viernes, 7 de junio de 2013

30.1936 1979.06.10 Homenaje a los Asesinados en Kaseda

HOMENAJE DE 1979 (En la plaza, iglesia y cementerio de Kaseda)

A finales de la década de los 70, un fuerte movimiento político y asociativo promovió la exhumación de numerosas fosas comunes. Una de las primeras fue la de Sartaguda, en 1977. La Ribera fue centro de las reuniones mantenidas por los familiares y amigos de los asesinados para organizar la recuperación de los cuerpos. Mediante estas reuniones se recopiló la información para la localización de las fosas, se agilizaron los trámites necesarios para las excavaciones y se recaudaron fondos para sufragar el gasto de las exhumaciones. 

Por fin, pasados mas de cuarenta años mas tarde, la mayor parte de los restos de los asesinados de Cáseda volvían a su pueblo. 

Se les recibió saludándoles....


en uno de los actos mas numerosos que se recuerdan en Cáseda.

Pili García Goñi y seguramente la persona que mas ha hecho por reivindicar el nombre de todos aquellos que fueron asesinados, entre ellos su padre Antero García Garcés, leyó un bello, emotivo y sentido escrito, como siempre en ella, pidiendo por el recuerdo de todos ellos, y en contra de cualquier sentimiento de venganza.


Las cajas se colocaron en los Arcos, en la puerta de la cárcel en la que los encerraron una vez fueron sacados de sus casas, y desde la cual partieron hacia la muerte. El edificio de encima, actualmente Casa de Cultura y Biblioteca, había sido lugar donde se torturó horriblemente a aquellas personas. 

“¡Mucha gente¡ Menudas mujeres había poco dignas… aquí arriba. Las cajas estaban puestas en los arcos. Porque de allí, como allí era la cárcel, de allí los sacaron a matar,”

“Un hijo de los que mató (uno de ----------------) estaba en las escalericas de Monchiguera, y entonces dijo:- Joder, si yo hubiese sabido quien había matau o quien había mandau a matar a mi padre, lo mataba. Y entonces que le dijo alguno,: -Pues chico,  puedes matar a tu padre que él también fue a matar. Y que fue a casa y que riño mucho mucho con su padre y su madre. Que dijo: - Oye, ¿tu fuiste a coger a la gente y eso? Y que no le contestaba nada nada. Y que riñeron mucho.”

En la fotografía se ven a hij@s, sobrin@s, niet@s, cuña@dos....  de los asesinados. Aún vivíen esposas de ellos.
Francisco Oneca Remón, hijo de José Oneca Benedit, una de las personas que mas trabajaron por recuperar los restos de sus mayores, delante de las cajas de muerto, donde no pudo meter los de su padre, después de trabajar y trabajar por encontrarlo.

Estaban esparcidos por muchos sitios aquí. Pero siempre había alguno que había visto y sabía. Entonces habían empezado a mirar. Cuando estaban casi todos recogidos bajamos muchos a la Ribera que había reuniones y se trataban dónde estaban los muertos. Y bajábamos de muchos pueblos. Sabíamos los que faltaban en un pueblo, los que faltaban en otro…  Lo que no sabíamos era que los de aquí eran de la ribera pero luego los de la ribera vinieron y dijeron, están los nuestros aquí. Y para traerlos se ponía dinero, para sacarlos,  porque costaban las cosas. Costaban. Para hacerlas tenías que pagar.”

En 1979, 43 años después de la masacre, se exhumó la primera fosa común de la que se recuperaron los cuerpos de los casedanos asesinados: la del cementerio de Torrero en Zaragoza. Ese mismo año, se recuperaron los cuerpos de San Cristóbal, Lecaun, Sengariz, Monreal y el Pinar de Cáseda-Kaseda.

“Nos llevaron a Zaragoza, y cogieron todos los huesos, donde los mataron, Iban con la excavadora y los sacaban y los dejaron como en un depósito allí a todos y los recogieron y subieron en  cajas. El día que hubo el entierro de los afusilaus… ¿Sabes tu las cajas que había en los arcos?, yo me deciai, señor ¿Cuándo se va a acabar esto? ¿Cuándo se va a acabar?”

“Yo fui al Fuerte cuando mi padre y los sacamos de la segunda curva del Fuerte. Me acuerdo que entramos al campo, que había un pastor, un hombre mayor que sabía. Que lo había visto cuando lo mataron, cuando lo dejaron ahí. Y ahí estaba. Cogimos los restos de Puya. O sea que lo llevaron a Pamplona y en el camino lo mataron, cuando lo dejaron ahí, y ahí estaba. Aparte de que iba él, iba un americano que era Lino García.”

“También  en Bardena sacaron a dos y lo mismo a… ahí había un vasco, un hombre alto. Y los sacaron. Y aquél tenía hasta tenía las semillas y alguna moneda, que entonces eran monedas. Lo que llevaba en el bolsillo el hombre, allí estaban.” 

En 1979 aún vivían en Cáseda varios de los asesinos, que no tuvieron ningún escrúpulo en secuestrar, torturar y asesinar, a personas que eran sus vecinos del mismo pueblo de toda la vida, muchos de ellos compañeros de escuela, varios hasta de sus cuadrillas. Estando los feretros en Los Arcos, se paseó por allí uno de los mayores asesinos del pueblo, "El Degollau", algunos de los familiares de los asesinados le afeó su atrevimiento.

Nietas de los asesinados, con flores para sus abuelos. En la barandilla que se ve en la fotografía, a algunos de los asesinados les llegaron a aplastar los huesos de los nudillos y las manos con las culatas de los fusiles, cuando trataban de aferrarse para que no les llevaran a matar.

