(Fuente: J. Armendariz - De aldeas a ciudades)
Es de la época de Edad del Hierro-Antiguo-Final, situado sobre una colina a 550 m.s.n.m., con una superficie de 6.400 m2. Los poblados mas cercanos eran Murugain a 2 km. y Salbatore a 2,7.
Los recursos hídricos son abundantes en la zona, donde manan fuentes y nacen varios arrotos.
Sistema defensivo
El castro se organiza con un recinto amurallado y un foso, que corta espacialmente la continuidad de la sierra por el norte. La muralla rodea todo el perímetro del monte y, como es lógico, donde adquiere proporciones monumentales es en el tramo que está sobre el foso, donde se alcanza un derrumbe de 2,5 m. de alto sobre la cota inferior del castro. Está construida en paramentos levantados con finas lajas de piedra arenisca colocada a seco.
El foso es una impresionante cava practicada en la roca madre, en una anchura comprendida entre los 8 y 10 m. Pese a que se encuentra colmatado de tierra y cubierto de vegetación arbórea, muestra una contraescarpa de 2,5 m. de altura frente a los 10 de escarpa, en este punto complementada por la susodicha muralla.
Por último extramuros se conserva parcialmente un tramo de rampa perimetral que se manifiesta como un bancal artificial. Pese a las dificultades que ofrece la vegetación para su reconocimiento, muy probablemente forme parte del camino de acceso al castro, que sería helicoidal bajo la muralla y a través del foso para acceder al interior del hábitat fortificado por el flanco meridional, siguiendo el mismo esquema que los vecinos castros de El Castillo de Leoz, Gazteluzar y Salbatore.
El foso es una impresionante cava practicada en la roca madre, en una anchura comprendida entre los 8 y 10 m. Pese a que se encuentra colmatado de tierra y cubierto de vegetación arbórea, muestra una contraescarpa de 2,5 m. de altura frente a los 10 de escarpa, en este punto complementada por la susodicha muralla.
Por último extramuros se conserva parcialmente un tramo de rampa perimetral que se manifiesta como un bancal artificial. Pese a las dificultades que ofrece la vegetación para su reconocimiento, muy probablemente forme parte del camino de acceso al castro, que sería helicoidal bajo la muralla y a través del foso para acceder al interior del hábitat fortificado por el flanco meridional, siguiendo el mismo esquema que los vecinos castros de El Castillo de Leoz, Gazteluzar y Salbatore.
Cultura material
Apenas se ha podido recoger material arqueológico debido a la exuberante vegetación arbustiva y arbórea que lo cubre, que incluso no permite acceder a determinados sectores del castro. Por ello, tan solo hemos visto algunos molinos de mano de tipo barquiforme y escasos fragmentos de cerámicas manufacturadas, así como una de tipo celtibérico muy rodada.
Por otro lado, muy probablemente haya que poner en relación con este castro el "alfiler de Sabaiza" con cabeza vasiforme que encontró de forma casual don Francisco Setuáin en los años sesenta o setenta del siglo pasado, dado a conocer por Castiella en su tesis y posteriormente estudiado por Juan Javier Enriquez en un trabajo sobre los objetos de adorno personal de Navarra (Castiella, 1977a: lam XXV-5; Enríquez, 1982: fig 16-1).
Valoración
Por otro lado, muy probablemente haya que poner en relación con este castro el "alfiler de Sabaiza" con cabeza vasiforme que encontró de forma casual don Francisco Setuáin en los años sesenta o setenta del siglo pasado, dado a conocer por Castiella en su tesis y posteriormente estudiado por Juan Javier Enriquez en un trabajo sobre los objetos de adorno personal de Navarra (Castiella, 1977a: lam XXV-5; Enríquez, 1982: fig 16-1).
Valoración
El Castillo de Sabaiza debe su nombre a las ruinas existentes en la cima de este monte, que no precisamente corresponde a una construcción militar de la Edad Media sino al llamativo despliegue de murallas y foso de este singular castro de la Edad del Hierro.
Como referencia paisajística en el piedemonte de la Sierra de Izko en el pasado ha sido un referente geográfico ineludible, que lo ha dejado de ser en los últimos 30 años debido a que se ha desarrollado sobre él un impresionante bosque de robles, encinas y pinos que lo ocultan incluso desde unaprespectiva cenital. Son estos motivos los que han convertido su prospección en una labor casi épica, además de que ha sido poco productiva en hallazgos materiales, aunque su interpretación estructural no por ello deja de ser suficientemente esclarecedora para nuestro propósito.
Tanto desde el punto de vista tipológico, como en cuanto a su implantación territorial, este "castillo" de Sabaiza comparte análisis interpretativo con los castros sincrónicos de esta misma comarca arriba señalados, formando en su conjunto un cordal de localizaciones que marcan nítidamente una vía de comunicación intercomarcal existente ya en el primer milenio a.C. de este a oeste. La Corona de Sada, Salbatore, El Castillo de Sabaiza, Murugain de Uzkita, El Castillo de Leoz, Gazteluzar, Las Losas, Gazteluzar/Irurbe y Murugain.
Desconocemos si llegó a ser romanizado, pues carecemos de datos materiales lo suficientemente representativos como para aquilatar o refutar esta hipótesis. En cualquier caso, en la parte superior del castro, junto a la muralla que se levanta sobre el foso, quedan los restos de una construcción cristiana con su mesa de altarde la que no tenemos constancia documental. A falta de otros datos, probablemente son las ruinas de una ermita que habría sido levantada en este monte en época moderna movidos por la piedad de los vecinos de Sabaiza, núcleo de población cercano que habría surgido enun emplazamiento mas comodo tras el abandono de este lugar; no sabemos si fue en época romana o medieval.
Estado de conservación
Como referencia paisajística en el piedemonte de la Sierra de Izko en el pasado ha sido un referente geográfico ineludible, que lo ha dejado de ser en los últimos 30 años debido a que se ha desarrollado sobre él un impresionante bosque de robles, encinas y pinos que lo ocultan incluso desde unaprespectiva cenital. Son estos motivos los que han convertido su prospección en una labor casi épica, además de que ha sido poco productiva en hallazgos materiales, aunque su interpretación estructural no por ello deja de ser suficientemente esclarecedora para nuestro propósito.
Tanto desde el punto de vista tipológico, como en cuanto a su implantación territorial, este "castillo" de Sabaiza comparte análisis interpretativo con los castros sincrónicos de esta misma comarca arriba señalados, formando en su conjunto un cordal de localizaciones que marcan nítidamente una vía de comunicación intercomarcal existente ya en el primer milenio a.C. de este a oeste. La Corona de Sada, Salbatore, El Castillo de Sabaiza, Murugain de Uzkita, El Castillo de Leoz, Gazteluzar, Las Losas, Gazteluzar/Irurbe y Murugain.
Desconocemos si llegó a ser romanizado, pues carecemos de datos materiales lo suficientemente representativos como para aquilatar o refutar esta hipótesis. En cualquier caso, en la parte superior del castro, junto a la muralla que se levanta sobre el foso, quedan los restos de una construcción cristiana con su mesa de altarde la que no tenemos constancia documental. A falta de otros datos, probablemente son las ruinas de una ermita que habría sido levantada en este monte en época moderna movidos por la piedad de los vecinos de Sabaiza, núcleo de población cercano que habría surgido enun emplazamiento mas comodo tras el abandono de este lugar; no sabemos si fue en época romana o medieval.
Estado de conservación
Excelente. La vegetación que lo cubre es la garantía de su conservación.
Puede verse aquí la presentación del libro