jueves, 7 de junio de 2012

01.01.04 Prospeccion termino municipal Eslaba - rArMpS



Prospección del término municipal de Eslava (Navarra)
(Prospección at the terminous town of Eslava. Navarra)


Armendáriz Aznar, Rosa María;
Mateo Pérez, María Rosario;
Sáenz de Albéniz Arregui, María Pilar


Eusko Ikaskuntza
García Castañón, 2-6.
31002 - Iruñea

BIBLID [1137-4489 (1997), 7; 145163]

El presente trabajo es el resultado de las prospecciones sistemáticas llevadas a cabo en el término municipal de Eslava (Navarra). Se ha localizado vestigios de 81 yacimientos, la mayor parte de cronología romana. Destaca entre ellos el asentamiento de Santa Criz, tanto por la cantidad y calidad de sus materiales y restos constructivos como por la extensión que ocupan.
Palabras Claves: Prospección exhaustiva. «Talleres de silex». Romano. Santa Criz. Necrópolis.

Aurrean duzuen lan hau Eslaba udalerrian egindako ikerlan sistematikoen ondorioa da. Eremu horretan aurkitutako larogeita bat aztarnategiren arrasto gehienak erromatar garaikoak dira. Hauen artean Santa Criz biziturikoak dira nabarmenenak, bai material kantitate, kalitate eta eraiki-aztarnagatik, bai hedapenagatik.
Giltz-Hitzak: Prospekzio osoa. «Silex lantegiak». Erromatarra. Santa Criz. Nekropolia.

Le présent travail c’est le résultat des prospections systématiques accompies dans le territoire de la commune de Eslava (Navarre). Ils ont été localisés les vestiges de 81 gisements dont la plus part ont une chronologie romaine. Le placement de Santa Criz c’est celui qui détache entre eux, aussi bien par la quantité et qualité de ses matériaux et restes contructifs que par l’extension qu’ils occupent.
Mots Clés: Prospection exhaustive. Atelier de sílex. Romain. Santa Criz. Nécropole.


 Isturitz. 7, 1997, 145-163


1.      INTRODUCCIÓN

La presente memoria constituye los primeros resultados del trabajo de prospección llevado a cabo en el término municipal de Eslava, por las arqueólogas firmantes de este trabajo, previa concesión del pertinente permiso concedido por el Gobierno de Navarra (Orden Foral 115/1994 de 15 de Abril).

El término municipal de Eslava se enclava en el centro de la «Val de Aibar», zona que representa la transición entre las estribaciones Surpirenaicas y el comienzo  de la depresión del Ebro. Posee una superficie de 19’4 km2. Limita al Norte con Ezprogiy Sierra de Andúa; al Sur Con Ujué y Sierra de Orba; al Este con los términos de Ayesa y Gallipienzo y al Oeste con Lerga. Dista de Pamplona 56 km.

Desde el punto de vista administrativo y judicial, pertenece a la Merindad de Sangüesa y al Partido judicial de Aoiz.

Geográficamente, el municipio consta de dos pequeñas alineaciones serranas, una al Norte y otra al Sur, separada por una parte central más baja y llana. La primera se corresponde con un sinclinal colgado, prolongación Oriental de Barásoain y, la segunda con el frente abrupto de una cresta arenicosa del Oligoceno, profundamente erosionado en sus partes de margas y arcillas, lo que explica la parte llana del término, en la que se conservan extensos manchones de glacis cubiertos de derrubios.

El sistema hidrográfico es pobre. Al Sur discurre el río Indusi, el cual es alimentado por numerosos barrancos (Paizarán, Artamaleta, Arquea, Arangaiz, Argavidi, El Saso y Gezari, entre otros menos importantes), que son muy diferentes unos de otros, siendo unos de caudal permanente y escaso y otros, los más, estacionales y dependientes del régimen pluviométrico.

En cuanto al núcleo urbano, el pueblo de Eslava se sitúa sobre un promontorio denominado «Alto de Santa Bárbara», a 536 m. s. n. m. Ello ha motivado un tipo de urbanización que consiste en un trazado de calles de estructura semicircular, siguiendo los anillos de las curvas de nivel del montículo.

La población de derecho es de 237 h. y la base de la economía es la agricultura que perdura, probablemente, desde época romana: lino, horticultura, viñedo, cereal y olivar.

Por lo que respecta a los restos arqueológicos, hasta el presente informe únicamente se tenía noticia de la existencia de vestigios de época romana en el denominado Cerro de Santa Criz. Mientras que de época Altomedieval se tenía referencias del edificio con necrópolis de la Venta o de la Encinosa y de La Virgen.


2.      METODOLOGÍA

El trabajo de prospección realizado en el término municipal de Eslava fue llevado a cabo por un equipo técnico integrado por tres personas. Para optimizar los resultados de la prospección, partimos de la idea de la constitución de un equipo que supliera las desventajas que, en cuanto a obtención de datos, hubiera supuesto la realización de este trabajo de manera individual.

