Santa Cruz, ciudad romana:
resultados de los estudios
metalográficos y paleopatológicos
(The Roman town
at Santa Cruz: results of
metallographic and paleo-pathologic studies)
Armendáriz, Rosa M.ª
Mateo, M.ª Rosario
Sáez de Albéniz, M.ª Pilar
Eusko Ikaskuntza
Pl. Castillo, 43 bis-3.º D
31001 Iruñea
BIBLID [1137-4489 (2001), 11; 259-263]
Al abrigo de las estribaciones de la Sierra de San Pedro,
y sobre un altozano de 544 m.s.n.m., emerge el yacimiento romano de Santa Cruz.
Este importante enclave de población romano se ubica en una amplia zona que se
extiende no sólo por la plataforma del cerro sino también por las laderas y aledaños
(necrópolis).
Las investigaciones realizadas, tanto en la totalidad del
término municipal, como en el propio yacimiento, durante los años 1994, 1995 y
1996 han configurado un panorama
elocuente sobre la
ocupación romana de
esta zona desde los primeros siglos de la Era.
En el entramado de restos dispersos por el municipio de
Eslava destaca Santa Cruz, como núcleo aglutinador. Conocido por la
bibliografía arqueológica desde 1917, no
ha sido hasta
1995 cuando se
iniciaran trabajos de excavación sistemáticos de acuerdo a un
plan preestablecido.
A los sondeos realizados en diferentes puntos del
yacimiento, que permitieron sacar a la luz interesantes restos pertenecientes a
la muralla y zona de acceso a la ciudad, así como cimentaciones y material
constructivo de un importante edificio público del foro, siguió la excavación
en área de una zona prioritaria; la necrópolis.
El estudio de la necrópolis ha ofrecido por el momento la
localización de tres recintos funerarios
así como de incineraciones sueltas en derredor de ellos. El primer recinto
descubierto (campaña de 1995) está elaborado a base de piedra sillería y
sillarejo, con molduras en el zócalo y cornisa (4m. x 4’75m.).
La intensa erosión producida en esta zona por el laboreo
agrícola ha imposibilitado la conservación de los alzados murarios, excepto en
una o dos hiladas de piedra. Sin embargo, el abundante material constructivo
exhumado en las proximidades nos ha permitido hipotetizar sobre el aspecto
original del monumento. Este recinto funerario sería del tipo en forma de altar
monumental, con pilastras estriadas de frisos corintizantes, en las esquinas, y
coronado por pulvinos (se ha recogido en excavación un fragmento escultórico
perteneciente a un remate de pulvino, así como restos epigráficos). Este
modelo, difundido desde la Península
Itálica hacia las provincias occidentales al compás del fenómeno colonizador
romano, se asocia a la “burguesía mercantil” y a las aristocracias locales
surgidas al amparo de Roma.
Las otras dos construcciones fueron levantadas
completamente a base de sillarejo y son de menores proporciones (las medidas
oscilan entre los 3’75m. x 2’50m. del Mausoleo II y 3’90m. x 2’50m. del
Mausoleo III). Todas las estructuras aparecen perfectamente alineadas entre sí,
con sus fachadas principales orientadas hacia el N y jalonadas por un pavimento
irregular de piedra pequeña y cantitos.
De estas tres estructuras, la última en aparecer (campaña
de 1996) se ha preservado para futuras campañas de excavación mediante la
conservación del derrumbe que la cubre. Los recintos I y II fueron excavados:
parcialmente el primero (quedó a techo del segundo nivel de incineraciones) y
completamente el segundo.
Los restos de incineración procedentes tanto del interior
como del exterior de estas estructuras fueron objeto de una cuidadosa recogida
que permitió la individualización de 28 incineraciones: 27 humanas y 1 animal.
ESTUDIO
ANTROPOLÓGICO Y PALEOPATOLÓGICO DE LAS INCINERACIONES
Existen ciertas particularidades en el sistema de
enterramiento practicado en Santa Cruz,
como son
la inexistencia prácticamente
total de restos humanos asociados a urna cineraria y
pobreza de los restos cremados.
El estudio antropológico y paleopatológico realizado por
el Dr. J.M.Reverte (Director del Museo de Criminología y Paleopatología Forense
de la Universidad Complutense de Madrid) sobre las incineraciones de Eslava nos
ha permitido descubrir una buena cantidad de información complementaria que
vendrá a enriquecer al resto de estudios que se realicen en el yacimiento.
El Dr. Reverte, en ocasiones, no ha podido determinar el
sexo y la edad del sujeto debido a la escasez de huesos incinerados. Esta
pobreza de materia humana es generalizada en todos los focos de incineración de
la necrópolis.
