Prospección del término municipal de Eslava (Navarra)
(Prospección
at the terminous town of Eslava. Navarra)
Armendáriz Aznar, Rosa María;
Mateo Pérez, María Rosario;
Sáenz de Albéniz Arregui, María Pilar
Eusko Ikaskuntza
García Castañón, 2-6.
31002 - Iruñea
BIBLID [1137-4489 (1997), 7;
145163]
El presente trabajo es el
resultado de las prospecciones sistemáticas llevadas a cabo en el término municipal
de Eslava (Navarra). Se ha localizado vestigios de 81 yacimientos, la mayor
parte de cronología romana. Destaca entre ellos el asentamiento de Santa Criz,
tanto por la cantidad y calidad de sus materiales y restos constructivos como
por la extensión que ocupan.
Aurrean duzuen lan hau Eslaba
udalerrian egindako ikerlan sistematikoen ondorioa da. Eremu horretan aurkitutako
larogeita bat aztarnategiren arrasto gehienak erromatar garaikoak dira. Hauen
artean Santa Criz biziturikoak dira nabarmenenak, bai material kantitate,
kalitate eta eraiki-aztarnagatik, bai hedapenagatik.
Giltz-Hitzak: Prospekzio osoa.
«Silex lantegiak». Erromatarra. Santa Criz. Nekropolia.
Le présent travail c’est le
résultat des prospections systématiques accompies dans le territoire de la commune
de Eslava (Navarre). Ils ont
été localisés les vestiges de 81 gisements dont la plus part ont une chronologie
romaine. Le placement de Santa Criz c’est celui qui détache entre eux,
aussi bien par la quantité et qualité de ses matériaux et restes contructifs
que par l’extension qu’ils occupent.
Mots Clés: Prospection exhaustive.
Atelier de sílex. Romain. Santa Criz. Nécropole.
Isturitz. 7, 1997, 145-163
1.
INTRODUCCIÓN
La
presente memoria constituye los primeros resultados del trabajo de prospección llevado
a cabo en el término municipal de Eslava, por las arqueólogas firmantes de este
trabajo, previa concesión del pertinente permiso concedido por el Gobierno de
Navarra (Orden Foral 115/1994 de 15 de Abril).
El
término municipal de Eslava se enclava en el centro de la «Val de Aibar», zona
que representa la transición entre las estribaciones Surpirenaicas y el
comienzo de la depresión del Ebro. Posee
una superficie de 19’4 km2. Limita al Norte con Ezprogiy Sierra de Andúa; al
Sur Con Ujué y Sierra de Orba; al Este con los términos de Ayesa y Gallipienzo
y al Oeste con Lerga. Dista de Pamplona 56 km.
Desde
el punto de vista administrativo y judicial, pertenece a la Merindad de Sangüesa
y al Partido judicial de Aoiz.
Geográficamente,
el municipio consta de dos pequeñas alineaciones serranas, una al Norte y otra
al Sur, separada por una parte central más baja y llana. La primera se
corresponde con un sinclinal colgado, prolongación Oriental de Barásoain y, la segunda
con el frente abrupto de una cresta arenicosa del Oligoceno, profundamente erosionado
en sus partes de margas y arcillas, lo que explica la parte llana del término, en
la que se conservan extensos manchones de glacis cubiertos de derrubios.
El
sistema hidrográfico es pobre. Al Sur discurre el río Indusi, el cual es
alimentado por numerosos barrancos (Paizarán, Artamaleta, Arquea, Arangaiz,
Argavidi, El Saso y Gezari, entre otros menos importantes), que son muy
diferentes unos de otros, siendo unos de caudal permanente y escaso y otros,
los más, estacionales y dependientes del régimen pluviométrico.
En
cuanto al núcleo urbano, el pueblo de Eslava se sitúa sobre un promontorio denominado
«Alto de Santa Bárbara», a 536 m. s. n. m. Ello ha motivado un tipo de
urbanización que consiste en un trazado de calles de estructura semicircular,
siguiendo los anillos de las curvas de nivel del montículo.
La
población de derecho es de 237 h. y la base de la economía es la agricultura que
perdura, probablemente, desde época romana: lino, horticultura, viñedo, cereal y
olivar.
Por
lo que respecta a los restos arqueológicos, hasta el presente informe
únicamente se tenía noticia de la existencia de vestigios de época romana en el
denominado Cerro de Santa Criz. Mientras que de época Altomedieval se tenía
referencias del edificio con necrópolis de la Venta o de la Encinosa y de La
Virgen.
2.
METODOLOGÍA
El
trabajo de prospección realizado en el término municipal de Eslava fue llevado a
cabo por un equipo técnico integrado por tres personas. Para optimizar los
resultados de la prospección, partimos de la idea de la constitución de un
equipo que supliera las desventajas que, en cuanto a obtención de datos,
hubiera supuesto la realización de este trabajo de manera individual.
