 38 (ontikes, tirsos y umanbaate); J. VELAZA, Crónica de Epigrafía antigua de Navarra (II), en: J. ANDREU (ed.), Navarra en…, 50-53 (arsaos, arsakos, ba(r)skunes, bentian, olkairun, ontikes, tirsos y umanbaate). No incluimos aquí la ceca kueliokos, encuadrada en el Alto Ebro por varios autores (L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 259 y Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 259), pues creemos debe buscarse mejor en Cervera del Río Alhama, que, como es sabido, no forma parte del territorio vascón pero que, sin embargo, desde el punto de vista tipológico e iconográfico, como ya apuntó F. BURILLO, Celtiberia: Monedas, Ciudades y Territorio, en: La moneda Hispánica. Ciudad y Territorio, Madrid 1995, 170, puede considerarse entre las denominadas “cecas vasconas”, como, de hecho, anotó en su día el propio L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 248. Para un estudio monográfico de estas cecas puede verse, en este mismo volumen, la contribución de C. Blázquez (pp. ¿?-¿?).
4 J. UNTERMANN, Monumenta Linguarum…, A. 16 (alaun), A. 41 (iaka), A. 43 (segia); A. DOMÍNGUEZ, Las ceca ibéricas…, 52-55 (alaun), 135-138 (iaka) y 157-164 (segia); L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 221 (alaun), 215 (iaka) y 215-217 (segia); Mª P. GARCÍABELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas..., 23-24 (alaun), 169 (taka) y 346-347 (segia) respectivamente.
5 F. VILLAR y B. M. PRÓSPER, Vascos, Celtas e indoeuropeos. Genes y lenguas, Salamanca 2005, 487-488.
6 D. SESTINI, Descrizione delle medaglie ispane appartenenti alla Lusitania, alla Betica e alla Tarragonese, che si conservano nel Museo Hedervariano, Firenze 1818, 112-113; A. BOUDARD, Essai sur le numismatique ibérienne, précedé de recherches sur l´alphabet et la langue des Iberès, París 1859, 177; A. HEISS, Descripción generale des Monnaies anticues de l´ referirse Espagne, París 1870, 248-249; A. DELGADO, Nuevo método de clasificación de las medallas autónomas de España, Sevilla 1876, 24-28; J. ZÓBEL, Estudio histórico de la moneda antigua española. II, Madrid 1878-1880, 66; J. UNTERMANN, Monumenta Linguarum…, 239-241; G. FATÁS, Para la localización de la ceca de Arsaos, Numisma 138-143, 1976, 85-89; J. Á. ASENSIO, La ciudad en el mundo prerromano en Aragón, Zaragoza 1995, 123-124.
7 L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 256-257 (arsakos), 249-252 (ba(r)skunes), 257-258 (bentian), 260 (olkairun), 261 (ontikes), 262 (tirsos), y 261 (umanbaate); Mª P. GARCÍABELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de Cecas…, 33-34 (arsakos), 55-57 (ba(r)skunes), 60- 61 (bentian), 297-298 (olkairun), 300 (ontikes), 366-367 (tirsos) y 387 (umanbaate); P. OTERO, La Moneda…, 37 (arsakos), 34-35 (ba(r)skunes), 36-37 (bentian), 39 (olkairun), 38 (ontikes, tirsos y umanbaate respectivamente).
8 G. FATÁS, Para la localización…, 85-89.
9 F. DE OCAMPO, Crónica general de España, Zamora-Medina del Campo 1543-1533.
10 D. COVARRUBIAS Y LEIVA, Veterum collatio numismatum cum his, quae modo expenduntur publica et regia authoritate percusa, Salamanca 1556.
11 A. AGUSTÍN, Diálogo de Medallas, Inscripciones y otras antigüedades, Tarragona 1578. El avance fundamental que encontramos en la obra de este autor es la interpretación de esas leyendas como los topónimos de las cecas y su intento de vincular esos topónimos con los pueblos citados por Plinio, aspecto éste que, lógicamente, ha orientado la investigación de forma evident.
12 Véase al respecto el artículo de D. H. DARST, La bibliografía numismática de D. Antonio Agustín, Numisma 192-203, 1985-1896, 73-79.
13 V. IVÁN DE LASTANOSA, Museo de las medallas desconocidas españolas, Huesca 1645, 34- 46 (con ilustraciones, obra del Reverendo Padre Paulo Albiniano de Rajas y de Don Juan Francisco Andrés de Ustárroz) y 95-97 (con descripción de las piezas).
14 F. PÉREZ BAYER, Del alfabeto y lengua de los fenicios y sus colonias, Madrid 1772.
15 D. SESTINI, Descrizione delle medaglie…, 112-113 y tabla nº IV, nºs15 y 16.
16 F. DE SAULCY, Essai de classification des monnaies autonomes de l´Espagne, Metz 1840, 72-75.
17 J. GAILLARD, Description des monnaies espagnoles et des monnayes etrangeres qui ent in tours en Espagne, composant le cabinet monetaire de D. Jose García de la Torre, Madrid 1852, 44 y pl. 3, nº 3.