La prospección se planteó como «cobertura total», realizándose el peinado del término municipal de manera sistemática. Hay que señalar que este objetivo no pudo cumplirse en toda su amplitud por diferentes causas. Por una parte la existencia de un cerrado pinar de repoblación en la zona más Meridional del término (Sierra de Zaldinaga). Por otra, la utilización de la zona Septentrional (también con pinos), como lugar de pasto de ganado bravo. A pesar de ello, en esta segunda zona se planteó una prospección selectiva según la topografía y con la ayuda de un vehículo todoterreno (mapa 1).



2.1. Fase preliminar

Como es habitual en este tipo de trabajos, previamente a la prospección directa del terreno, se realizó lo que denominamos «fase preliminar». El desarrollo de esta labor previa, integra los siguientes puntos:

 — prospección bibliográfica,
 — prospección cartográfica,
 — análisis de la toponimia,
 — información verbal.

 2.1.1. Prospección bibliográfica: la bibliografía referente a la zona, se centra prácticamente en los yacimientos de Santa Criz (romano) y la Venta (medieval). Estos artículos hacen referencia a algunos hallazgos sueltos como inscripciones romanas y sarcófagos medievales, de los que no se detallan ni las circunstancias de su hallazgo, ni las características específicas del contexto en el que aparecieron.
 2.1.2. Prospección cartográfica: se procedió a señalar los puntos que a priori podrían contener evidencias arqueológicas. Así mismo, la distribución en el espacio de cursos de agua, accidentes topográficos y vías de comunicación, actuaron como factor organizativo a la hora de plantear el trabajo de campo. La consulta, tanto de fotografía aérea tradicional, como de ortofotos, también se contempló en esta fase.
2.1.3. Análisis de la toponimia: es un punto de gran interés en la labor de prospección y, afortunadamente, contábamos para ello con un exhaustivo estudio de filología, realizado para una tesis doctoral.(1)
 2.1.4. Información verbal: la encuesta se realizó con los vecinos del municipio, siendo éste un buen punto de partida para el planteamiento del trabajo de campo.

 Con todo, el resultado de las diferentes fases de este trabajo previo, ofreció resultados desiguales, aunque complementarios:

 BIBLIOGRAFíA:   — Hallazgos epigráficos.
— Santa Criz.
— La Venta.
— La Virgen.
— Mina de Garro.
TOPONIMIA:        — Valuriáin
— Dorretas.
— Bizarretas.
— Tejería.
ENCUESTA ORAL: — Rozaindía.
— Corral Redondo.
— Pasadizos.
— Lápida funeraria.
— Eslava (busto romano).
PROSPECCIÓN:    — El resto hasta 81 yacimientos y hallazgos aislados.

2.2. Trabajo de campo

La prospección del terreno fue realizada, como señalábamos anteriormente, por un equipo técnico de tres licenciadas en Prehistoria e Historia Antigua.

El Trabajo se planteó como prospección sistemática de cobertura total. Los itinerarios fueron seleccionados según las características físicas del terreno, usos del suelo, etc., procurando que las distintas áreas explotadas en cada salida guardaran algún tipo de cohesión interna, que bien pudiera haber sido tenida en consideración por los pobladores anteriores.

Se procedió al peinado total del área municipal, guardando una distancia máxima entre cada prospectora de 25 m., si bien esta distancia, en ocasiones, hubo de ser alterada por imperativos topográficos.

Los meses elegidos para ejecutar las prospecciones, fueron los del Otoño-Invierno de 1994-5, puesto que en esta época la visibilidad del terreno es óptima. Más aún, en esta zona de cultivos de secano y de pastos y en estas épocas del año, los campos de cereal de invierno son objeto de laboreo, las vides están podadas y los pastos no presentan un espesor que imposibilite totalmente la visión.


2.3. Registro de los hallazgos

Ante el hallazgo de cualquier tipo de evidencia arqueológica, el equipo se reunía para ejecutar un barrido en profundidad de la zona afectada, procediéndose a la recogida de material. Esta labor se hizo invariablemente de manera selectiva procurando que las evidencias rescatadas guardaran correspondencia con la totalidad y porcentajes aproximados de los tipos encontrados en el yacimiento.

Consideramos de suma importancia que los prospectores no procedan a «desnudar» totalmente los yacimientos, eliminando en superficie cualquier evidencia de una ocupación existente en el subsuelo. Al igual que ocurre en las excavaciones, en las que sí es ético reservar parte del yacimiento intacto para futuras generaciones de investigadores, que gocen de nuevos adelantos técnicos para la realización de estas tareas, consideramos que es oportuno seguir esta táctica en la recogida de superficie, al objeto de no privar a otros investigadores de una información de «primera mano».

