En la península circulaban monedas de plata acuñadas en los siglos anteriores al Periodo Romano, en colonias griegas (Sicilia, Focea, Massalia), eran de pequeño tamaño (por debajo del gramo de peso) y valor, los óbolos, que con el tiempo fueron copiadas y acuñadas, algunas de ellas añadiendo las letras EM, que eran las iniciales de la colonia de Emporion (Ampurias), asegurando así su atribución, presentando multitud de reversos, pero siendo mas numerosos los que representaban animales (carnero, gallo, toro, perro, león, cabra, jabalí, delfín) y algunos ya mostraban a un jinete con y sin clámide y que posteriormente seria representado hasta la saciedad en la mayor parte de denarios ibéricos. El denario propiamente dicho es una moneda que comenzó a utilizarse antes del 200 a.C. y pasó a ser acuñado en la península, así como se acuñarían dracmas, también de plata, y varias emisiones de ases ibéricos en bronce. Algunas imitando a su vez el estilo cartaginés con los reversos de caballo parado y en las siguientes un Pegaso que a su vez aparecerá en los divisores ibéricos. Estas monedas fueron imitadas por los indígenas que las copiaron íntegramente o bien incluso alterando la leyenda a veces de forma ilegible o sustituyéndola por otras propias.
Con el desembarco cartaginés, como
ocurrirá con el romano posteriormente, se acuña una nueva moneda de plata con
metrología diferente en la Península, el siclo con peso superior a los
siete gramos. Se acuñaron múltiplos (trishekel, dishekel, uno y medio shekel) y
divisores (medio shekel y cuarto shekel) con pesos proporcionales y reversos de
proa de barco, elefante, caballo saltando o caballo parado, siendo este tipo el
ultimo y donde se aprecia una reducción de peso, además de existir también de
él una copia tosca.
Los
motivos de la implantación de la moneda en las colonias griegas y fenicias en la
Península, así como la copia en las primeras se deben sin duda a necesidades
comerciales. No así en la ocupación cartaginesa y romana, donde el fin
primordial era el militar, apoyándose en la acuñación de moneda para
autofinanciar sus ejércitos y acuñando moneda según iban necesitando.
Atendiendo
solo al número de denarios totales acuñados por cada ceca, el orden de mayor a menor
número, y formando grupos de rareza a la vez sería el siguiente. Un primer
grupo de denarios más corrientes con Bolskan, después Turiasu y Sekobirikes, a
continuación Baskunes y Arekoratas para terminar con Arsaos. El siguiente grupo
de denarios más escasos, con Ikalkusken y Konterbia, después Beligiom y Kese,
finalizando con Iltirta y Sesars. En el grupo de denarios raros Bentian y
Sekaisa, después Ausesken, Oilaunu y Sekia. En el grupo de los muy raros
Kolounioku, Sekotias y Arsakoson.
Son Arsaos y Baskunes las dos cecas mas importantes, de Territorio Vascón donde se emitió moneda.
Si entráramos a estudiar
variantes notables como letras y símbolos dentro de cada ceca, habría
modificaciones en cuanto a rareza por emisiones particulares. Pasarían a ser
escasos los denarios de Bolskan con leyenda ON en anverso, los Arsaos con
alguna ese invertida, los Baskunes con la ultima ese invertida y de arte
degenerado.....
Comparando número
de monedas acuñadas entre emisiones de bronce y plata, la diferencia es mínima, quizás algo mas plata que bronce en Arsaos. Y todavía mas en plata en Baskunes. En Arsaos se fabrican monedas de
0,8 grs. y 0,7 grs. con una media de 0,34 grs. en doce casos. En Baskunes es de 0.9 grs., siendo la media de 0,36 grs. con diez casos. En Baskunes y también en Bolskan, dos de las cecas
más homogéneas en cuanto a peso para denarios que comparten anverso y reverso,
también es normal encontrar ésta particularidad, la mezcla de dos anversos y
dos reversos. En Arsaos se
encuentran con cuatro anversos, dos reversos.
Los denarios forrados aparecen en casi
todas las cecas, siendo un fenómeno común en los denarios republicanos romanos,
coincidiendo lógicamente la mayor cantidad de ellos conocidos con las cecas que
más plata oficial acuñaron. Eran monedas falsas de época, por tanto no
oficiales y los cuños son diferentes a estos, aunque también se han encontrado
denarios forrados procedentes de cuños oficiales, porque debieron utilizar o
bien un cuño oficial o lo obtuvieron de monedas autenticas, pero no es la norma
habitual. Los denarios forrados eran monedas de cobre recubiertas de plata, por
tanto a igualdad de grosor de cospel pesaría menos de lo habitual, la norma es
que estén en torno a los tres gramos de peso, aunque como ya se ha comentado
hay ejemplares que sobrepasan los cuatro gramos.