18 G. D. DE LORICHS, Recherches numismatiques, concernant principalment les médailles celtibériennes, París 1852, 217 y pl. VII.
19 A. CAMPANER Y FUERTES, Apuntes para la formación de un catálogo numismático español, Barcelona 1857, 9 (con epígrafe de la ceca) y 93 (con cuadro comparativo de las clasificaciones previas de Sestini, Saulcy y Boudard).
20 M. CERDÁ DE VILLARESTA, Catálogo General de Antiguas monedas de España con noticia de sus leyendas, tipos y pueblos a los que corresponden, Madrid 1858, 49 y 83.
21 A. BOUDARD, Essai sur le numismatique…, 177.
22 A. HEISS, Descripción generale…, 248-249, trabajos valorados por E. HÜBNER, Los trabajos científicos del Excmo. Sr. D. Jacobo Zóbel de Zangroniz, académico electo (1841- 1846), BRAH 30, 1897, 158-181, conocido trabajo en el que el sabio alemán efectúa un balance sobre el avance de la investigación en Ciencias de la Antigüedad en su tiempo y traza una panorámica no sólo sobre las aportaciones de Heiss sino también de las vertidas desde A. Agustín.
23 G. FATÁS, Para la localización…, 85-89
24 A. DELGADO, Nuevo método…, 24-28 y lámina XC, nºs 1-12.
25 J. ZÓBEL, Estudio histórico…, 66.
26 C. PUJOL Y CAMPS, Numismática de la España Citerior. Catálogo de las monedas no publicadas en la obra Nuevo método y clasificación de las monedas autónomas de España de D. Antonio Delgado, Revista de Ciencias Históricas 2, 1881, 539-564.
27 A. CAMPANER Y FUERTES, Indicador manual de la numismática española, Palma de Mallorca 1891.
28 A. CAMPANER Y FUERTES, Apuntes para la formación de un catálogo numismático español, Barcelona 1857.
29 A. CAMPANER Y FUERTES, Indicador manual…, 46-54 (donde encontramos una descripción de las monedas de arsaos) y 64 (donde figura el cuadro comparativo de clasificaciones propuesto por Heiss, Delgado y Zóbel).
30 E. HÜBNER, Monumenta Linguae Ibericae, Berlín 1893, 55-57, nº 52.
31 A. VIVES, La moneda hispánica I, Reus 1925, 111-114. Los grandes fondos numismáticos (Museo Arqueológico Nacional, Instituto Valencia de Don Juan) y colecciones de monedas de los que dispuso, amén del estudio exhaustivo que llevo a cabo y la ordenación monetaria -casi un millar y medio de piezas- que posteriormente plasmó en esta obra, hicieron que las necesidades del coleccionista y numismático de la época quedasen cubiertas perfectamente en esta obra.
32 A. VIVES, La Moneda…, VII.
33 A. VIVES, La Moneda… II, Lám. XLVII.
34 F. G. HILL, Notes on the ancient coinage of Hispania Citerior, New York 1931, 153-155.
35 Obviamos recoger aquí el listado -sobradamente conocido- de las actualizaciones de hallazgos llevadas a cabo por F. Mateu y Llopis en importantes órganos como Ampurias, Numario Hispánico o Numisma. Para aquéllas de sus recopilaciones que sí aportaron nuevos datos al conocimiento de la circulación de la ceca de arsaos -y que él recogió- remitimos a la bibliografía que oportunamente se citará en las notas a pie de página del apartado de “Hallazgos y Circulación” (ver notas 125, 146, 160, 164 y 166-168).
36 F.MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios, Ampurias 6, 1944, 220.
37 P. BELTRÁN VILLAGRASA, Obra completa. I. La Antigüedad, Zaragoza 1953, 31-32.
38 J. DE YRIARTE, Aportaciones a la moneda Hispana, Numario Hispánico 3, 1953, 14.
39 O. GIL FARRÉS, La moneda hispánica en la edad antigua, Madrid 1966, 159-230.
40 R.MARTÍN VALLS, La circulación monetaria ibérica, Valladolid 1967, 26 y 160, mapa II.
41 J. Mª DE NAVASCUÉS, Las Monedas Hispánicas del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. I, Barcelona 1969-1971, 50-51.
42 A. M. GUADÁN, Numismática ibérica e ibero-romana, Madrid 1969, 204 y lámina 42.
43 J. UNTERMANN, Monumenta Linguarum..., 239-241. Estos Monumenta, se componen de 4 volúmenes que se terminan de publicar en 1990, propiciados por la siguiente obra publicada anteriormente por el propio J. UNTERMANN, Zur gruppierung del hispanischen reitermünzen mit legenden in iberischer schrift, Madrid, 1964.
44 G. FATÁS, Para la localización…, 85-89.
45 G. FATÁS, Para la localización…, 87.
46 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas…, 59-67.