Los hallazgos se ubicaban inmediatamente en la cartografía seleccionada: 150.000, 1:10.000 y catastral a 1:5.000. En el diario de prospección se procedía a efectuar un croquis de la distribución de evidencias en el terreno. Asimismo, se tomaban datos referentes al uso del suelo, visibilidad o grado del deterioro y causa de las mismas.


3.      CONCLUSIONES Y RELACIÓN DE YACIMIENTOS MÁS IMPORTANTES

Como ya hemos señalado en la metodología, la bibliografía sobre la zona, apenas arrojaba un total de cuatro yacimientos (La Venta, Santa Criz, La Virgen y Mina de Garro) y varios hallazgos epigráficos. Las actuales prospecciones han ampliado el número de yacimientos y evidencias a 81 (mapa 2).




3.1. La Prehistoria reciente

Como primera y más importante conclusión debemos afirmar que el exhaustivo trabajo de campo ha dilatado en el tiempo los orígenes del poblamiento en esta zona. A este respecto hay que señalar que son abundantes los yacimientos adscribibles al Eneolítico y la Edad del Bronce. Entre este largo período de la Prehistoria reciente no puede establecerse una clara distinción, según los restos de prospección, tan fragmentados y descontextualizados. Estos yacimientos seguirían las pautas observadas para la mayor parte de Navarra, en la que es evidente la continuidad sin rupturas significativas en la cultura material de ambas fases. Estos yacimientos son el tipo más abundante de la zona, presentando una tupida red de núcleos, alguno de los cuales se encuentran muy próximos entre sí. Su número asciende a 31 (mapa 3),

aunque la entidad de los mismos es bastante desigual, destacando de entre ellos El Sasico, La Tejería, La Tejería ll, Puente Viejo II, Zabarzíbar, Entreviñas II, Santuzábal, Santa Ana y Zabalea (mapa 4).


Las características de estos enclaves, son las que pasamos a describir:

EL SASICO En el término de El Sasico y junto al Barranco de Zabarzíbar, se recogen más de 100 fragmentos de sílex, que se presentan concentrados en una zona muy concreta.
Entre el material destacan varias laminitas, un elemento de sílex con muesca, una veintena con retoque abrupto, varios raspadores sobre lasca y varias laminitas retocadas.
Todo parece indicar que nos encontramos ante un asentamiento que puede enmarcarse en el mundo de los «talleres de sílex al aire libre», en un período cronológico difícilmente distinguible y que abarcaría la época del Eneolítico y Edad del Bronce.

LA TEJERÍA Se trata de un «taller de sílex», del que se han recogido 40 fragmentos de ésa materia y, entre los que hay que destacar un raspador, 2 puntas de dorso, una laminita truncada, una hachita pulimentada de fibrolita con huellas de uso y un fragmento de cerámica manufacturada.

LA TEJERÍA II El yacimiento de la Tejería II se sitúa en la planicie de El Saso, junto al barranco de Zabarzíbar.
Los materiales dan una clara cronología del yacimiento:
— 52 restos de talla, entre los que hay 3 grandes lascas.
— 1 laminita.
— 5 laminitas fragmentadas, una de ellas con dos muescas.
— 2 dientes de hoz.
— 4 núcleos, uno de ellos piramidal.
— 1 fragmento de percutor en cuarcita y otro en sílex, con marcas de extracción
 (posible núcleo reutilizado como percutor).
— 2 fragmentos de cerámica manufacturada muy descompensada.

Todo ello nos hace suponer que nos encontramos ante un yacimiento sólido, en el que se realizaron labores agrícolas, así como elaboración de herramientas de sílex. Hay que señalar que el sílex es de buena calidad. Sin embargo, no se han observado vestigios de fondos de cabaña, postes, etc. Su adscripción cultural sería Eneolítico-Bronce.

PUENTE VIEJO ll En un altiplano situado debajo de los montes de la parte Septentrional, se han localizado 70 fragmentos de sílex, entre ellos 2 núcleos de extracción agotados, 7 fragmentos de láminas y 3 raspadores.

ZABARZÍBAR En el paraje de Zabarzíbar, en una viña, junto al barranco del mismo nombre, se han localizado 18 fragmentos de sílex, entre ellos una laminita, un raspador, una lasca de cuarcita, el filo de un hacha pulimentada y dos restos de cerámica (uno de ellos prehistórica y el otro de TSH).
La presencia del pulimentado, así como de la cerámica manufacturada, nos hace pensar que estamos ante un asentamiento de la Edad del Bronce. Por los restos detectados en superficie, es muy probable que el yacimiento se encuentre muy erosionado.
Los recursos hídricos del yacimiento son un detalle a tener en cuenta, ya que la situación de este enclave es buena por encontrarse flanqueado por dos barrancos: el de Zabarzíbar y el de las Fuenticas.