La
prospección se planteó como «cobertura total», realizándose el peinado del término
municipal de manera sistemática. Hay que señalar que este objetivo no pudo cumplirse
en toda su amplitud por diferentes causas. Por una parte la existencia de un
cerrado pinar de repoblación en la zona más Meridional del término (Sierra de Zaldinaga).
Por otra, la utilización de la zona Septentrional (también con pinos), como lugar
de pasto de ganado bravo. A pesar de ello, en esta segunda zona se planteó una
prospección selectiva según la topografía y con la ayuda de un vehículo
todoterreno (mapa 1).
2.1.
Fase
preliminar
Como
es habitual en este tipo de trabajos, previamente a la prospección directa del
terreno, se realizó lo que denominamos «fase preliminar». El desarrollo de esta
labor previa, integra los siguientes puntos:
— prospección
bibliográfica,
— prospección cartográfica,
— análisis de la toponimia,
— información verbal.
2.1.1. Prospección bibliográfica: la bibliografía referente a la
zona, se centra prácticamente en los yacimientos de Santa Criz (romano) y la
Venta (medieval). Estos artículos hacen referencia a algunos hallazgos sueltos
como inscripciones romanas y sarcófagos medievales, de los que no se detallan
ni las circunstancias de su hallazgo, ni las características específicas del
contexto en el que aparecieron.
2.1.2. Prospección
cartográfica: se procedió a señalar los puntos que a priori podrían contener
evidencias arqueológicas. Así mismo, la distribución en el espacio de cursos de
agua, accidentes topográficos y vías de comunicación, actuaron como factor
organizativo a la hora de plantear el trabajo de campo. La consulta, tanto de fotografía
aérea tradicional, como de ortofotos, también se contempló en esta fase.
2.1.3. Análisis de la toponimia: es un punto de gran interés en la
labor de prospección y, afortunadamente, contábamos para ello con un exhaustivo
estudio de filología, realizado para una tesis doctoral.(1)
2.1.4. Información verbal:
la encuesta se realizó con los vecinos del municipio, siendo éste un buen punto
de partida para el planteamiento del trabajo de campo.
Con todo, el resultado de
las diferentes fases de este trabajo previo, ofreció resultados desiguales,
aunque complementarios:
BIBLIOGRAFíA: — Hallazgos epigráficos.
— Santa Criz.
— La Venta.
— La Virgen.
— Mina de Garro.
TOPONIMIA: — Valuriáin
— Dorretas.
— Bizarretas.
— Tejería.
ENCUESTA ORAL: —
Rozaindía.
— Corral Redondo.
—
Pasadizos.
—
Lápida funeraria.
—
Eslava (busto romano).
PROSPECCIÓN: — El resto
hasta 81 yacimientos y hallazgos aislados.
2.2.
Trabajo
de campo
La
prospección del terreno fue realizada, como señalábamos anteriormente, por un
equipo técnico de tres licenciadas en Prehistoria e Historia Antigua.
El
Trabajo se planteó como prospección sistemática de cobertura total. Los
itinerarios fueron seleccionados según las características físicas del terreno,
usos del suelo, etc., procurando que las distintas áreas explotadas en cada
salida guardaran algún tipo de cohesión interna, que bien pudiera haber sido tenida
en consideración por los pobladores anteriores.
Se
procedió al peinado total del área municipal, guardando una distancia máxima entre
cada prospectora de 25 m., si bien esta distancia, en ocasiones, hubo de ser alterada
por imperativos topográficos.
Los
meses elegidos para ejecutar las prospecciones, fueron los del Otoño-Invierno de
1994-5, puesto que en esta época la visibilidad del terreno es óptima. Más aún,
en esta zona de cultivos de secano y de pastos y en estas épocas del año, los campos
de cereal de invierno son objeto de laboreo, las vides están podadas y los pastos
no presentan un espesor que imposibilite totalmente la visión.
2.3.
Registro
de los hallazgos
Ante
el hallazgo de cualquier tipo de evidencia arqueológica, el equipo se reunía para
ejecutar un barrido en profundidad de la zona afectada, procediéndose a la
recogida de material. Esta labor se hizo invariablemente de manera selectiva
procurando que las evidencias rescatadas guardaran correspondencia con la
totalidad y porcentajes aproximados de los tipos encontrados en el yacimiento.
Consideramos
de suma importancia que los prospectores no procedan a «desnudar» totalmente
los yacimientos, eliminando en superficie cualquier evidencia de una ocupación
existente en el subsuelo. Al igual que ocurre en las excavaciones, en las que
sí es ético reservar parte del yacimiento intacto para futuras generaciones de investigadores,
que gocen de nuevos adelantos técnicos para la realización de estas tareas,
consideramos que es oportuno seguir esta táctica en la recogida de superficie, al
objeto de no privar a otros investigadores de una información de «primera
mano».