47 A. M. GUADÁN, La moneda ibérica, Madrid 1980, 166-167 y 308.
48 F. ÁLVAREZ BURGOS, Catálogo general de la moneda hispánica. Desde sus orígenes hasta el siglo V, Madrid 1982, 36-37, obra que hoy en día, se sigue empleando como referencia de clasificación monetaria numismática. Próximamente verá la luz una reedición actualizada, según datos facilitados por Vico & Segarra, responsables de la edición anterior.
49 L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 252-255. Una aportación nueva de Villaronga, no vista hasta la fecha, es la asignación de un grado de rareza a cada acuñación, enfocado principalmente al mundo numismático y siendo considerada a día de hoy, obra de primera referencia en la catalogación monetaria en el período que describe, aportando -como es sabido- un preciado anexo para cada moneda descrita.
50 L. VILLARONGA, Denarios y quinarios ibéricos. Estudio y catalogación, Barcelona 1995.
51 E. COLLANTES, Historia de las cecas de Hispania antigua, Madrid 1987, 61-62.
52 M. RUIZ TRAPERO, Las Monedas Hispánicas del Instituto de Valencia Don Juan, Madrid 2000, 143-147. Con este trabajo, y tras el citado de J. Mª DE NAVASCUÉS, Las Monedas Hispánicas…, ve la luz, una de las colecciones privadas de Moneda Hispánica más importantes de España.
53 P. P. RIPOLLÉS y J. M. ABASCAL, Real Academia de la Historia. Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Monedas Hispánicas, Madrid 2000.
54 Se trata de la conocida web www.denarios.org, donde se recogen imágenes de denarios republicanos, romanos e ibéricos de la mayoría de las cecas de la Hispania Antigua. Lugar destinado al numismático y al coleccionista, cuenta con artículos del tema en cuestión y ofrece, además, un foro de discusión especializado en moneda antigua.
55 Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 34-36.
56 P. P. RIPOLLÉS, Monedas hispánicas de la Bibliothèque Nacionales de France, Madrid 2005, 178-180.
57 A. VIVES, La Moneda Hispánica…, 144 y L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 252-255. La última y más reciente referencia bibliográfica sobre arsaos la encontramos en M. SALINAS DE FRÍAS, “arsaos”, en: J. M. ROLDÁN, (dir.): Diccionario Akal de la Antigüedad Hispana, Madrid 2004, 99, donde, básicamente, sigue el ya referido trabajo de G. Fatás.
58 M. ALMAGRO-GORBEA, Iconografía numismática Hispánica: jinete y cabeza varonil, en: Mª P. GARCÍA-BELLIDO y R. M. S. CENTENO (eds.), La Moneda Hispánica, ciudad y territorio [Anejos AEspA XIV], Madrid 1995, 53-56.
59 A. M. GUADÁN, Numismática ibérica e ibero-romana, Madrid 1969, 204.
60 L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 252.
61 Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 34.
62 Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 34-35; L. VILLARONGA, Las emisiones monetarias con el tipo de cabeza vascona, en: Studia paleohispanica et indogermanica J. Vntermann ab amicis hispanicis oblata, Barcelona 1993, 297 y 304.
63 L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 252-253 y Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 35.
64 L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 253 y Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 35.
65 P. BELTRÁN VILLAGRASA, Obra completa…, 64, así como la contribución de J. Velaza y F. Beltrán Lloris a este mismo volumen y J. FERRER I JANE, Sistemas de marques de valor léxiques en monedes ibériques, Acta Numismática 37, 2007, 69.
66 De ella se conocen contadísimos ejemplares, lo que ya desde tiempo atrás ha inducido a errores. Véase, al respecto, J. ALMIRALL, Sobre una nueva leyenda monetal ibérica, Gaceta Numismática 8, 1968, 17-19.
67 Opiniones diversas figuran sobre la interpretación de estos símbolos desde el punto de vista religioso o como simples marcas de valor. Véase, por ejemplo: F. CHAVES y M. C. CEBALLOS, El elemento religioso en la amonedación hispánica antigua, en: Congreso Internacional de Numismática, Lovain-La-Neuve-Luxembourg 1982, 657-671.
68 L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 255, nº 21.
69 L. VILLARONGA, Denarios y quinarios ibéricos. Estudio y catalogación, Barcelona 1995, 101-103.
70 J. GAILLARD, Description des monnaies…, 44, nº 677.
71 J. Mª DE NAVASCUÉS, El jinete lancero. Ensayo sobre el dinero de la época sertoriana, Numario Hispánico 4-8,1955, 260.
72 Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 79-80.
73 M. CERDÁ DE VILLARESTA, Catálogo general…, 49; A. VIVES, La Moneda…, 112; O. GIL FARRÉS, La Moneda Hispánica…, 183; F. ÁLVAREZ BURGOS, Catálogo general…, 36-37; L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 252-255; y Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas… II, 34.