ENTREVIÑAS III Es una planicie junto al camino de Pisaldea, en la que se recogen 38 fragmentos de talla de sílex, 2 núcleos de extracción, 1 raspador, 1 fragmento de cerámica manufacturada y otro de dolia.

SANTUZÁBAL El yacimiento de Santuzábal se encuentra enclavado en un amplio cerro, desde el que se domina el río Indusi. El límite entre los término municipales de Eslava y Lerga pasa por su cima.
El material hallado en este lugar pertenece a diferentes épocas cronológicas: Por una parte nos encontramos 25 restos de talla del sílex, 2 nódulos de sílex, 2 fragmentos de laminitas, 1 hojita de cresta, 1 lasca en cristal de roca, 3 fragmentos de cerámica manufacturada de pasta negra con decoración a peine y restos de adobe muy alterados. Por otra parte, se han recogido fragmentos de dolia y un opérculo de pequeñas dimensiones.
Todo ello evidencia la presencia de un asentamiento inicial en la Edad del Bronce que, a juzgar por la presencia de cerámica y de adobes, debió tener bastante entidad. Sobre este asentamiento, ya en época romana, se localizaría algún tipo de asentamiento de menor importancia, ya que los restos son únicamente dolia y en poca cantidad.

SANTA ANA En una plataforma orientada al Sur y con un barranco al Oeste, se recogen 121 restos de talla de sílex, 5 fragmentos de lámina, 1 raspador y 1 borde de dolia. Estos materiales se extienden en una amplia zona del cerro y sus laderas.

ZABALEA El yacimiento de Zabalea se sitúa en la parte más alta del cerro del mismo nombre, a 615 m. de altitud máxima. Desde él se domina una buena parte del término municipal. En este lugar se han encontrado numerosos restos de la talla del sílex, algunos de ellos retocados y que tal vez pudieran considerarse como útiles. Pero lo más destacable dentro del material, es la aparición de restos de cerámica pertenecientes a la Edad del Bronce final o Hierro I. Después de prospectar la zona minuciosamente, no hemos podido constatar evidencias de fondos de cabañas o estructuras similares, pero esto no impide que pensemos que sea un establecimiento permanente de ésta época. De época romana hemos recogido restos de dolia y TSH que, a diferencia de los restos de épocas anteriores, se encuentran dispersos por las laderas del cerro. Por último, también se ha recogido un opérculo.


3.2.  Edad del Hierro

Por lo que respecta a los asentamientos de la Edad del Hierro, también se pueden corroborar las generalidades señaladas para el resto de la provincia. Estos núcleos de población son mucho más escasos que los anteriores y prácticamente se basan en los indicios de Zabalea, Juan de los Aires y Santa Criz.

El caso de Zabalea ya ha sido comentado en el punto anterior, al referirnos a la presencia de una cerámica del Hierro I, que pudiera tener sus raíces en el Bronce final. El caso de Santa Criz es diferente, ya que sospechamos que la población a la que hacen mención las fuentes epigráficas latinas (numerosos elementos de filiación indígena, tanto antropónimos, como teónimos), bien pudieran encontrarse debajo del potente nivel arqueológico de época romana de la parte alta del yacimiento. Las características topográficas y ambientales de la zona, parecen apuntar a ésta teoría. En cuanto a Juan de los Aires, es un punto apto para el establecimiento humano con las características específicas de los núcleos habitados de ésta etapa: enclavado en las estribaciones de una sierra (Monte Julio), protegido con escarpadas pendientes y con una amplia visibilidad del Val de Aibar. El problema de este enclave ha sido el manto de matorral que impide el desarrollo óptimo de la prospección. Aún así se han localizado restos de sílex y una estructura tumular, que requiere una limpieza para precisar mejor su naturaleza.


3.3.  Etapa Romana

A la  escasez evidente de población durante la Edad del Hierro, sobreviene un auge considerable en el momento de la romanización. Esta realidad, demostrada de manera fehaciente al finalizar la prospección intensiva de campo, se materializa en el hallazgo de 43 yacimientos con restos romanos (mapa 5).


Estos puntos presentan una clara jerarquía interna, apreciable fundamentalmente en la cantidad y calidad del material recogido.

De todos, el principal establecimiento romano es el yacimiento de Santa Criz, al que deben remitirse los hallazgos de principal importancia: epigrafía, escultura, estructuras in situ y abundante material cerámico y metálico. Este núcleo, a nuestro entender, se trata de una ciudad, aunque no consideramos la acepción del concepto ciudad en los mismos términos que civitates, sino como centro aglutinador de una serie de asentamientos dispersos bajo su influencia, que hunde sus raíces en la Edad del Hierro.

Se ha venido afirmando desde hace tiempo que, a partir del siglo l d. C., el ager vasconvm empieza a cubrirse de villae, que coexistirían con pequeñas explotaciones o minifundios dispersos por todo el término. Las grandes villae y los pequeños asentamientos, de acuerdo con el grado de autarquía del que gozasen, tenían una mayor o menor coexión con los centros urbanos más cercanos: Ilvmberri o Santa Criz (?), punto éste último que esperamos aclarar por medio del estudio pormenorizado de la distribución espacial de los núcleos.