Los
hallazgos se ubicaban inmediatamente en la cartografía seleccionada: 150.000,
1:10.000 y catastral a 1:5.000. En el diario de prospección se procedía a efectuar
un croquis de la distribución de evidencias en el terreno. Asimismo, se tomaban
datos referentes al uso del suelo, visibilidad o grado del deterioro y causa de
las mismas.
3.
CONCLUSIONES
Y RELACIÓN DE YACIMIENTOS MÁS IMPORTANTES
Como
ya hemos señalado en la metodología, la bibliografía sobre la zona, apenas arrojaba
un total de cuatro yacimientos (La Venta, Santa Criz, La Virgen y Mina de Garro)
y varios hallazgos epigráficos. Las actuales prospecciones han ampliado el número
de yacimientos y evidencias a 81 (mapa 2).
3.1.
La
Prehistoria reciente
Como
primera y más importante conclusión debemos afirmar que el exhaustivo trabajo
de campo ha dilatado en el tiempo los orígenes del poblamiento en esta zona. A
este respecto hay que señalar que son abundantes los yacimientos adscribibles al
Eneolítico y la Edad del Bronce. Entre este largo período de la Prehistoria
reciente no puede establecerse una clara distinción, según los restos de
prospección, tan fragmentados y descontextualizados. Estos yacimientos
seguirían las pautas observadas para la mayor parte de Navarra, en la que es
evidente la continuidad sin rupturas significativas en la cultura material de
ambas fases. Estos yacimientos son el tipo más abundante de la zona,
presentando una tupida red de núcleos, alguno de los cuales se encuentran muy
próximos entre sí. Su número asciende a 31 (mapa 3),
aunque
la entidad de los mismos es bastante desigual, destacando de entre ellos El
Sasico, La Tejería, La Tejería ll, Puente Viejo II, Zabarzíbar, Entreviñas II,
Santuzábal, Santa Ana y Zabalea (mapa 4).
Las características de estos enclaves, son las que pasamos a
describir:
EL SASICO En
el término de El Sasico y junto al Barranco de Zabarzíbar, se recogen más de
100 fragmentos de sílex, que se presentan concentrados en una zona muy
concreta.
Entre
el material destacan varias laminitas, un elemento de sílex con muesca, una
veintena con retoque abrupto, varios raspadores sobre lasca y varias laminitas
retocadas.
Todo
parece indicar que nos encontramos ante un asentamiento que puede enmarcarse en
el mundo de los «talleres de sílex al aire libre», en un período cronológico difícilmente
distinguible y que abarcaría la época del Eneolítico y Edad del Bronce.
LA TEJERÍA Se
trata de un «taller de sílex», del que se han recogido 40 fragmentos de ésa materia
y, entre los que hay que destacar un raspador, 2 puntas de dorso, una laminita truncada,
una hachita pulimentada de fibrolita con huellas de uso y un fragmento de cerámica
manufacturada.
LA TEJERÍA II El
yacimiento de la Tejería II se sitúa en la planicie de El Saso, junto al
barranco de Zabarzíbar.
Los materiales dan una clara cronología del yacimiento:
— 52 restos de talla, entre los que hay 3 grandes lascas.
— 1 laminita.
— 5 laminitas fragmentadas, una de ellas con dos muescas.
— 2 dientes de hoz.
— 4 núcleos, uno de ellos piramidal.
— 1 fragmento de percutor en cuarcita y otro en sílex, con marcas
de extracción
(posible núcleo reutilizado
como percutor).
—
2 fragmentos de cerámica manufacturada muy descompensada.
Todo
ello nos hace suponer que nos encontramos ante un yacimiento sólido, en el que
se realizaron labores agrícolas, así como elaboración de herramientas de sílex.
Hay que señalar que el sílex es de buena calidad. Sin embargo, no se han
observado vestigios de fondos de cabaña, postes, etc. Su adscripción cultural
sería Eneolítico-Bronce.
PUENTE VIEJO ll En
un altiplano situado debajo de los montes de la parte Septentrional, se han localizado
70 fragmentos de sílex, entre ellos 2 núcleos de extracción agotados, 7 fragmentos
de láminas y 3 raspadores.
ZABARZÍBAR En
el paraje de Zabarzíbar, en una viña, junto al barranco del mismo nombre, se
han localizado 18 fragmentos de sílex, entre ellos una laminita, un raspador,
una lasca de cuarcita, el filo de un hacha pulimentada y dos restos de cerámica
(uno de ellos prehistórica y el otro de TSH).
La
presencia del pulimentado, así como de la cerámica manufacturada, nos hace pensar
que estamos ante un asentamiento de la Edad del Bronce. Por los restos
detectados en superficie, es muy probable que el yacimiento se encuentre muy
erosionado.
Los
recursos hídricos del yacimiento son un detalle a tener en cuenta, ya que la
situación de este enclave es buena por encontrarse flanqueado por dos
barrancos: el de Zabarzíbar y el de las Fuenticas.