74 F. QUESADA, Arma y símbolo: la falcata ibérica, Alicante 1992.
75 Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 34.
76 A. M. DE GUADÁN, Las armas en la moneda ibérica, Madrid 1979, 76; L. VILLARONGA, Denarios y quinarios…, 20; y F. QUESADA, El armamento ibérico, Montagnac 1997, 665.
77 A. J. LORRIO, El armamento de los celtíberos a través de la iconografía monetal, en: Mª P. GARCÍA-BELLIDO y R. M. S. CENTENO, (eds.), La Moneda Hispánica…, 77 y F. QUESADA, El armamento…, 665.
78 A. M. DE GUADÁN, Las armas en…, 76-77.
79 A. J. LORRIO, El armamento de…, 78.
80 J. UNTERMANN, Monumenta Linguarum…, 121; A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas…, 61 y L. VILLARONGA, Corpus Nummum…, 252.
81 Agradecemos a todos los coleccionistas particulares la disponibilidad mostrada para la consulta de sus colecciones y especialmente al insigne Dr. D. Leandre Villaronga, las facilidades dadas para el acceso a la consulta de su base de datos correspondiente a la ceca que estamos tratando.
82 P. P. RIPOLLÉS, Una aproximación a las reacuñaciones en la Península Ibérica durante la antigüedad, en: Mª P. GARCÍA-BELLIDO y R. M. S. CENTENO (eds.), La Moneda Hispánica…, 289-296.
83 J. Mª VIGO, Los resellos de las monedas antiguas de Hispania, Numisma 5, 1952, 33-40; A. M. DE GUADÁN, Tipología de las contramarcas en la numismática íbero-romana, Madrid 1960; A. DOMÍNGUEZ, Marcas y contramarcas en monedas ibéricas, Numisma 10, 1978, 135- 139; Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Las monedas celtibéricas y sus contramarcas en el Instituto Valencia de Don Juan, Acta Numismática 17-18, 1987-1988, 59-88; C. ALFARO et alii, Historia monetaria de Hispania antigua, Madrid 1998, 219-220; y C. BLÁZQUEZ, Circulación monetaria en el área occidental de la Península Ibérica. La moneda en torno al “Camino de la Plata”, Montagnac 2002, 295-304.
84 Este ejemplar ha sido consultado y fotografiado a partir de la base de datos que Leandre Villaronga tuvo a bien poner a nuestra entera disposición.
85 C. BLÁZQUEZ, Consideraciones sobre los hallazgos de monedas partidas en la Península Ibérica, en: Mª P. GARCÍA-BELLIDO y R. M. S. CENTENO (eds.), La Moneda Hispánica…, 297- 304 y C. BLÁZQUEZ, Circulación monetaria…, 304-310. Las monedas partidas de la ceca de arsaos que hemos tenido la posibilidad de ver y estudiar en colecciones particulares, entendemos que surgen por roturas de cospel accidentales y no intencionadas. De esta manera y hasta una nueva aportación de materiales, no las incluiremos en este texto, no queriendo decir con ello que no pudieran haber circulado, en algún momento, como divisores.
86 Subasta Numismática Aúreo, Febrero 2002, lote 123.
87 L. VILLARONGA, Denario forrado híbrido, testimonio para el origen del denario ibérico de Sesars, en: Estudios en homenaje al Dr. Antonio Beltrán, Zaragoza 1986, 859-861. Se trata de un denario forrado e híbrido, presentando en anverso la cabeza de Roma de los denarios romanos y en reverso, jinete con tipología y leyenda de Sesars.
88 Mª P. GARCÍA-BELLIDO, Problemas técnicos de la fabricación de moneda en la antigüedad, Numisma 174-176, 1982, 28-29.
89 G. FATÁS, Para la localización…, 85-89.
90 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas..., 348; P. P. RIPOLLÉS, Circulación…, Madrid 1982, 61; J. J. CEPEDA, Moneda y circulación monetaria en el País Vasco durante la antigüedad (siglos II a..C.-V d.C), Bilbao 1990, 37; L. VILLARONGA, Tresors monetaris de la península ibérica anteriors a august: repertori i análisi, Barcelona 1993, 39; F. CHAVES, Los Tesoros en el Sur de Hispania: Conjunto de denarios y objetos de plata durante los siglos II y I a. C., Sevilla 1996, 61; y, muy especialmente, Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 34-36; y C. BLÁZQUEZ, Circulación monetaria…, 262.
91 L. VILLARONGA, El tesorillo de Carisia, en: Actas del III Congreso Nacional de Numismática, Lisboa 1985, 569-583.
92 F. CHAVES, Los Tesoros en..., 61, nº 4.
93 S. DE LOS SANTOS, El tesoro celtíbero romano de los Almadenes de Pozoblanco, Boletín de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba 21, 1928, 29-60.