Los asentamientos detectados en el término, pueden dividirse en categorías: por una parte tenemos las villae propiamente dichas, donde a la funcionalidad agrícola se le une la intencionalidad de hacer habitable el lugar. En esta categoría destacamos los sitios de Valuriáin y el Alto de Janduba, así como la villa de Lerga en la muga con Eslava (mapa 6).

Seguidamente pasamos a describir someramente algunos de estos yacimientos:

VALURIÁIN En una pequeña elevación desde la que se divisa Santa Criz, en el paraje de Ostériz, a 504 m. s. n. m. y dominando el Barranco de los Pozos, se encuentran vestigios de lo que fue una villa romana. De ella quedan numerosos restos constructivos dispersos por las laderas, material de construcción de sillarejo, fragmentos de hormigón y una serie de losetas que guardan una disposición regular que bien pudiera tratarse de un suelo. Igualmente se encontró un torculario y una basa de columna. Entre los materiales cerámicos se comprobó la abundancia de TSH decorada y lisa, cerámica común, dolia y un fragmento de vidrio verde.
Tanto por su altitud, como por la existencia de agua en las cercanías, así como por la constatable fertilidad de las tierras que la circundan, sería idóneo para este tipo de asentamientos.
No parece arriesgado en absoluto interpretar el topónimio Valuriáin como el genitivo del cognomen Valurianvs.
Por último señalar que la destrucción del lugar ha sido muy importante debido a las labores agrícolas. También la conducción del gaseoducto de ENAGAS pudo afectar a la conservación de este asentamiento.

ZABALEA El yacimiento de Zabalea se encuentra situado en lo alto de un cerro denominado por los vecinos del pueblo como Alto de Janduba. Las laderas presentan una fuerte pendiente y la cumbre está formada por tres plataformas, fruto de los aterrazamientos para las terrazas agrícolas.
En el primero de los niveles, cultivado con olivo y almendro, se recoge dolia, TSH y cerámica de cocina romana. El segundo está ocupado por viñedo y en él se recoge algún fragmento de dolia. La parte más alta del cerro está sin cultivar y aquí aparecen dolias, restos constructivos, tanto dispersos como embutidos en un muro de contención que rodea el cerro. Entre el segundo y tercer escalonamiento, se ha podido localizar un tramo de muro perteneciente a una construcción antigua. Tanto los restos constructivos como la cerámica, se extiende también por las laderas del cerro.

LA VENTA III El día que se realizó la primera prospección de la zona (22 de septiembre de 1994), la tierra acababa de ser labrada, lo que permitió apreciar importantes restos de argamasa romana, que se disponían en una línea de aproximadamente un metro de anchura y paralelo al camino de Pisaldea. Evidentemente, esta argamasa pertenecería a una edificación de época romana. Junto a esto se encontraron abundantes restos de cerámica TSH lisa y decorada, dolia y común.

PISALDEA I El yacimiento denominado Pisaldea I se localiza en el paraje del mismo nombre, a la sombra del cerro de Vizcarda. Se ubica muy próximo al río Indusi y a tan sólo 10 m. de su cauce, encontramos restos de una pavimentación romana, formada por pequeños fragmentos de dolia y piedras unidos por argamasa. También se hallan restos de dolia de considerable tamaño. Estos restos se concentran en la parte más Occidental de la finca y justo al lado, se encuentra un viñedo con una concentración de dolias, que pueden pertenecer a un edificio dedicado a la explotación agrícola.
Posiblemente, y relacionados con esta estructura están los dos elementos constructivos hallados a unos cien metros de este lugar y que se denomina Pisaldea III.
Es importante señalar que, cuando años atrás se construyó el corral nuevo de Pisaldea, aparecieron intactas varias vajillas de almacenaje romanas.

EZPONDABE IV De este lugar se recogen numerosos restos de cerámica romana, como dolia, TSH y común romana en buen estado de conservación. También se recuperan dos fragmentos de vidrio de tono azulado y un resto de talla de sílex.

NÚCLEO URBANO DE ESLAVA Aquí se ha localizado un ara dedicada a Peremusta, que por las referencias de los descubridores, suponemos que la pieza apareció en el patio interior de la Casa Castillo, enterrada en el mismo y en posición vertical, que bien podía ser su depósito primario. Las características del cerro sobre el que se asienta Eslava, la existencia de otra inscripción empotrada en la fábrica de una casa y el hallazgo de este ara, seguramente in situ, nos mueve a considerar el núcleo urbano como solar de otra villa de características, desafortunadamente desconocidas.