ENTREVIÑAS III
Es una planicie junto al camino de Pisaldea, en la que se recogen 38 fragmentos
de talla de sílex, 2 núcleos de extracción, 1 raspador, 1 fragmento de cerámica
manufacturada y otro de dolia.
SANTUZÁBAL El
yacimiento de Santuzábal se encuentra enclavado en un amplio cerro, desde el
que se domina el río Indusi. El límite entre los término municipales de Eslava
y Lerga pasa por su cima.
El
material hallado en este lugar pertenece a diferentes épocas cronológicas: Por
una parte nos encontramos 25 restos de talla del sílex, 2 nódulos de sílex, 2
fragmentos de laminitas, 1 hojita de cresta, 1 lasca en cristal de roca, 3
fragmentos de cerámica manufacturada de pasta negra con decoración a peine y
restos de adobe muy alterados. Por otra parte, se han recogido fragmentos de
dolia y un opérculo de pequeñas dimensiones.
Todo
ello evidencia la presencia de un asentamiento inicial en la Edad del Bronce que,
a juzgar por la presencia de cerámica y de adobes, debió tener bastante
entidad. Sobre este asentamiento, ya en época romana, se localizaría algún tipo
de asentamiento de menor importancia, ya que los restos son únicamente dolia y
en poca cantidad.
SANTA ANA En
una plataforma orientada al Sur y con un barranco al Oeste, se recogen 121 restos
de talla de sílex, 5 fragmentos de lámina, 1 raspador y 1 borde de dolia. Estos
materiales se extienden en una amplia zona del cerro y sus laderas.
ZABALEA El
yacimiento de Zabalea se sitúa en la parte más alta del cerro del mismo nombre,
a 615 m. de altitud máxima. Desde él se domina una buena parte del término municipal.
En este lugar se han encontrado numerosos restos de la talla del sílex, algunos
de ellos retocados y que tal vez pudieran considerarse como útiles. Pero lo más
destacable dentro del material, es la aparición de restos de cerámica
pertenecientes a la Edad del Bronce final o Hierro I. Después de prospectar la
zona minuciosamente, no hemos podido constatar evidencias de fondos de cabañas
o estructuras similares, pero esto no impide que pensemos que sea un
establecimiento permanente de ésta época. De época romana hemos recogido restos
de dolia y TSH que, a diferencia de los restos de épocas anteriores, se
encuentran dispersos por las laderas del cerro. Por último, también se ha
recogido un opérculo.
3.2. Edad del Hierro
Por
lo que respecta a los asentamientos de la Edad del Hierro, también se pueden corroborar
las generalidades señaladas para el resto de la provincia. Estos núcleos de
población son mucho más escasos que los anteriores y prácticamente se basan en
los indicios de Zabalea, Juan de los Aires y Santa Criz.
El
caso de Zabalea ya ha sido comentado en el punto anterior, al referirnos a la presencia
de una cerámica del Hierro I, que pudiera tener sus raíces en el Bronce final. El
caso de Santa Criz es diferente, ya que sospechamos que la población a la que
hacen mención las fuentes epigráficas latinas (numerosos elementos de filiación
indígena, tanto antropónimos, como teónimos), bien pudieran encontrarse debajo
del potente nivel arqueológico de época romana de la parte alta del yacimiento.
Las características topográficas y ambientales de la zona, parecen apuntar a
ésta teoría. En cuanto a Juan de los Aires, es un punto apto para el
establecimiento humano con las características específicas de los núcleos
habitados de ésta etapa: enclavado en las estribaciones de una sierra (Monte Julio),
protegido con escarpadas pendientes y con una amplia visibilidad del Val de
Aibar. El problema de este enclave ha sido el manto de matorral que impide el
desarrollo óptimo de la prospección. Aún así se han localizado restos de sílex
y una estructura tumular, que requiere una limpieza para precisar mejor su
naturaleza.
3.3. Etapa Romana
A
la escasez evidente de población durante
la Edad del Hierro, sobreviene un auge considerable en el momento de la
romanización. Esta realidad, demostrada de manera fehaciente al finalizar la
prospección intensiva de campo, se materializa en el hallazgo de 43 yacimientos
con restos romanos (mapa 5).
Estos
puntos presentan una clara jerarquía interna, apreciable fundamentalmente en la
cantidad y calidad del material recogido.
De
todos, el principal establecimiento romano es el yacimiento de Santa Criz, al
que deben remitirse los hallazgos de principal importancia: epigrafía,
escultura, estructuras in situ y abundante material cerámico y metálico. Este
núcleo, a nuestro entender, se trata de una ciudad, aunque no consideramos la
acepción del concepto ciudad en los mismos términos que civitates, sino como
centro aglutinador de una serie de asentamientos dispersos bajo su influencia,
que hunde sus raíces en la Edad del Hierro.