94 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas…, 257-258, nº 4 que, como se ha dicho, recoge las rectificaciones de M. GÓMEZ MORENO, Notas sobre numismática hispánica, en: Misceláneas. Historia, Arte y Arqueología. I, Madrid 1949, 182 y A. M. GUADÁN, Numismática ibérica e ibero-romana. Madrid 1969, 96 a la noticia inicial de S. DE LOS SANTOS, El tesoro celtíbero…, 29-60.
95 L. VILLARONGA, Tresors monetaris..., 55, nº 128.
96 F. CHAVES, Los Tesoros en..., 105-119, nº 8.
97 J. CABRÉ, El tesoro de Salvacañete, AEspA 12, 1936, 151-159.
98 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas..., 261, nº 10.
99 L. VILLARONGA, Tresors monetaris de..., 39, nº 51.
100 F. CHAVES, Los Tesoros..., 362, nº 28.
101 J. ZÓBEL, Memorial numismático español 4, Madrid 1878, 277 ss.
102 V. L. HILDBURG, A find of Ibero-Roman silver at Cordoba, Archaelogy 72, 1922, 161-184.
103 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas..., 268-269, nº 30.
104 L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 40-41, nº 55.
105 M. GÓMEZ MORENO, Notas sobre numismática…, 182.
106 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas..., 268 y L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 42, nº 62 y 45, nº 78; F. CHAVES, Los Tesoros en..., 364, nº 30.
107 MARQUÉS DE LA AULA, Discurso del Marqués de la Aula sobre el vaso y Medallas que se hallaron en Cazlona, año 1618, Manuscrito nº 6392 de la Biblioteca Nacional de Madrid, S 41 fol. 42 a fol. 54.
108 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas..., 275, nº 43; L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 43, nº 67 y F. CHAVES, Los Tesoros..., 130, nº 11.
109 A. BELTRÁN MARTÍNEZ, El tesorillo de denarios ibéricos de Alagón (Zaragoza), Numisma 120-131, 1973, 201-214.
110 Agradecemos a D. Miguel Beltrán Lloris, Director del Museo de Zaragoza y a D. Juan Paz, Conservador del Museo, la información prestada y las facilidades que nos dieron para el estudio de las piezas allí depositadas.
111 L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 50, nº 99.
112 M. GÓMEZ MORENO, Notas sobre numismática…, 175-186.
113 C. MILLÁN, Tesorillo de denarios celtibéricos hallado en Borja, en: Congrès Internacional de Numismatique, París 1953, 433-442; y A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas…, 263, nº 13.
114 L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 50, nº 102.
115 I. RODRÍGUEZ CASANOVA, Noticia de un tesorillo de denarios celtibéricos descubierto en Tarazona de Aragón (Zaragoza) en 1828, Numisma 250, 2006, 279-294.
116 A. Mª CANTO, Sobre hallazgos de denarios en Almadenejos, Oretum 3, 1987, 293-317.
117 F. CHAVES, Los Tesoros..., 344, nº 26.
118 J. L.MONTEVERDE, El tesorillo ibérico de Roa, AEspA 22, 1947, 61-68.
119 A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibericas..., 264, nº 16 y 273, nº 37 Cita y describe estos dos tesorillos con el nombre de Burgos y Roa respectivamente a pesar de ser ambos el mismo. Ver también L. VILLARONGA, Tresors Monetaris…, 52, nº 11 y Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 165, nº 23, donde es citado como Roa II.
120 P. ALEGRE y J. CELIS, Dos tesorillos de denarios ibéricos del Castro de Chano, provincia de León, en: VIII Congreso Nacional de Numismática (Aviles 1992), Madrid 1994, 189-210
121 M. ALMAGRO BASCH, Joyas del depósito del Cerro de la Miranda de Palencia, Memorias de los Museos Provinciales 16-18, 1960, 33-49.
122 L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 51, nº 104, que describe noticias de diferentes autores que hacen referencia al tesorillo, sin acuerdo, nuevamente, en la composición del mismo.
123 J. M. NAVASCUÉS, Las Monedas Hispánicas…, 39 y 59.
124 M. L. FERNÁNDEZ NOGUERA, Hallazgo de Palenzuela, Memorias de los Museos Provinciales 6, 1945, 90-93.
125 Por ejemplo, F. MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios IV, Ampurias 7-8, 1945-1946, 260; J. L. MONTEVERDE, Notas sobre el tesorillo de Palenzuela, AEspA 20, 1947, 61-66; M. GÓMEZ-MORENO, Notas sobre numismática…, 183; A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas…, 270-272, nº 33; O. GIL FARRÉS, La moneda hispánica en la Edad Antigua, Madrid 1966, 166; R. MARTÍN VALLS, La circulación monetaria…, 167; L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 49, nº 96; y Mª P. GARCÍA-BELLIDO y C. BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas…, 165.
126 M. GONZALBES, Los denarios ibéricos del tesoro de las Filipenses (Palencia), BSAA 63, 1997, 279-295, esp. 282 y 283, donde se reproduce el manuscrito que José Manuel Villegas llevó a cabo en enero de 1957.