Otra
posible falsificación seria la copia de denarios con un peso similar y con
cuños que hoy nos resultan degenerados, apareciendo también copias de
denarios y ases, puede que no se realizasen en talleres
oficiales, ya que los cuños parecen burdas copias de denarios
oficiales.
Es
frecuente la aparición de denarios forrados agujereados, que pudieron serlo
para verificar su condición de forrados o bien en algunos por el uso se gastaba
la película de plata y afloraba el cobre. Si ocurría esto el denario dejaba de
tener valor monetario pues ya no podría circular al ser evidente la
falsificación y pudiera ser que se utilizase como adorno a modo de colgante,
teoría también apoyada en la lógica, pues el agujero se practicaba cerca del
borde. Otras monedas detectadas en cambio, fueron simplemente eliminadas de la
circulación y tiradas, de ahí que ahora se recuperen en mayor medida. Aunque
también aparecen dracmas, siclos y denarios auténticos o incluso monedas de
bronce agujereadas y también de factura plenamente romana, pero el motivo debió
ser el mismo, ser utilizadas como colgante, por parecer al propietario monedas
exóticas (alejadas de su ámbito de circulación propio) o curiosas.
Hay fallos de
acuñación que son producto de lo artesanal del método de acuñación, y se pueden
presentar denarios con doble acuñación porque en el momento de la misma se dio
más de un golpe de martillo, o bien monedas incusas, que son monedas con dos
anversos, uno normal y el otro producto de ser acuñado sobre otra moneda que no
fue retirada en su momento y actuó de cuño sobre la siguiente, por tanto
aparece en negativo.
La falsificación de moneda pudo ser masiva en algunos momentos. Lo más normal es encontrar denarios
ligeramente desplazados, pero en menor medida que aparecen en denarios romanos
propiamente dichos.
Los retoques
de cuño para reparar por desgaste, daño parcial del cuño o incluir alguna
variante, no se aprecian casi en las acuñaciones ibéricas de denarios, Existen
monedas con defecto donde ha sido empleado el mismo cuño de anverso o reverso
para su acuñación, o ambos al mismo tiempo, ya que hay cuños muy similares pero
que no llegan a ser idénticos, por la degradación del cuño. También nos ayuda a
clasificar los denarios mediante enlaces de cuño, siendo lo habitual encontrar
denarios que comparten el mismo anverso, por ser el cuño de reverso el que
sufría más en el momento de ser acuñado y debía de ser reemplazado antes. Excepcionalmente
aparece algún denario híbrido, en los que el anverso no coincide con el reverso
que debería de tener, una cara pertenece a una ceca y la otra cara a otra
diferente. Un caso es un híbrido de cecas vasconas Baskunes/Arsaos, que puede
dar lugar a pensar que su acuñación pudo darse en el mismo
taller. Pero también pudo ser producto de una
falsificación, o bien fue el capricho de alguien, lo que dio lugar a
esta peculiaridad.
Otro
fenómeno que ocurría fue el hecho de partir las monedas para obtener divisores
de las mismas. El valor del denario equivalía en un principio a 10 ases de
bronce, aunque posteriormente llego a valer 16 ases.
Son
las cecas vasconas de Baskunes y Bentian que comparten la misma leyenda BeNKoTa.
Dentro de los denarios de Baskunes existe una variante en anverso referida a la
letra Be inicial, que en bastantes series se abre y redondea tomando la forma
de una omega, que además coincide con el arte menos tosco, apareciendo un busto
y caballo más fino y el arte en general más cuidado y estético.
En el anverso representaban un
busto viril, quizás un dios o un jefe vascon, a veces rodeado,
por símbolos o letras. En Arsaos aparece un delfín delante y un arado detrás,
En el reverso
generalmente un jinete a caballo y siempre en todos debajo la leyenda de
alfabeto íbero, que para la plata debía indicar con seguridad la
ceca o ciudad donde se emitió.
La tipología
era puramente producto nativo, y suele ser curioso para quien vea estas monedas
por primera vez la manera de representar los peinados del busto,
llegando a veces a parecer grotescos las de algunas cecas vasconas, como en las
primeras emisiones de Arsaos que presentan pocos rizos, y algunas
toscas de Baskunes.
Por ultimo una característica común a
todas ellas es el tipo de peinado, que esta formado por rizos en forma de
gancho. Fijándonos en esta característica hay
varias cecas que emiten con este tipo de peinado, por lo que indica que por lo
menos algunas de estas fueron emisiones más antiguas y hoy más escasas. Son
algunas de Arsaos, con bandas de líneas entre las filas de rizos y sin
variantes epigráficas.
Uno de los
rasgos diferenciadores y que primero salta a la vista en los reversos de
nuestros denarios, es el objeto que portan. En la ceca vascona de Baskunes el
caballero porta una espada y en la de Arsaos que porta bipenne. Los bustos de las dos aparecen barbados. El hecho de las coincidencias entre las
monedas de una y otra ceca significaría estar próximas en el espacio geográfico.