Se
ha venido afirmando desde hace tiempo que, a partir del siglo l d. C., el ager
vasconvm empieza a cubrirse de villae, que coexistirían con pequeñas
explotaciones o minifundios dispersos por todo el término. Las grandes villae y
los pequeños asentamientos, de acuerdo con el grado de autarquía del que
gozasen, tenían una mayor o menor coexión con los centros urbanos más cercanos:
Ilvmberri o Santa Criz (?), punto éste último que esperamos aclarar por medio
del estudio pormenorizado de la distribución espacial de los núcleos.
Los
asentamientos detectados en el término, pueden dividirse en categorías: por una
parte tenemos las villae propiamente dichas, donde a la funcionalidad agrícola se
le une la intencionalidad de hacer habitable el lugar. En esta categoría
destacamos los sitios de Valuriáin y el Alto de Janduba, así como la villa de
Lerga en la muga con Eslava (mapa 6).
Seguidamente
pasamos a describir someramente algunos de estos yacimientos:
VALURIÁIN En
una pequeña elevación desde la que se divisa Santa Criz, en el paraje de Ostériz,
a 504 m. s. n. m. y dominando el Barranco de los Pozos, se encuentran vestigios
de lo que fue una villa romana. De ella quedan numerosos restos constructivos dispersos
por las laderas, material de construcción de sillarejo, fragmentos de hormigón
y una serie de losetas que guardan una disposición regular que bien pudiera tratarse
de un suelo. Igualmente se encontró un torculario y una basa de columna. Entre
los materiales cerámicos se comprobó la abundancia de TSH decorada y lisa, cerámica
común, dolia y un fragmento de vidrio verde.
Tanto
por su altitud, como por la existencia de agua en las cercanías, así como por
la constatable fertilidad de las tierras que la circundan, sería idóneo para
este tipo de asentamientos.
No
parece arriesgado en absoluto interpretar el topónimio Valuriáin como el
genitivo del cognomen Valurianvs.
Por
último señalar que la destrucción del lugar ha sido muy importante debido a las
labores agrícolas. También la conducción del gaseoducto de ENAGAS pudo afectar
a la conservación de este asentamiento.
ZABALEA El
yacimiento de Zabalea se encuentra situado en lo alto de un cerro denominado por
los vecinos del pueblo como Alto de Janduba. Las laderas presentan una fuerte pendiente
y la cumbre está formada por tres plataformas, fruto de los aterrazamientos para
las terrazas agrícolas.
En
el primero de los niveles, cultivado con olivo y almendro, se recoge dolia, TSH
y cerámica de cocina romana. El segundo está ocupado por viñedo y en él se
recoge algún fragmento de dolia. La parte más alta del cerro está sin cultivar
y aquí aparecen dolias, restos constructivos, tanto dispersos como embutidos en
un muro de contención que rodea el cerro. Entre el segundo y tercer
escalonamiento, se ha podido localizar un tramo de muro perteneciente a una
construcción antigua. Tanto los restos constructivos como la cerámica, se
extiende también por las laderas del cerro.
LA VENTA III El
día que se realizó la primera prospección de la zona (22 de septiembre de 1994),
la tierra acababa de ser labrada, lo que permitió apreciar importantes restos de
argamasa romana, que se disponían en una línea de aproximadamente un metro de
anchura y paralelo al camino de Pisaldea. Evidentemente, esta argamasa
pertenecería a una edificación de época romana. Junto a esto se encontraron
abundantes restos de cerámica TSH lisa y decorada, dolia y común.
PISALDEA I El
yacimiento denominado Pisaldea I se localiza en el paraje del mismo nombre, a
la sombra del cerro de Vizcarda. Se ubica muy próximo al río Indusi y a tan
sólo 10 m. de su cauce, encontramos restos de una pavimentación romana, formada
por pequeños fragmentos de dolia y piedras unidos por argamasa. También se
hallan restos de dolia de considerable tamaño. Estos restos se concentran en la
parte más Occidental de la finca y justo al lado, se encuentra un viñedo con
una concentración de dolias, que pueden pertenecer a un edificio dedicado a la
explotación agrícola.
Posiblemente,
y relacionados con esta estructura están los dos elementos constructivos hallados
a unos cien metros de este lugar y que se denomina Pisaldea III.
Es
importante señalar que, cuando años atrás se construyó el corral nuevo de Pisaldea,
aparecieron intactas varias vajillas de almacenaje romanas.
EZPONDABE IV De
este lugar se recogen numerosos restos de cerámica romana, como dolia, TSH y
común romana en buen estado de conservación. También se recuperan dos fragmentos
de vidrio de tono azulado y un resto de talla de sílex.
NÚCLEO URBANO DE ESLAVA Aquí
se ha localizado un ara dedicada a Peremusta, que por las referencias de los
descubridores, suponemos que la pieza apareció en el patio interior de la Casa Castillo,
enterrada en el mismo y en posición vertical, que bien podía ser su depósito primario.
Las características del cerro sobre el que se asienta Eslava, la existencia de
otra inscripción empotrada en la fábrica de una casa y el hallazgo de este ara,
seguramente in situ, nos mueve a considerar el núcleo urbano como solar de otra
villa de características, desafortunadamente desconocidas.
