Cuadernos de la Trashumancia 20 (Verano de 1994)
PIRINEO NAVARRO
Autores:
Alfonso Amorena Udabe (coordinador)
Concha Fernández de Pinedo Sáez
Eduardo González Pérez
Charo Orcoyen Abaurre
Alfonso Amorena Udabe (coordinador)
Concha Fernández de Pinedo Sáez
Eduardo González Pérez
Charo Orcoyen Abaurre
APÉNDICE II
Para los pastores
salacencos, la trashumancia descendente hacia la Ribera del Ebro y las Bardenas
Reales se iniciaba a mediados de septiembre.
La decisión de iniciar la
marcha estaba condicionada por la de apurar al máximo la otoñada temprana de la
montaña, pero sin dejar que los pastos de las rastrojeras sureñas fueran agotados
por los rebaños que pudieran adelantarse.
Hay que hacer notar que la
estancia en la Bardena no era definitiva para todo el período otoñal -
invernal, sino que, tras aprovechar los barbechos y rastrojos hasta mediados de
noviembre, prolongaban la trashumancia en las corralizas de la Ribera Navarra,
e incluso se desplazaban a términos aragoneses.
Según parece, desde hace tiempo, en
la montaña, el itinerario original de la Cañada Real de los Salacencos
denominada también De Murillo el Fruto a Salazar, que seguía el fondo de valle
desde Ochagabía hasta cerca de Sarriés, fue abandonado por los ganaderos,
quienes optaron por otras rutas periféricas por los altos.
En el
desplazamiento hasta la Tierra Baja se solían invertir de 5 a 6 jornadas.
Descenso por la cañada
En la sierra de Abodi, a partir de la primera
semana de septiembre, los rebaños trashumantes son presa de una actividad
inusitada, el ganado se agita inquieto e incluso inicia escapadas espontáneas
hacia el valle: los pastores comienzan a mirar hacia el sur.
Los bordales en la montaña van siendo cerrados y
la nieve puede hacer su aparición en los altos en cualquier momento.
Por fin, y como respondiendo a una voz. los rebaños se concentraban en
el casco urbano de Ochagabía, ocupando calles, plazas, eras y orillas del río,
donde eran recontados por el alguacil del pueblo, que así comprobaba la
veracidad del censo ganadero del Ayuntamiento.
Los pastores y sus ayudantes pasaban la última
noche bajo techado, ocupados hasta el final en los mil detalles con la ayuda de
toda la familia. Ropa y enseres básicos se empacaban para cargar los aparejos
de las caballerías que harían la ruta.
Con las primeras luces, los rebaños se ponían en movimiento, partiendo
sucesivamente en un orden imprevisto pero evitando el alboroto del ganado.
La andadura en la montaña
seguía tres itinerarios diferentes que coincidían en Lumbier.
La ruta occidental se hacía por la Traviesa 16;
la primera noche se pasaba en el alto de Remendía, y, siguiendo en un corto
tramo la Caña Real de Milagro a Aézcoa, se descendía por el cordal de la sierra
de Zarikieta utilizando la Traviesa 13, para pasar la segunda noche en la
cerrada de Ozkoidi ; en la tercera jornada de viaje se alcanzaba Lumbier a
través del valle de Urraul Bajo.
Otra ruta que seguía el trazado de la Caña Real
de los Salacencos, en término de Izal, alcanzaba la cerrada de piedra de Adoain
en la primera jornada; en la siguiente se atravesaban las sierras y lugares del
valle de Urraul Alto para alcanzar por Zabalza la ermita de Napal en el
Romanzado, desde donde, por Murillo-Berroya, se llegaba a Lumbier en un día.