127 Mª P. GARCÍA-BELLIDO, Tesorillo de denarios ibéricos procedentes de Salamanca, Zephyrus 25, 1974, 382-386.
128 L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 52 nº 110.
129 G. DELIBES et alii, Tesoros celtibéricos de Padilla de Duero, en: Arqueología Vaccea, Valladolid 1993, 402-412.
130 G. DELIBES et alii, Tesoros celtibéricos…, 413 y ss.
131 V. SÁNCHEZ DE ARZA, Las monedas del tesoro de Arrabalde. La Asturias Cismontana, Numisma 186-191, 1984, 51-64, que aunque cita 16 denarios ibéricos, luego describe realmente 15 que son los que aparecen recogidos en otros trabajos por diferentes autores (L. VILLARONGA, Tresors monetaris…, 58, nº 149).
132 J. A. OCHARÁN, El tesorillo de Nájera y los denarios de Sekobirikes, en Mª P. GARCÍABELLIDO y R. M. S. CENTENO (eds.), La Moneda Hispánica…, 215-218.
133 Agradecemos -nuevamente pero esta vez de modo concreto respecto del tesorillo de El Sasillo- la disposición de los coleccionistas particulares que conservan monedas de este conjunto, pues nos han ofrecido las piezas mostradas, para su fotografía y estudio.
134 J. ZÓBEL, Estudio…, 196.
135 J. J. CEPEDA, Moneda y circulación…, 37.
136 E. J. LABAYRU, Historia General del Señorío de Vizcaya, Bilbao 1967, 832-834.
137 J. R. ITURRIZA, Historia General de Vizcaya y Epítome de las Encartaciones, Bilbao 1977, 106-107.
138 E. TAILLEBOIS, Le trésor de Barcus. Découverte de 1750 deniers celtibérines en argent, Bulletin de la Société de Borda, 5, 1880, 243-267.
139 J. BABELON, Le Trésor de Barcus, Numario Hispánico 6-12, 1957, 157-162.
140 M. DE CASTRO, Dos tesouros de moedas romanas em Portugal, Conmibriga 2-3, 1960-61, 68, nº 93. 465 TABLA I: TESORILLOS CONTENIENDO PIEZAS DE ARSAOS PROVINCIA LOCALIDAD YACIMIENTO / FECHA EJEMPLARES ANDALUCÍA Cádiz Bornos Carissa Aurelia 2 denarios Córdoba Pozoblanco Almadenes de Pozoblanco (1925) Cerro del Peñón 1denario Córdoba Montoro Azuel-Villa del Río (1874) Dehesa del Castillo de Azuel 1denario Córdoba Córdoba Marrubiales de Córdoba (1916) 1denario Jaén Torres Torres o Cazlona (1618) Tierra de Torres 1denario Jaén Villacarrillo Mogón II (1914) Mogón 1denario ARAGÓN Zaragoza Alagón La Codera 26 denarios Zaragoza Borja Borja 10-14 denarios Zaragoza Tarazona Camino de Bulbuente 8 denarios CASTILLA LA MANCHA Ciudad Real Almadenejos Finca de las Navas 1 denario CASTILLA LEÓN Burgos Roa Plaza Mayor 3 denarios León Peranzanes Castro Chano I 1 denario Palencia Palencia Cerro de la Miranda 1 denario Palencia Palenzuela Altozano de San Martín 106 denarios Palencia Palencia Palencia. Obras en un edificio 1 denario Salamanca Salamanca Calle Libreros 2 denarios Soria Retortillo Inmediaciones de la Ermita x Valladolid Padilla de Duero Poblado de las Quintanas 3 denarios Valladolid Padilla de Duero Poblado de las Quintanas 3 denarios Zamora Arrabalde Castro de las Labradas 2 denarios LA RIOJA La Rioja Nájera Plantación forestal 6 denarios NAVARRA Navarra Sangüesa El Sasillo 41 denarios PAÍS VASCO Vizcaya Larrabezua Monte Lejarza 1 denario EUROPA Francia Barcus Granja de la casa Ezpilla 33 denarios Portugal Alcaide Alcaide 1 denario
141 J. Mª VIDAL, Aportación a la circulación monetaria de Arcobriga, Aguilar de Anguita y Luzaga, Acta numismática 11, 1981, 67-76.
142 B. TARACENA, Restos romanos en La Rioja, AEspA 46, 1942, 26.
143 V. V. A. A., Excavaciones en Numancia, Madrid 1912, 48-51, y A. SCHULTEN, Numantia. Die Ergebenisse der Ausgrabungen 1905-1912, Munich 1914-1931.
144 V. V. A. A., Excavaciones…, 48-51.
145 Mª A.MEZQUÍRIZ, La antigua ciudad de los Carenses, TAN 9, 2006, 150.
146 Según F. MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios IX, Numario Hispánico 6, 1954, 251, nº 718, en esta Comunidad Autónoma se han recogido numerosas piezas de arsaos aunque no precisa el número ni la fuente de su noticia.