SANTA CRIZ De
todos los hallazgos realizados, destaca por su importancia arqueológica el denominado
cerro de Santa Criz, importancia que viene dada, tanto por la abundancia de
material epigráfico, constructivo o cerámico, como por la calidad de los
mismos. Además, debemos añadir que la dispersión de los vestigios y, por lo
tanto del yacimiento, ocupan una amplia zona, extendiéndose por el cerro y por
sus inmediaciones.
La
bibliografía sobre los hallazgos arqueológicos en el término de Santa Criz es muy
somera, reduciéndose en la mayoría de las ocasiones a breves alusiones
incluidas en estudios de carácter general sobre la romanización en Navarra o a
la publicación por separado, de los diferentes vestigios recogidos en este
lugar.
La
primera cita sobre materiales de este yacimiento, de la que tenemos noticia, se
produce en 1917, cuando el señor J. Castillo publica la aparición de un
miliario de Maximo y Maximino (238 d. C.), procedente del paraje denominado
«Fuente de los Moros» (2). En 1928, J. Altadill recoge la siguiente noticia en
De re geographicahistorica. Vías y vestigios romanos en Navarra (3), en el que
añade la existencia en este lugar de gran abundancia de material cerámico de
época romana, entre ellos numerosos fragmentos de urnas cinerarias. La
confirmación de Santa Criz como asentamiento propiamente dicho se produce
cuando, en 1934, el Padre Escalada, menciona haber observado in situ, «restos
muy notables de edificios, como capiteles, fustes de columnas, lápidas, cipos,
etc.» (4). Así lo debieron considerar B. Taracena y L. Vázquez de Parga (5),
que se refieren a este yacimiento como «Las ruinas de una ciudad como de 10
has. de extensión que ocupan el altozano», citando varios restos encontrados en
superficie: dos capiteles toscanos, uno corintio, un fuste en escama adosado a una
jamba y otros dos acanalados. Estos hallazgos de especial interés motivaron que
en septiembre de 1944 los dos estudiosos realizasen la primera intervención
arqueológica en el lugar, a la que ellos se refieren como «exploración» y que
permitió descubrir restos de muros de viviendas, entre ellos los
correspondientes a un atrio con implvvivum,un gran basamento de templo en la
cima del cerro y abundantes restos de TSH. Sin embargo, el informe completo de
esta exploración nunca llegó a publicarse. Pero el yacimiento de Santa Criz ya
se empezó a incluir entre otras ciudades que, junto a Andión, Santa Cara o
Gallipienzo, «constituían una serie de municipios romanos, propios de la ya
romanizada Navarra Media». Así lo manifiesta J. Maluquer de Motes, que en 1961
(6) señala el solar de Santa Criz y Eslava (probablemente se refiera al paraje
de la Encinosa) como zonas en las que pervive la forma de vida hispano-romana,
hasta época visigótica. En el mismo año, J. M. Blázquez publica en Príncipe de
Viana un artículo sobre los relieves de los «Casquilletes de San Juan». (Gallipienzo)
(7). Entre estos relieves de temas vegetales sobre grandes sillares, ya
conocidos por J. Castillo, diferencia dos conjuntos: uno recogido en
Gallipienzo y otro situado en las ruinas de Santa Criz, puntualizando que este
segundo habría sido trasladado allí desde los Casquilletes de San Juan.
A
excepción del idolillo alado de ágata, que cita Altadill, no se conocían hasta el
momento, otras piezas que no fuesen constructivas o cerámicas. En 1970, Mª
Angeles Mezquíriz publica la existencia de un pasador iberorromano hallado en
el término de Santa Criz y que fue adquirido por el Museo de Navarra en agosto
de 1959 (8).
Durante
la década de los 70 y 80 continúan las noticias sobre diversos hallazgos en
este yacimiento, todos ellos de índole epigráfica: en 1971, García y Bellido
publica una lápida en la que figura un cispensator pvblicvs, y un miliario de
Probo. En 1981, de entre las inscripciones del Museo de Navarra, Carmen
Castillo publica dos lápidas inéditas de carácter funerario. En 1986 se publica
en el Diario de Navarra, el descubrimiento de un nuevo yacimiento arqueológico
en el paraje de Artamaleta, junto a Santa Criz, catalogado en la Universidad de
Navarra como altar prehistórico. Este punto dio lugar a prospecciones puntuales
en la zona, dirigidos por el Departamento de Prehistoria e Historia Antigua de
la Universidad de Navarra. De estas investigaciones no queda constancia
escrita.
Tras
las prospecciones realizadas por las firmantes de este trabajo, hemos podido constatar
la existencia de una serie de estructuras y materiales inéditos que pasamos a
enumerar:
1. Estructuras
conservadas en la parte alta del cerro: conjunto de bloques de piedras que
parecen configurar un acceso, y conjunto de grandes sillares rectangulares que
pueden constituir la base de un edificio.
