jueves, 30 de mayo de 2013

01.80 Salbatore Getadar-Ezprogi

Desde el libro "De aldeas a ciudades, de J.Armendariz)

Poblado del Hierro Antiguo-Final, situado en Getadar, término municipal actualmente del ayuntamiento de Ezprogi, a una altitud de unos 800 s.n.m., y una superficie de 5.200 m2., se localiza en el interfluvio del arroyo Julio (Que desciende a 770 m. por el sur) y del barranco Gardaláin (Que lo hace a 440 m. al norte). Los poblados mas cercanos era el de El Castillo de Sabaiza a 3,2 km. y el de Murugain a 3,7.






Sistema defensivo
Se compone de foso, murallas, rampas de acceso y líneas avanzadas de fosos/terraplenes. El foso, que es una excavación en la roca madre de unos 12 ò 15 metros de ancho a una profundidad de 8 ó 12 por debajo de la cota de la muralla, se ubica en el sector septentrional del castro, al objeto de romper el fácil acceso que desde el espolón presenta el monte en ese punto. Todo el recinto del hábitat está fortificado por una gran muralla de sillarejo en piedra local, imposible de medir por la vegetación que la cubre pero que parece desplegar su mayor potencial en el tramo que recorre sobre la escarpa del foso.

Adopta un sistema de acceso con rampa helicoidal bajo la muralla, que cruza longitudinalmente por el foso en el sentido de las agujas del reloj, cuyo punto de partida y llegada es el extremo meridional del recinto. Esta rampa parece ensancharse sobre el costado oriental,pudiendo haber servido como un pequeño recinto a modo de aprisco o redil para el ganado.

Por último, toda la vertiente occidental del monte, a la altura de este castro, se encuentra recorrida por estrechos bancales de carácter defensivo (probablemente fosos y/o empalizadas) que sirvieron hasta bien entrado el siglo XX como plataforma para los campos de cultivo, tal y como se aprecia en las fotografías aéreas antiguas consultados y en el reconocimiento pedestre realizado.







Cultura material
Exigua, pues la prospección resulta dificultosa debido a la cubierta vegetal, que impide en muchos sitios incluso deambular por el recinto castreño. Aparte de varios molinos de mano de vaivén, se han encontrado también pequeños fragmentos cerámicos hechos a mano y de pastas celtibéricas.


Valoración
Nos encontramos ante un castro que ha sido identificado gracias a la revisión fotográfica de los vuelos fotogramétricos de 1956 y 1967. Efectivamente, el término de Salvatore o San Salvador del desolado de Guetadar en 40 años se ha convertido en un espeso bosque por el que hoy resulta difícil caminar y orientarse.

Tras acceder a él por tierra se comprueba que el castro ocupa una abrupta prominencia en el interfluvio de dos arroyos de montaña y presenta un amplio despliegue de módulos artificiales defensivos que lo convierten en una fortaleza bien inaccesible. El interior del recinto se estructura en dos partes para acomodarse a la pendiente interior; estos dos espacios están separados por un talud artificial que no parece tener un caracter defensivo, aunque si podría indicar dos áreas urbanas de actividad diferentes.

El entorno del castro carece de suelos potencialmente aptos para el desarrollo agrícola mas allá de dos pequeños rellanos del monte. Sus pobladores si que habrían podido mantener un régimen económico ganadero, pues los recursos en agua y pastos son abundantes por las cercanías y los rebaños bien se podrían encerrar en el semirecinto que crea la rampa de acceso al castro por su costado oriental.

Pero, sin duda, una de las funciones clave que desempeñó este castro en la comarca fue la vigilancia de la ruta existente entre los valles de Valdoibar y Valdorva a través de los ríos Gardalain y Leoz, afluentes respectivamente del Aragón y Cidacos. Este camino interior y montañoso está jalonado por los castros de La Corona de Sada, éste de Salvatore, El Castillo de Sabaiza, Murugain de Uzquita, El Castillo de Leoz, Gazteluzar, Las Losas, Gazteluzar-Irurbe, y Murugain. Por último, como dato curioso,  citar que no hemos podido localizar entre la maleza los restos de la ermita de San Salvador.


Estado de conservación
Excepcional, pues su roturación con fines agrícolas hace mas de medio siglo no alteró sustancialmente mas que la capa superficial de tierra y porque su posterior repoblación con pinos fue mediante el procedimiento de hoyas simples excavadas manualmente, por tanto, sin alterar linealmente ninguna estructura pues la plantación se acomoda a la estructuración castreña del monte.