147 A. DOMÍNGUEZ; F. DE A. ESCUDERO y C. LASA, El patrimonio numismático del Ayuntamiento de Huesca, 1976, 19 y 27 también citan dos piezas de arsaos después recogidas en A. DOMÍNGUEZ, Las acuñaciones indígenas y altoimperiales de la Colección Balaguer de Huesca (España), Anejos de Arqueología Española 20, 1999, 229-238.
148 A. DOMÍNGUEZ y Mª P. GALINDO, Hallazgos numismáticos en el término de Calatayud, Gaceta Numismática 74-75, 1984, 6-103.
149 M. BELTRÁN LLORIS, La ceca de Segia, Numisma 96-101, 1969, 119, nota 6, de nuevo recogidos en J. Cabello (dir.), ArqEJEAlogía. Ejea de los Caballeros y las Cinco Villas de la Prehistoria a la Antigüedad Tardía, Zaragoza 2006, ¿?-¿?.
150 M. BELTRÁN LLORIS, Denarios ibéricos. Vera de Moncayo (La Oruña?), Siglos II-I a. C., en Arqueología 92. Museo de Zaragoza, Zaragoza1992, 140.
151 J. H. FERNÁNDEZ, La circulación monetaria en Ebusus, Numisma 26, 1976, 54, nº 4. El ejemplar aquí descrito, se encuentra en el Gabinete Numismático del Museo Arqueológico de Ibiza.
152 J. Mª GURT, Clunia III. Hallazgos monetarios. La romanización de la Meseta Norte a través de la circulación monetaria en la ciudad de Clunia, en: Clunia. Excavaciones Arqueológicas en España, Madrid 1985, 249, nº 26.
153 L. SAGREDO y D. PADRALES, Epigrafía y numismática en el Monasterio de Silos, Burgos 1992, 141, nº 1.
154 M. GÓMEZ MORENO, Catálogo Monumental de León, Madrid 1925, 54.
155 M. LUENGO, Astorga romana, Noticiario Arqueológico Hispánico V (1956-1961), León 1962, 153.
156 C. BLÁZQUEZ, Circulación monetaria en Asturica Augusta, en Mª P. GARCÍA.BELLIDO, (coord.) Los campamentos romanos en Hispania (27 a. C.-192 d. C.). I. El abastecimiento de moneda, Madrid 2006, 122, fig. 20 y anexo II, nºs 290-291.
157 M. GÓMEZ MORENO, Catálogo Monumental…, 54.
158 R. MARTÍN VALLS y M. L. HERREROS, Hallazgos monetarios en la provincia de Palencia: Osorno, Osornillo, Villabermudo, en: Actas del II Congreso de Historia de Palencia (1989). I, Palencia 1990, 473, nº 1.
159 R.MARTÍN VALLS, La circulación monetaria…, 129, nº 12.
160 F.MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios IV, Ampurias 7-8, 1945-1946, 260.
161 C. GARCÍA MERINO, Monedas inéditas procedenes de Uxama, BSAA 34-35, 1969, 324, nº 3, 4-6.
162 L. SAGREDO, La infuencia del monetario de tipo vascón sobre la Meseta (s. II-I a. C.), en: Tercer Congreso General de Historia de Navarra, Pamplona 1994, 13-14.
163 F. ROMERO y M. A. MARTÍN, Hallazgos monetarios ibéricos e hispanorromanos en Numancia, en: II Symposium de Arqueología Soriana, Soria 1992, 679.
164 F. MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios VI, Ampurias 13, 1951, 229; J. Mª VIDAL y C. DE LA CASA, Catálogo de la moneda antigua del Museo numantino de Soria, Acta Numismática 15, 1985, 79, nº 16. Agradecemos a Marian Arlegui Sánchez, Conservadora del Museo Numantino, la información y facilidades prestadas, para el estudio de las piezas allí depositadas.
165 J. Mª VIDAL y C. DE LA CASA, Catálogo de la …, 82, nº 47.
166 F.MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios IV, Ampurias 7-8, 1944, 259.
167 F.MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios VI, Ampurias 13, 1951, 224.
168 F.MATEU Y LLOPIS, Hallazgos monetarios VII, Numario Hispánico 1, 1952, 240.
169 S. GARCÍA JIMÉNEZ, Las monedas del jinete ibérico aparecidas en la provincia de Cáceres, Gaceta Numismática 94-95, 1989, 139-142 y C. BLÁZQUEZ, Circulación monetaria…, 159- 160.
170 Agradecemos a Rosa Aurora Luezas, Directora-Conservadora del Museo de Calahorra, la información prestada sobre un as de la ceca de arsaos, recogido en el monetario del Museo y perteneciente a la antigua Colección de D. Pedro Gutiérrez Achútegui. A pesar de que parece proceder de las inmediaciones de Calahorra, no lo citaremos aquí por no tener la certeza absoluta sobre su exacta procedencia.
