(Lectura de Pilar García, hija de Antero)
CASEDA
10 de junio de 1979
Camaradas y amigos: soy hija de Antero
García, uno de los mas perseguidos de los 45 asesinados de Cáseda, si mi padre hubiera tenido cuatro vidas, las cuatro
se las hubieran arrancado, y yo sé que si él hubiera tenido 44, con gusto las hubiera dado por que sus
compañeros no hubieran muerto.
Una vez mas repetiré que estamos muy
orgullosos de ser víctimas y no verdugos. A todos la conciencia y la memoria, o
nos remuerde o nos alegra de lo malo o bueno que hayamos hecho en nuestras
vidas, por eso tenemos la inteligencia de no sacar a relucir aquí cada una de
las barbaridades que se cometieron en Cáseda, y con gran vergüenza y dolor de
corazón tenemos que reconocer que por los mismos del pueblo. De todo corazón
deseamos que hayan rectificado y su vida y lo que enseñen a sus hijos sea para
que no deseen mas violencia y terrorismo, porque ¿Qué ETA es la que hubo en el
36?. Hoy es un día muy grande para Cáseda, y sobre todo para nosotros los
familiares de los asesinados, claro que no nos hemos atrevido a tanto como
hacer un folclore en toda regla ya que sería muy macabro, con los huesos de
nuestros asesinados danzando entre nosotros. Nos dicen que a qué hacemos ahora
estos actos y porqué recogemos cuatro huesos, simbólicos, y yo les digo: ¿Por
qué en cuanto un médico firma la muerte de una persona no la cogen y la tiran a
cualquier barranco? Entonces si nadie lo hace porque no se debe hacer, ¿Cómo
son capaces de criticarnos, porque al cabo de 42 años recojamos lo que si nos tiraron al barranco?
Nos dicen que estamos haciendo política,
¡pues claro que estamos haciendo política! Pues claro que la estamos haciendo:
el hombre, desde el momento que viene al mundo llorando, está haciendo
política, los que no la han podido hacer desde hace 43 años son los 43 asesinados y los
6 desaparecidos que murieron en parecidas circustancias.
¿No pensaréis que
política es nada mas el que demostremos que somos de izquierda o derecha?
En
todos momentos de nuestra vida estamos haciendo política: religiosa, civil,
económica, etc. Lo que hace falta es que en el pueblo sepamos hacer una buena
política pero de cara a todo el pueblo, no a unos pocos. Aprendamos a hacer
una política de justicia y ya sabéis que la justicia debe empezar por uno mismo
y debemos predicar con el ejemplo. A todos los jóvenes y menos jóvenes les
aconsejo que sigan luchando por la justicia social y las libertades y derechos
de los hombres, que la muerte de estos hombres no haya sido inútil.
Desde aquí quiero agradecer a José
Mª Ciordia y Terencio Ruiz la ayuda que nos ha prestado, así como a Josefina
Campos y la compañía especial de mis amigos de Cárcar, Mendavia y Andosilla. A
mis amigos de Corella: que no se desanimen por nada y sigan adelante en su empresa.
Y ahora, camaradas y amigos, quiero un gran homenaje,
no solo para los asesinados de Cáseda, sino para los de toda España….
Y es: Guardar un minuto
-----------------------------------------------------------
HOMENAJE A LOS ASESINADOS
EN EL ALTO AIBAR
(Poema de Mari Celi Oneca, escrito en 1979, Aun vivían la mayoría de los asesinos)
Hombres
jóvenes y fuertes,
que
de la cárcel del pueblo,
aquel,
tres de septiembre,
a
matar, os condujeron.
Atados
con fuertes sogas,
como
animales rabiosos,
sin
justicia y sin razón
en el camión os montaron.
Esposas
y madres,
hermanos
e hijos,
quedaron
atrás y
viéndoos
partir.
El
final estaba próximo,
y
jamás ya volverían,
los
fascistas, sin conciencia,
os
arrancaron la vida.
Más
no les bastó con esto,
y
ni aun después de mataros,
cuando
la sangre se enfría,
os
supieron respetar.
¿Qué
ha sido de aquellos cuerpos?
¿Qué
ha sido de aquellos restos,
que
todos, vieron entonces,
y
que aun hoy no han aparecido?.
Truncaron
vuestras palabras,
os
arrancaron la vida,
creyeron
que esto bastaba
y
todo se olvidaría.
Pero
el eco de las ideas
que
vosotros defendíais
no
os lograron arrancar
y
ese eco, sigue hoy vivo.
Esa
lucha por la justicia,
la
paz y la libertad,
no
terminó con vosotros,
ni
jamás ha de morir.
¿Qué
fé tenían en Dios,
todos
aquellos “señores”,
que
con las manos de sangre
pasaban
a comulgar?.
Humillaban,
maltrataban,
os
robaban y mataban,
y
todavía hoy tienen
tranquila
“su conciencia”.
No
es posible
que
esto sea realidad,
después
de darle al gatillo,
¿Cómo
han de dormir en paz?.
Y
dicen que hay que olvidar,
¡¡Que
esto es ya agua pasada¡¡.
Tú
Señor, desde allá arriba,
a
la hora de juzgar,
sabrás
si el perdón merecen,
y
entonces se lo darás.
Nosotros
desde aquí abajo,
nos
cuesta poderlo hacer,
pues
hay recuerdos en la vida
que
no hemos de olvidar.
Y
no fueron solo ellos,
que
en otros compañeros,
que
al igual también murieron,
defendiendo
trabajo y pan.
Caro
precio el que pagaron,
-“Su
vida y su dignidad”,
mas
no ha de ser en vano,
¡Vuestra
lucha no morirá¡.
MARY CELI ONECA
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
También Olga Adín leyó un
Recuerdo a los DESAPARECIDOS de Cáseda en 1936
El
recuerdo de:
Carlos
Jiménez Pérez, Vidal Arboniés, José Leza Ibáñez, Juan Arroyo Rubio, Juan
Martínez Cano, Juan García.
Todos
ellos…. ¡DESAPARECIDOS!.
Desaparecidos
pero no olvidados, no olvidados en el corazón de muchas madres y hermanos que
vivieron una vida con tristeza y pena desde el día en que el hijo, el hermano
se marchó de casa diciendo:
“NO
TE PREOCUPES MADRE, HERMANA, DOS O TRES DIAS Y VOLVERÉ, ESTO PASARÁ
ENSEGUIDA”…. Pero no volvieron.
Por
ellos que marcharon de su casa, de su pueblo en su juventud y que hoy como
siempre están en nuestros corazones. No tenemos un papel en el que diga “Caído
en el GLORIOSO Alzamiento Nacional”. No tenemos por ellos la inmensa
satisfacción, el descanso humano de recoger sus restos hoy después de mas de
cuarenta años de estar tirados por los campos, por las cunetas.
(No
sabemos) donde cayeron, donde quedaron; no tenemos el consuelo de recogerlos al
fin de decirles ¡HOLA¡ ¡ADIOS¡, de traerlos a su mausoleo.
Se
han quedado para siempre en nuestros corazones y (quedaron) en los ojos de
quien los vieron marchar inocentes y confiados, para no volver jamás.
Nosotros
no los olvidamos ni olvidaremos, y pedimos por todos los que hoy en día aún son
los tristemente desaparecidos.
OLGA ADIN