El itinerario de la
tercera ruta, más oriental que los anteriores. era utilizado cuando los
pastores se retrasaban en su salida y querían avanzar con rapidez, procurando
evitar las zonas más elevadas, con mayor riesgo de nevadas. Este itinerario
discurría por la carretera de fondo de valle, desde Ochagabía hasta Navascués,
25 kilómetros de asfalto en una etapa sin posibilidad de Borrajear y con
sobresaltos por la circulación de vehículos, imponiendo n ritmo vivo a la
marcha del que el ganado se resentía. Desde Navascués el rebaño invertía otra
jornada para alcanzar Lumbier a través del alto de Iso, atraveóando
sucesivamente Domeño y Arboniés.
Una vez en Lumbier, donde los tres itinerarios se
unifican para continuar por la Cañada Real de los Salacencos, el ganado
atravesaba el pueblo, cruzaba el puente sobre el río Salazar y seguía por su
margen derecha hacia el sur. Atravesaba la carretera N-240 y después de remontar
los montes, alcanzaba Aibar al mediodía.
Cañada de los Ronkaleses y los Salacencos - Baskunsa 01 Saltus (Del Pirineo a Sierra Leire)
Desde Aibar, en la ruta más comúnmente seguida,. se volvía a abandonar la Cañada Real para seguir por la Traviesa 11 hasta Cáseda; en esta cuarta noche el rebaño hacía alto junto a la ermita de San Zoilo, muy cerca de la carretera.
Por la mañana, siguiendo la Traviesa 11, el rebaño alcanzaba en media jornada la Cañada Real de los Roncaleses, en el paraje que los salacencos llaman "Corral de Gervasio" (hoy en ruinas) y los roncaleses "la Cruceta", y siguiendo por esta cañada atravesaba el canal de Bardenas, penetrando en el regadío de Cáseda, junto a la ermita de San Isidro del Pinar; de esta forma, el rebaño pasaba la quinta noche en alguno de los corrales del Pino, de la Saga o en la Morea, en las puertas ya de las Bardenas Reales.
Al día siguiente, el sexto de marcha, el rebaño entraba en la Bardena por el Paso, en Carcastillo, alcanzando en media jornada el primer destino los dos próximos meses, en el paraje de los Visos de la Plana, al sotavento del resalte de Cornialto, en lugares de la casa del Guarda, Cueva Quemada y el Gallizo.
Antiguamente, de 5 a 7 pastores compartían el refugio que brindaba alguna una caseta de labradores, y cuando no era posible, recurrían a los abrigos naturales y cuevas al pie de la peña.
Durante su estancia en la Bardena, los pastores se aprovisionaban en Mélida o Carcastilló, lugar adonde se desplazaban con su burra para cargar los "suministros".
Con el buen tiempo, en el término de El Plano se aprovechaba el pasto del rastrojo y el barbecho. Con peores condiciones climatológicas, o cuando el ganado se empachaba por la abundancia del rastrojo, el rebaño se desplazaba a los páramos de la Blanca, donde forrajeaba un pasto natural, más grosero, de sisallo, escobizo, romero, "que tan solo engordaban los piojos del ganado".
Cañada de los Ronkaleses y los Salacencos - Baskunsa 03 Ager
(Desde Bardena Kaseda a La Bardena-Santxo Abarka)
A mediados de noviembre, una vez apurados los pastos bardeneros, los rebaños habían de procurarse otras hierbas en corralizas de términos de la Ribera del Ebro.
Así, nuestro pastor salacenco, atravesando la Bardena de norte a sur por la Cañada Real de los Roncaleses, recorría otros 70 kilómetros más hasta enlazar con la Cañada Real de Tauste a Urbasa-Andía, y desde Tauste, alcanzar los pastos aragoneses de Cabañas de Ebro, donde se aprovechaban sotos de la vega y campos de remolacha.
Este segundo recorrido fue, en algún caso, de más de 160 kilómetros, hasta el término de Sástago, también en la Ribera zaragozano del Ebro, adonde se llegaba con el rebaño por "inspiración", a través de cabañeras aragonesas, es decir, desde la Cañada Real de los Roncaleses, por el paraje barrenero de la Cruceta, a Ejea de los Caballeros, Zuera, Leciñena, Pina de Ebro, Gelsa y, finalmente, Sástago.