SANTA CRIZ De todos los hallazgos realizados, destaca por su importancia arqueológica el denominado cerro de Santa Criz, importancia que viene dada, tanto por la abundancia de material epigráfico, constructivo o cerámico, como por la calidad de los mismos. Además, debemos añadir que la dispersión de los vestigios y, por lo tanto del yacimiento, ocupan una amplia zona, extendiéndose por el cerro y por sus inmediaciones.
La bibliografía sobre los hallazgos arqueológicos en el término de Santa Criz es muy somera, reduciéndose en la mayoría de las ocasiones a breves alusiones incluidas en estudios de carácter general sobre la romanización en Navarra o a la publicación por separado, de los diferentes vestigios recogidos en este lugar.

La primera cita sobre materiales de este yacimiento, de la que tenemos noticia, se produce en 1917, cuando el señor J. Castillo publica la aparición de un miliario de Maximo y Maximino (238 d. C.), procedente del paraje denominado «Fuente de los Moros» (2). En 1928, J. Altadill recoge la siguiente noticia en De re geographicahistorica. Vías y vestigios romanos en Navarra (3), en el que añade la existencia en este lugar de gran abundancia de material cerámico de época romana, entre ellos numerosos fragmentos de urnas cinerarias. La confirmación de Santa Criz como asentamiento propiamente dicho se produce cuando, en 1934, el Padre Escalada, menciona haber observado in situ, «restos muy notables de edificios, como capiteles, fustes de columnas, lápidas, cipos, etc.» (4). Así lo debieron considerar B. Taracena y L. Vázquez de Parga (5), que se refieren a este yacimiento como «Las ruinas de una ciudad como de 10 has. de extensión que ocupan el altozano», citando varios restos encontrados en superficie: dos capiteles toscanos, uno corintio, un fuste en escama adosado a una jamba y otros dos acanalados. Estos hallazgos de especial interés motivaron que en septiembre de 1944 los dos estudiosos realizasen la primera intervención arqueológica en el lugar, a la que ellos se refieren como «exploración» y que permitió descubrir restos de muros de viviendas, entre ellos los correspondientes a un atrio con implvvivum,un gran basamento de templo en la cima del cerro y abundantes restos de TSH. Sin embargo, el informe completo de esta exploración nunca llegó a publicarse. Pero el yacimiento de Santa Criz ya se empezó a incluir entre otras ciudades que, junto a Andión, Santa Cara o Gallipienzo, «constituían una serie de municipios romanos, propios de la ya romanizada Navarra Media». Así lo manifiesta J. Maluquer de Motes, que en 1961 (6) señala el solar de Santa Criz y Eslava (probablemente se refiera al paraje de la Encinosa) como zonas en las que pervive la forma de vida hispano-romana, hasta época visigótica. En el mismo año, J. M. Blázquez publica en Príncipe de Viana un artículo sobre los relieves de los «Casquilletes de San Juan». (Gallipienzo) (7). Entre estos relieves de temas vegetales sobre grandes sillares, ya conocidos por J. Castillo, diferencia dos conjuntos: uno recogido en Gallipienzo y otro situado en las ruinas de Santa Criz, puntualizando que este segundo habría sido trasladado allí desde los Casquilletes de San Juan.
A excepción del idolillo alado de ágata, que cita Altadill, no se conocían hasta el momento, otras piezas que no fuesen constructivas o cerámicas. En 1970, Mª Angeles Mezquíriz publica la existencia de un pasador iberorromano hallado en el término de Santa Criz y que fue adquirido por el Museo de Navarra en agosto de 1959 (8).

Durante la década de los 70 y 80 continúan las noticias sobre diversos hallazgos en este yacimiento, todos ellos de índole epigráfica: en 1971, García y Bellido publica una lápida en la que figura un cispensator pvblicvs, y un miliario de Probo. En 1981, de entre las inscripciones del Museo de Navarra, Carmen Castillo publica dos lápidas inéditas de carácter funerario. En 1986 se publica en el Diario de Navarra, el descubrimiento de un nuevo yacimiento arqueológico en el paraje de Artamaleta, junto a Santa Criz, catalogado en la Universidad de Navarra como altar prehistórico. Este punto dio lugar a prospecciones puntuales en la zona, dirigidos por el Departamento de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Navarra. De estas investigaciones no queda constancia escrita.