Probablemente se practicara una recogida selectiva de
huesos tras la cremación, puesto que por mucho combustible que se colocara en
la pira siempre quedaban restos, a veces grandes huesos como el fémur, el
cúbito, el radio o la tibia, bastante enteros, al menos en sus extremos. No
aparecen fragmentos de vértebras, tarsos... y son diminutas las porciones de
bóveda craneal, lo cual hace plausible la teoría de que los huesos fueran
molidos.
Otra particularidad a tener en cuenta es la existencia de
restos cremados de ovicaprinos que pudieran constituir la ofrenda del banquete
funerario.
El estudio de
la población incinerada
en Santa Cruz
ha arrojado los siguientes resultados:
Las hembras representan el 48’14 % del total de la muestra
y los varones el 29’62 %. A pesar de que en cinco casos no pudo determinarse el
sexo ni la edad de los individuos, parece que se trataba también de adultos.
De entre todas las incineraciones excavadas sólo una de
ellas corresponde a un
individuo juvenil, de sexo
indefinido (más probablemente
una niña) con una edad comprendida entre 8 y 10 años aproximadamente (3’70
% del total de la muestra analizada).
Los huesos pertenecientes a los varones se diferencian
claramente del resto en función de variables como la robustez, el espesor
cortical de las diáfisis de los huesos largos y por los dedos grandes y anchos
que corresponden a manos grandes y endurecidas.
Por lo que respecta a la morfología de la población
femenina destaca la fragilidad y gracilidad de los huesos (espesores craneales
entre 3 y 4 mm.).
Los diámetros radiales son demostración de la gracilidad
de sus brazos no hechos a trabajos de fuerza.
No se ha
apreciado en ningún
fragmento óseo signos
indicativos de causa de muerte.
Sin embargo, la frecuencia de cadáveres femeninos incinerados entre los 20 y 35
años podría indicar que una de las causas de muerte más
frecuentes entre las
hembras era la
gestación, el parto o el puerperio.
El promedio de vida que arroja esta muestra puede
establecerse entre los 25 y 30 años, aunque quizás se acerque más a los 30.
Sólo en un caso pudo apreciarse patología ósea
degenerativa y fue en un varón de
40-50 años. El
cóndilo del maxilar
aparece desgastado y se aprecian inicios
de desarrollo de un tejido
óseo ebúrneo osteofítico.
Este individuo probablemente sufriera
vivos dolores al
masticar, además de la pérdida de la mayoría del sistema dental
(esta patología es frecuente entre poblaciones del primer milenio a. C y
medievales debido a la abrasión dental motivada por el tipo de alimentación).
ESTUDIO
METALOGRÁFICO
Otra cuestión importante
para el estudio
del yacimiento de
Eslava era intentar determinar la
naturaleza de las escorias de fundición que tan abundantemente aparecen en
superficie. La existencia en Santa Cruz de un centro minero y/o transformador
sea quizás la clave, no sólo de la importancia del núcleo de población, sino
incluso también de su propia existencia.
Los únicos restos metálicos procedentes de excavación son
los exhumados en la necrópolis. Se trata básicamente de clavos de hierro,
generalmente grandes, y pequeñas tachuelas de bronce, así como un pequeño
elemento de adorno fabricado en oro.
De los elementos que componen esta muestra han sido los
clavos de hierro las piezas
sujetas a los
distintos análisis, junto con
otra muestra representativa de
los restos de
fundición (escorias) recogidos
en prospección superficial.
En las diversas analíticas a que se han sometido los
restos se han utilizado los siguientes equipos: Espectómetro EDS (Elementos
básicos); Analizador LECO (Carbono y Azufre); Espectrometría de masas
(Elementos residuales o trazas); Microscopia electrónica de barrido y
Microscopia óptica.
Los resultados han sido positivos si tenemos en cuenta la
modestia de la muestra, derivada de
la juventud de
la excavación arqueológica.
Se ha podido determinar la
existencia de, al menos, dos tipos de escorias, en función de su compacidad. En
cualquier caso, ambas proceden de la metalurgia del hierro.
La presencia de carbón vegetal confirma que el proceso de
reducción del mineral es el clásico de las ferrerías. Las inclusiones de
escorias y clavos son muy semejantes y confirman la procedencia de ambos tipos de
restos de un proceso de reducción del hierro de similares características
(carbón vegetal).
Los análisis no han podido demostrar la relación directa
entre los clavos de la necrópolis y las escorias de superficie. Sin embargo,
los especialistas consideran que las variantes, en cuanto a elementos trazas en
escorias y clavos, no son elementos de juicio suficientes como para sospechar
la no pertenencia al mismo
proceso. La demostración irrefutable
de tal relación requerirá de análisis posteriores a
restos de metal de origen que confirmen presencia de níquel, manganeso, etc.