171 El ejemplar mencionado, se encuentra recogido en el monetario del Museo de Logroño. Agradecemos a D. José Antonio Tirado, conservador del Museo, la información que nos ha facilitado referente a la pieza.
172 R.MARTÍN VALLS, La circulación monetaria…, 129 nº 5.
173 La documentación que aquí se presenta sobre hallazgos de la ceca arsaos en el territorio de la actual Comunidad Foral de Navarra está necesariamente mediatizada por un amplio conjunto -de casi hasta 41 monedas de esta ceca- que, tras formar parte del monetario de la Catedral de Pamplona, pasó al Museo de Navarra sin más datos sobre la procedencia de las piezas y sin que en el Museo conste noticia alguna al respecto. Es presumible que, dado que formaron parte de la colección episcopal, fuesen piezas recogidas, al menos, en la diócesis de Pamplona, tal vez procedentes del solar de la misma Pamplona o, en cualquier caso, de Navarra, aunque el dato haya de tomarse con notables reservas. Desde aquí, queremos hacer público nuestro agradecimiento a Javier Armendáriz y a Javier Zubiaur, del Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra, que nos han permitido trabajar directamente con el numerario de dicho Museo.
174 I. BARANDIARÁN, Informe sobre una moneda ibérica hallada en Echauri (Navarra), Munibe 15, 1-2, 1963, 48.
175 M.MEDRANO, Fitero en la historia. Desde el Eneolítico a la llegada del Islam, 2004, 35 y 133 recoge un as de arsaos que entra a formar parte de la colección del Ayuntamiento de Fitero en 2002. Para los otros datos puede verse la contribución de estos autores a este mismo volumen donde presentan algunos de dichos materiales (pp. ¿?-¿?).
176 J. C. LABEAGA, Las monedas del poblado de La Custodia, Numisma 168-173, 1961, 23-31 y La Custodia. Los materiales de La Custodia, TAN 14, 1999-2000, 135.
177 R. MARTÍN VALLS, La circulación monetaria…, 101 y A. DOMÍNGUEZ, Las cecas ibéricas…, 348.
178 R.MARTÍN VALLS, La circulación monetaria…, 101.
179 G. FATÁS, Para la localización…, 85-89
180 A. DELGADO, Nuevo método de…, 26-28.
181 L. VILLARONGA, Las emisiones monetarias…, 314.
182 Al margen de la polémica mención a un Arsensis en Iulipa (CIL, II2/7, 905) -tal vez referida a la ciudad bética de Arsa-, la epigrafía de Saguntum no conserva referencias a ninguna origo *arsensis sino que, desde época temprana, los habitantes de esta comunidad se auto-denominan Saguntini (CIL, II2/14, 305, 379 y 330, por ejemplo), asunto tratado también por J. CORELL, Inscripcions Romanes del País Valencia. 1. B. Saguntum i el seu territori, Valencia 2002, 34-35.
183 M. RAMOS, El Campamento de Los Cascajos (Sangüesa). Primera campaña de Excavación 1989, TAN 10, 1991-1992, 426-429.
184 Liv. 39. 42.
185 F. BELTRÁN LLORIS, Sobre la función de la moneda ibérica e hispano-romana, en: Estudios en homenaje al Dr. Antonio Beltrán Martínez, Zaragoza 1986, 889-914 y Mª P. GARCÍABELLIDO, Origen y función del denario ibérico, en: Sprachen und Schriften des antiken Mittelmeerraums, Innsbruck 1993, 97-123.
186 J. ARMENDÁRIZ, El proceso de formación de las comunidades urbanas en la Navarra sedimentaria durante el Primer Milenio antes de Jesucristo, Madrid 2003 [Tesis Doctoral Inédita]: Fillera/Campo Real (Nº 104, pp. 220-222), Los Cascajos (Nº 102, pp. 216-218) y Puy d'Ull (Nº 103, pp. 218-219).
187 J. C. LABEAGA, Carta arqueológica del término municipal de Sangüesa (Navarra), TAN 6, 1987, 11.
188 J. ANDREU, En torno a las menciones de origo en la Hispania Citerior, Gerión 26-1, 2008, 331-360.
189 A. MARCOS POUS y A. CASTIELLA, Prospecciones en Campo Real (límite navarroaragonés), Prospecciones Arqueológicas en Navarra 1, Pamplona 1974, 103-136.
190 J. ANDREU, J. ARMENDÁRIZ, P. OZCÁRIZ, M. GARCÍA-BARBERENA y Á. A. JORDÁN, Una ciudad del los Vascones en el yacimiento de Campo Real/Fillera (Sos del Rey Católico- Sangüesa), AEspA 81, 2008, 75-100.
191 J. ANDREU, J. ARMENDÁRIZ, P. OZCÁRIZ, M. GARCÍA-BARBERENA y Á. A. JORDÁN, Una ciudad..., 76, n. 8.