El 10 de junio de 1979, por primera vez, Cáseda-Kaseda pudo llorar públicamente a sus muertos. El pueblo se llenó de dolor, rabia y emoción. Las cajas que guardaban los restos de padres, hijos, hermanos, primos y amigos de los presentes llenaron la plaza y se les rindió su merecido homenaje.


El homenaje comenzó con unas palabras en los Arcos. Ante los cientos de personas reunidos se leyó un texto en memoria de los asesinados  se dirigieron a la Iglesia donde se celebró el funeral por los muertos. Manuel Ilundain Jabat, párroco de Cáseda, uno de los sacerdotes que mas apoyo prestó en aquellos años a los familiares de los asesinados, con un posicionamiento digno y muy valiente, sus primeras palabras en la plaza fueron las siguientes:



Una vez se recibió los restos de los asesinados en la plaza del pueblo, se subió hacia la iglesia para celebrar un funeral.




En una  Iglesia donde no cabían todas las personas que hubieran deseado entrar, se celebró una misa-funeral (Guión de la Misa-Funeral).


 La nieta de Antero García, Villar, lee las preces.



 En el altar mayor, el párroco Manuel Ilundain Jabat, con varios sacerdotes y Hij@s y Niet@s de los asesinados.
 Todo el coro estaba lleno.

 y gente subida hasta en los púlpitos, con las cajas de los muertos presentes.

Una vez terminado el funeral, volvió a bajarse hasta la plaza,

 Hijos, nietos y sobrinos de los asesinados 43 años antes, portaban las cajas con los restos de sus familiares.



En la plaza, con las cajas a hombros y repleta de gente


Tres hijas de asesinados, presos y desaparecidos leyeron poemas




Se acompaño a los feretros





Hasta el cementerio


Para albergar los restos de los cuerpos recuperados, se erigió un Mausoleo en el cementerio del pueblo. Hasta entonces, todas las inscripciones a los muertos de aquella época habían sido dedicadas a los Caídos por Dios y por España durante la Santa Cruzada. 


En este mismo Mausoleo, constan los nombres de 42 de los asesinados en el pueblo y en la parte inferior se lee: “Víctimas por defender la justicia social. Vuestros hijos seguimos luchando por los mismos ideales.”

El mausoleo fue costeado por los familiares de los asesinados y amigos. El suelo lo donó el ayuntamiento de Cáseda compuesto por Jesús Zapata, Tere Arbe, Jose Lozano, Romualdo Baztán, y sobre todo con el empuje y apoyo, él mismo elegiría el lugar, de Javier Moriones Guembe.






En este mismo Mausoleo, constan los nombres de 42 de los asesinados en el pueblo y en la parte inferior se lee: “Víctimas por defender la justicia social. Vuestros hijos seguimos luchando por los mismos ideales".


Palomica de la Paz

En la parte superior del Mausoleo, se pondría como símbolo una "Paloma de la Paz", que quisieron todos los familiares significara su deseo de verdadera PAZ, sin ningún tipo de ánimo de agravio y menos de venganza.


Pero ni los 43 años transcurridos hicieron que el odio de algunos desapareciera. El Mausoleo donde, por fin, descansaban los restos de los asesinados fue profanado por disparos. La historia se repetía. Si en 1936 el primer muerto fue asesinado en el cementerio por disparos hechos desde un coche, esta vez los disparos eran contra la paloma de la paz que había sobre el Mausoleo. Ni muertos los querían dejar descansar. Fueron capaces de disparar hacia donde estaban enterradas sus propias madres, sus propias familias.  ¡¡ Y en 2 ocasiones ¡¡. 

En la segunda vez que le dispararon, se le puso un caperuzón de acero. Una tercera vez dispararían contra dicho caperuzón, que se encuentra perforado por los balazos. Ademas de al caperuzón, dispararon al centro de la cruz y a los brazos de la misma que hay en la espalda del mausoleo. Dispararon contra la cruz gente que habitualmente acudía a misa todos los domingos, y se sabe quienes fueron estos nuevos criminales.


“La paloma del cementerio, en cuanto la pusieron, le pegaron un tiro, la rompieron. Ahora… que fue la Pili y puso otra enseguida, esa la puso la Pili, pero… fueron 4 desalmaus, que iban con unas escopetas o rifles, no se lo que eran, y le pegan un tiro a la paloma del cementerio.”

“¿Porqué?, estaba la palomica que dicen que es la paz, ¡la paz¡, la palomica blanca. La pusieron en el deso de los afusilaus, en el cementerio, entrando a la izquierda, y esta toda la lista  todos los que mataron y afusilaron están, mi padre Isidro García, y mi hermano Isidro García, dos tenemos ahí,”

Un hecho emotivo y emocionante, fue el acto de introducir en una de las cajas de muerto, una botella con los nombres de 4 asesinados en el Alto de Aibar, y dentro de ella tierra del campo donde todos estábamos convencidos que se encontraban enterrados. Estas personas eran Blas y Segundo Dolorea, José Oneca y Gregorio Oroz.



Se lleno el Mausoleo de Flores

Pili Garcia señalando el nombre de su padre Antero, albañil que construyó este mismo cementerio, al que asesinaron cuando ella solo tenía 5 años, dejando viuda a su madre Andresa.




Recordatorio del Funeral-Homenaje
 (reverso del recordatorio, 1979, en ese momento con "solo" 43 asesinados...  demasiados...)
Video, resumen del funeral con música de Fermin Balentzia con "El Alto de Loiti" compuesta en recuerdo de Domingo Navarro Blasco, asesinado en Sengariz, padre de 7 hijos. Fue encontrado por el abuelo y el padre de Fermín Balentzia, cuando bajaban a vender sal a Sangüesa y se encontraron a Domingo moribundo, les regaló su cinturón de cuero, que Fermín luego le entregaría a su hijo Jacinto en Barcelona.