2. Estructura
muraria, constituida a intervalos por afloramientos rocosos naturales y por
lienzos elaborados con piedra irregular y sillares.
3. Elementos constructivos
dispersos, cornisas, sillares con argollas, elementos de lagar, etc.
4. Estructuras que
parecen configurar un acceso ascendente al cerro, junto a las que se han
detectado muros y restos de suelos.
5. Camino viejo de
Gallipienzo, con restos de construcciones antiguas en sus márgenes.
6. Bloques de
arenisca con decoración en relieve.
7. Elementos
constructivos reutilizados en corrales cercanos.
8. Cavidades
practicadas en la parte Meridional del afloramiento rocoso en el que se sitúan
las minas.
9. Noticias sobre
dos posible lagares destruidos por las labores agrícolas.
10. Restos cerámicos
asociados a cenizas. Posible necrópolis.
11. Basamento de
grande dimensiones relacionados con un edificio.
12. Inscripción
funeraria hallada junto al anterior basamento.
13. Scrinivm.
14. Escultura de bulto,
representando a un togado.
15. Fragmento de
escultura en mármol blanco y negro, representando la garra de un animal.
Además,
este yacimiento es uno de los lugares de Navarra donde más documentos epigráficos
se han documentado, siendo de carácter funerario principalmente. Entre ellos
encontramos un alto porcentaje de antropónimos y teónimos de filiación indígena
(Piculla, Apruncla, Peremusta...) que nos plantean la cuestión de si nos encontramos
ante una realidad protagonizada por un fuerte sector aristocrático indígena con
disponibilidades económicas (¿Acaso esta hipotética aristocracia indígena es
una pervivencia de una sociedad anterior a la romanizada?) El pasador
iberorromano y las urnas funerarias con decoraciones digitadas y de pezones
(según Altadill) pueden ser exponentes de un asentamiento de la Edad del
Hierro, sobre el que Roma habría ejercido, en fecha desconocida, su gran
influencia aculturadora.
Por
otro lado, hay que resaltar la importancia que representa para esta zona la existencia
de una vía romana. Contamos con la existencia de un camino viejo de herradura
(Camino Viejo de Gallipienzo) y la existencia de dos miliarios.
Otro
punto fundamental, a la hora de establecer los parámetros del asentamiento, además
de la necrópolis de incineración, es la presencia de una muralla, que discurra de
manera intermitente, circundando el perímetro del cerro. Además, la cercanía
del yacimiento a minas cupríferas y la gran abundancia de escorias, invitan a
pensar en la existencia de algún tipo de fundición.
En
otro nivel jerárquico se englobarían todos aquellos yacimientos, cuyo material y
condiciones de habitabilidad son menos destacables y de menor entidad. Muy
próximo al lugar de Santa Criz, en la llanura de inundación del Indusi, se han
localizado restos como los del denominado Ezpondabe IV, Pisaldea I y Pisaldea III.
Toda esta zona deprimida por la que discurre el Indusi, aparece jalonada por abundantes
restos cerámicos, aunque en la mayor parte de los casos, éstos aparecen formando
pequeñas concentraciones o dispersos por amplias zonas. A estos elementos no se
les puede conferir auténtica categoría de yacimiento, aunque son de fundamental
importancia, ya que pueden marcar la posible vía de acceso a la zona. Además,
la aparición de dos miliarios en el meandro del río en este paraje descrito,
avalan la teoría de la existencia de una vía.
Esta
serie de evidencias, junto con el resto de vestigios encontrados en el término,
los consideramos dentro de otra jerarquía, caracterizada por presentar
condiciones de habitabilidad y material de menor importancia. Estos yacimientos
son muy abundantes y se caracterizan principalmente por la aparición casi
exclusiva de material cerámico de almacenaje, procedente de estructuras
asociadas a la villa y que tendrían una finalidad de pequeña explotación tipo
granja o caserío.
Consideramos
interesante señalar que en 16 yacimientos hemos encontrado materiales procedentes
de diferentes fases: El Sasico II, Almendro-Pistacho, Lezcal, Octubarren I,
Octubarren ll, Octubarren III, Entreviñas I, Entreviñas III, Gezari V,
Ezpondabe, Arrastraga, Onzeberri, Lizardil, Barranco de Zabaldea, Argibidea y
Zabalea (mapa 7).
Esta
superposición se refiere a yacimientos de épocas romana y de la Edad del
Bronce. En general, el material se presenta en bloques bien diferenciados por
la distinta entidad de los mismos. Además, siempre predomina un grupo de
materiales en porcentajes absolutos, lo que indica la intrusividad de un
período y la mayor importancia del otro.
Un
lugar destacable en cuanto a la perduración de la ocupación en una zona, es la
superficie amesetada de la Venta, en el que se encuentran materiales de épocas prehistórica,
romana y medieval.