Tras las prospecciones realizadas por las firmantes de este trabajo, hemos podido constatar la existencia de una serie de estructuras y materiales inéditos que pasamos a enumerar:

   1. Estructuras conservadas en la parte alta del cerro: conjunto de bloques de piedras que parecen configurar un acceso, y conjunto de grandes sillares rectangulares que pueden constituir la base de un edificio.
   2. Estructura muraria, constituida a intervalos por afloramientos rocosos naturales y por lienzos elaborados con piedra irregular y sillares.
    3.  Elementos constructivos dispersos, cornisas, sillares con argollas, elementos de lagar, etc.
  4. Estructuras que parecen configurar un acceso ascendente al cerro, junto a las que se han detectado muros y restos de suelos.
   5.   Camino viejo de Gallipienzo, con restos de construcciones antiguas en sus márgenes.
   6.   Bloques de arenisca con decoración en relieve.
   7.   Elementos constructivos reutilizados en corrales cercanos.
  8.  Cavidades practicadas en la parte Meridional del afloramiento rocoso en el que se sitúan las minas.
   9.    Noticias sobre dos posible lagares destruidos por las labores agrícolas.
10.     Restos cerámicos asociados a cenizas. Posible necrópolis.
11.     Basamento de grande dimensiones relacionados con un edificio.
12.     Inscripción funeraria hallada junto al anterior basamento.
13.     Scrinivm.
14.     Escultura de bulto, representando a un togado.
15.     Fragmento de escultura en mármol blanco y negro, representando la garra de un animal.

Además, este yacimiento es uno de los lugares de Navarra donde más documentos epigráficos se han documentado, siendo de carácter funerario principalmente. Entre ellos encontramos un alto porcentaje de antropónimos y teónimos de filiación indígena (Piculla, Apruncla, Peremusta...) que nos plantean la cuestión de si nos encontramos ante una realidad protagonizada por un fuerte sector aristocrático indígena con disponibilidades económicas (¿Acaso esta hipotética aristocracia indígena es una pervivencia de una sociedad anterior a la romanizada?) El pasador iberorromano y las urnas funerarias con decoraciones digitadas y de pezones (según Altadill) pueden ser exponentes de un asentamiento de la Edad del Hierro, sobre el que Roma habría ejercido, en fecha desconocida, su gran influencia aculturadora.

Por otro lado, hay que resaltar la importancia que representa para esta zona la existencia de una vía romana. Contamos con la existencia de un camino viejo de herradura (Camino Viejo de Gallipienzo) y la existencia de dos miliarios.

Otro punto fundamental, a la hora de establecer los parámetros del asentamiento, además de la necrópolis de incineración, es la presencia de una muralla, que discurra de manera intermitente, circundando el perímetro del cerro. Además, la cercanía del yacimiento a minas cupríferas y la gran abundancia de escorias, invitan a pensar en la existencia de algún tipo de fundición.

En otro nivel jerárquico se englobarían todos aquellos yacimientos, cuyo material y condiciones de habitabilidad son menos destacables y de menor entidad. Muy próximo al lugar de Santa Criz, en la llanura de inundación del Indusi, se han localizado restos como los del denominado Ezpondabe IV, Pisaldea I y Pisaldea III. Toda esta zona deprimida por la que discurre el Indusi, aparece jalonada por abundantes restos cerámicos, aunque en la mayor parte de los casos, éstos aparecen formando pequeñas concentraciones o dispersos por amplias zonas. A estos elementos no se les puede conferir auténtica categoría de yacimiento, aunque son de fundamental importancia, ya que pueden marcar la posible vía de acceso a la zona. Además, la aparición de dos miliarios en el meandro del río en este paraje descrito, avalan la teoría de la existencia de una vía.

Esta serie de evidencias, junto con el resto de vestigios encontrados en el término, los consideramos dentro de otra jerarquía, caracterizada por presentar condiciones de habitabilidad y material de menor importancia. Estos yacimientos son muy abundantes y se caracterizan principalmente por la aparición casi exclusiva de material cerámico de almacenaje, procedente de estructuras asociadas a la villa y que tendrían una finalidad de pequeña explotación tipo granja o caserío.

Consideramos interesante señalar que en 16 yacimientos hemos encontrado materiales procedentes de diferentes fases: El Sasico II, Almendro-Pistacho, Lezcal, Octubarren I, Octubarren ll, Octubarren III, Entreviñas I, Entreviñas III, Gezari V, Ezpondabe, Arrastraga, Onzeberri, Lizardil, Barranco de Zabaldea, Argibidea y Zabalea (mapa 7).


Esta superposición se refiere a yacimientos de épocas romana y de la Edad del Bronce. En general, el material se presenta en bloques bien diferenciados por la distinta entidad de los mismos. Además, siempre predomina un grupo de materiales en porcentajes absolutos, lo que indica la intrusividad de un período y la mayor importancia del otro.

Un lugar destacable en cuanto a la perduración de la ocupación en una zona, es la superficie amesetada de la Venta, en el que se encuentran materiales de épocas prehistórica, romana y medieval.

3.4.  Etapa Medieval

El período comprendido entre la desintegración o transformación de esta estructura de poblamiento romano hasta la aparición de los primeros documentos escritos de la comarca, abarca varios siglos (el primer documento data del siglo XI). Durante estos años es difícil rastrear el decurso del poblamiento en la zona, puesto que los restos son muy escasos.

De época medieval contamos con información y documentación escrita, con los datos de la prospección y con la información oral de las personas que han recogido materiales.

Dentro del término de Eslava, hemos localizado cuatro puntos concretos adscribibles a una etapa medieval. En la misma muga, pero pertenecientes a otros municipios, se han encontrado otros dos puntos, considerados como desolados medievales: Aldea y Abaiz. En Abaiz, asentamiento sobre sustrato romano, con carácter estratégico y asociado a Santa Criz, se pueden ver en la actualidad muros, la iglesia, casas y calles. Ya en Eslava, podemos documentar cuatro yacimientos: La Venta, Santa Criz, Los Pasadizos y Los Linares (mapa 8).

  

LA VENTA En una planicie a 500 m. del Barranco de Los Pozos, con un encinar y campos de cultivo, se localiza el yacimiento de La Venta. En este lugar hay que destacar la planta y parte del alzado de una iglesia, una necrópolis medieval y restos de ocupaciones más antiguas (sílex y cerámicas romanas, además de una inscripción romana embutida en un edificio moderno en ruinas, recogida ésta por el Padre Escalada).
 Con respecto a los vestigios medievales, hay que destacar que la iglesia mencionada arriba es de estilo románico de transición al gótico. De ella se aprecia muy claramente el ábside y la planta, actualmente cubiertos por vegetación. En el suelo de la misma hay una gran losa de piedra con una espada grabada.
La necrópolis fue saqueada durante la Guerra Civil Española, cuando se extrajeron varios sepulcros rectangulares tallados en piedra, así como objetos de uso personal (espuelas, espadas, etc.). Estos sarcófagos se encuentran en la actualidad en domicilio particular, mientras que de los objetos metálicos desconocemos su paradero actual. La cronología de esta necrópolis podría tener una filiación visigótica, por lo que se desprende de algunos materiales: fíbula escutiforme, restos escultóricos y sarcófagos.

SANTA CRIZ En la parte alta del cerro de Santa Criz se conserva parte de una torre que, a juzgar por su posición y por la existencia de otras dos similares en las cercanías, serían torres de señales. De la de Santa Criz conservamos un alzado de varios metros (unos 10), sobre una planta cuadrangular, realizada con sillares de piedras, con huecos para las ventanas y para las vigas o escaleras. Además de la de Santa Criz, tenemos una al Norte, que ahora forma parte de la iglesia de Gallipienzo Viejo y otra más al Sur en el desolado de Abaiz.

LOS PASADIZOS Se localiza en el actual núcleo urbano, en una ladera del cerro de Santa Bárbara. Este lugar se denomina por los habitantes de Eslava como los Pasadizos y se utiliza como almacén de aperos de labranza. A principios de siglo se denominaba a este lugar como la Adobería, posiblemente relacionado con la actividad del trabajo de la piel.
Los vestigios que hemos podido observar durante esta prospección son una estancia de planta rectangular y bóveda apuntada sobre arcos igualmente apuntados, realizada toda la obra con buen sillar. La estancia tiene unos vanos laterales que en la actualidad se encuentran tapiados. Esta obra se puede fechar en los siglos XIV ó XV, pero se desconoce su funcionalidad, así como si pudo estar relacionado con el castillo que se documenta en el término.

LOS LINARES Se trata de una necrópolis de inundación, descubierta como fruto de unas labores agrícolas en una finca. A lo largo de la misma se apreciaban unas enormes lajas de arenisca de forma rectangular, sin decoración o inscripción alguna. Se encontraron gran cantidad de huesos que se dejaron in situ, entre los que destaca un cuerpo entero, aunque con los huesos muy fragmentados. Entre las lajas se podían apreciar manchas y restos de cal.

Se realizó una prospección exhaustiva de toda la finca, para buscar algún objeto que hubiera podido pertenecer al ajuar y facilitara la definición cultural de la necrópolis. No se encontró nada.

Lo que sí es importante, es destacar dos factores:
1º: Las fincas de la zona aparecen rodeadas de muros constituidos por grandes piedras. Al hablar con los propietarios de algunas fincas, nos indicaron que durante la labra de las fincas aparecen todavía numerosas piedras.
2º: existe la constancia de que en el término de la Virgen, muy cerca de este yacimiento, en las obras para desviar un curso de agua, aparecieron huesos humanos, que no se constataron con nuestra prospección. Pero del dato queda constancia. Esto se puede interpretar como una necrópolis medieval, asociada a algún desolado de la misma época y del que no queda ninguna estructura originaria en superficie.



NOTAS
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3. Fita, F. (1923); Homenaje a D. Carmelo Echegaray, pág. 465-556.
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5. Taracena, B. y Vázquez de Parga, L. (1947); «Romanización», Excavaciones en Navarra I, pág. 108 y 109.
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7. Blázquez, J. M. (1970); «Los relieves del de los Casquilletes de San Juan (Gallipienzo)», Príncipe de Viana.
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BIBLIOGRAFIA

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