3.4. Etapa Medieval
El
período comprendido entre la desintegración o transformación de esta estructura
de poblamiento romano hasta la aparición de los primeros documentos escritos de
la comarca, abarca varios siglos (el primer documento data del siglo XI).
Durante estos años es difícil rastrear el decurso del poblamiento en la zona,
puesto que los restos son muy escasos.
De
época medieval contamos con información y documentación escrita, con los datos
de la prospección y con la información oral de las personas que han recogido materiales.
Dentro
del término de Eslava, hemos localizado cuatro puntos concretos adscribibles a
una etapa medieval. En la misma muga, pero pertenecientes a otros municipios, se
han encontrado otros dos puntos, considerados como desolados medievales: Aldea y
Abaiz. En Abaiz, asentamiento sobre sustrato romano, con carácter estratégico y
asociado a Santa Criz, se pueden ver en la actualidad muros, la iglesia, casas
y calles. Ya en Eslava, podemos documentar cuatro yacimientos: La Venta, Santa
Criz, Los Pasadizos y Los Linares (mapa 8).
LA VENTA En
una planicie a 500 m. del Barranco de Los Pozos, con un encinar y campos de
cultivo, se localiza el yacimiento de La Venta. En este lugar hay que destacar la
planta y parte del alzado de una iglesia, una necrópolis medieval y restos de
ocupaciones más antiguas (sílex y cerámicas romanas, además de una inscripción
romana embutida en un edificio moderno en ruinas, recogida ésta por el Padre
Escalada).
Con respecto a los vestigios medievales, hay
que destacar que la iglesia mencionada arriba es de estilo románico de
transición al gótico. De ella se aprecia muy claramente el ábside y la planta,
actualmente cubiertos por vegetación. En el suelo de la misma hay una gran losa
de piedra con una espada grabada.
La
necrópolis fue saqueada durante la Guerra Civil Española, cuando se extrajeron varios
sepulcros rectangulares tallados en piedra, así como objetos de uso personal (espuelas,
espadas, etc.). Estos sarcófagos se encuentran en la actualidad en domicilio
particular, mientras que de los objetos metálicos desconocemos su paradero actual.
La cronología de esta necrópolis podría tener una filiación visigótica, por lo que
se desprende de algunos materiales: fíbula escutiforme, restos escultóricos y
sarcófagos.
SANTA CRIZ En
la parte alta del cerro de Santa Criz se conserva parte de una torre que, a
juzgar por su posición y por la existencia de otras dos similares en las
cercanías, serían torres de señales. De la de Santa Criz conservamos un alzado
de varios metros (unos 10), sobre una planta cuadrangular, realizada con
sillares de piedras, con huecos para las ventanas y para las vigas o escaleras.
Además de la de Santa Criz, tenemos una al Norte, que ahora forma parte de la
iglesia de Gallipienzo Viejo y otra más al Sur en el desolado de Abaiz.
LOS PASADIZOS Se
localiza en el actual núcleo urbano, en una ladera del cerro de Santa Bárbara. Este
lugar se denomina por los habitantes de Eslava como los Pasadizos y se utiliza como
almacén de aperos de labranza. A principios de siglo se denominaba a este lugar
como la Adobería, posiblemente relacionado con la actividad del trabajo de la
piel.
Los
vestigios que hemos podido observar durante esta prospección son una estancia de
planta rectangular y bóveda apuntada sobre arcos igualmente apuntados, realizada
toda la obra con buen sillar. La estancia tiene unos vanos laterales que en la
actualidad se encuentran tapiados. Esta obra se puede fechar en los siglos XIV
ó XV, pero se desconoce su funcionalidad, así como si pudo estar relacionado con
el castillo que se documenta en el término.
LOS LINARES Se
trata de una necrópolis de inundación, descubierta como fruto de unas labores agrícolas
en una finca. A lo largo de la misma se apreciaban unas enormes lajas de
arenisca de forma rectangular, sin decoración o inscripción alguna. Se
encontraron gran cantidad de huesos que se dejaron in situ, entre los que
destaca un cuerpo entero, aunque con los huesos muy fragmentados. Entre las
lajas se podían apreciar manchas y restos de cal.
Se
realizó una prospección exhaustiva de toda la finca, para buscar algún objeto que
hubiera podido pertenecer al ajuar y facilitara la definición cultural de la
necrópolis. No se encontró nada.
Lo
que sí es importante, es destacar dos factores:
1º:
Las fincas de la zona aparecen rodeadas de muros constituidos por grandes piedras.
Al hablar con los propietarios de algunas fincas, nos indicaron que durante la
labra de las fincas aparecen todavía numerosas piedras.
2º:
existe la constancia de que en el término de la Virgen, muy cerca de este yacimiento,
en las obras para desviar un curso de agua, aparecieron huesos humanos, que no
se constataron con nuestra prospección. Pero del dato queda constancia. Esto se
puede interpretar como una necrópolis medieval, asociada a algún desolado de la
misma época y del que no queda ninguna estructura originaria en superficie.
NOTAS
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