martes, 16 de abril de 2013

02.85.06 Santa Criz - Estudios metalográficos y paleopatológicos


Santa Cruz, ciudad romana:
resultados de los estudios
metalográficos y paleopatológicos
(The Roman town at Santa Cruz: results of
metallographic and paleo-pathologic studies)
Armendáriz, Rosa M.ª
Mateo, M.ª Rosario
Sáez de Albéniz, M.ª Pilar
Eusko Ikaskuntza
Pl. Castillo, 43 bis-3.º D
31001 Iruñea
BIBLID [1137-4489 (2001), 11; 259-263]


Al abrigo de las estribaciones de la Sierra de San Pedro, y sobre un altozano de 544 m.s.n.m., emerge el yacimiento romano de Santa Cruz. Este importante enclave de población romano se ubica en una amplia zona que se extiende no sólo por la plataforma del cerro sino también por las laderas y aledaños (necrópolis).

Las investigaciones realizadas, tanto en la totalidad del término municipal, como en el propio yacimiento, durante los años 1994, 1995 y 1996 han configurado  un  panorama  elocuente  sobre  la  ocupación  romana  de  esta zona desde los primeros siglos de la Era.

En el entramado de restos dispersos por el municipio de Eslava destaca Santa Cruz, como núcleo aglutinador. Conocido por la bibliografía arqueológica  desde  1917, no  ha  sido  hasta  1995  cuando  se  iniciaran  trabajos  de excavación sistemáticos de acuerdo a un plan preestablecido.

A los sondeos realizados en diferentes puntos del yacimiento, que permitieron sacar a la luz interesantes restos pertenecientes a la muralla y zona de acceso a la ciudad, así como cimentaciones y material constructivo de un importante edificio público del foro, siguió la excavación en área de una zona prioritaria; la necrópolis.

El estudio de la necrópolis ha ofrecido por el momento la localización de  tres recintos funerarios así como de incineraciones sueltas en derredor de ellos. El primer recinto descubierto (campaña de 1995) está elaborado a base de piedra sillería y sillarejo, con molduras en el zócalo y cornisa (4m. x 4’75m.).

La intensa erosión producida en esta zona por el laboreo agrícola ha imposibilitado la conservación de los alzados murarios, excepto en una o dos hiladas de piedra. Sin embargo, el abundante material constructivo exhumado en las proximidades nos ha permitido hipotetizar sobre el aspecto original del monumento. Este recinto funerario sería del tipo en forma de altar monumental, con pilastras estriadas de frisos corintizantes, en las esquinas, y coronado por pulvinos (se ha recogido en excavación un fragmento escultórico perteneciente a un remate de pulvino, así como restos epigráficos). Este modelo, difundido  desde la Península Itálica hacia las provincias occidentales al compás del fenómeno colonizador romano, se asocia a la “burguesía mercantil” y a las aristocracias locales surgidas al amparo de Roma.

Las otras dos construcciones fueron levantadas completamente a base de sillarejo y son de menores proporciones (las medidas oscilan entre los 3’75m. x 2’50m. del Mausoleo II y 3’90m. x 2’50m. del Mausoleo III). Todas las estructuras aparecen perfectamente alineadas entre sí, con sus fachadas principales orientadas hacia el N y jalonadas por un pavimento irregular de piedra pequeña y cantitos.

De estas tres estructuras, la última en aparecer (campaña de 1996) se ha preservado para futuras campañas de excavación mediante la conservación del derrumbe que la cubre. Los recintos I y II fueron excavados: parcialmente el primero (quedó a techo del segundo nivel de incineraciones) y completamente el segundo.

Los restos de incineración procedentes tanto del interior como del exterior de estas estructuras fueron objeto de una cuidadosa recogida que permitió la individualización de 28 incineraciones: 27 humanas y 1 animal.


ESTUDIO ANTROPOLÓGICO Y PALEOPATOLÓGICO DE LAS INCINERACIONES

Existen ciertas particularidades en el sistema de enterramiento practicado  en  Santa  Cruz, como  son  la  inexistencia  prácticamente  total  de  restos humanos asociados a urna cineraria y pobreza de los restos cremados.

El estudio antropológico y paleopatológico realizado por el Dr. J.M.Reverte (Director del Museo de Criminología y Paleopatología Forense de la Universidad Complutense de Madrid) sobre las incineraciones de Eslava nos ha permitido descubrir una buena cantidad de información complementaria que vendrá a enriquecer al resto de estudios que se realicen en el yacimiento.

El Dr. Reverte, en ocasiones, no ha podido determinar el sexo y la edad del sujeto debido a la escasez de huesos incinerados. Esta pobreza de materia humana es generalizada en todos los focos de incineración de la necrópolis.

Probablemente se practicara una recogida selectiva de huesos tras la cremación, puesto que por mucho combustible que se colocara en la pira siempre quedaban restos, a veces grandes huesos como el fémur, el cúbito, el radio o la tibia, bastante enteros, al menos en sus extremos. No aparecen fragmentos de vértebras, tarsos... y son diminutas las porciones de bóveda craneal, lo cual hace plausible la teoría de que los huesos fueran molidos.

Otra particularidad a tener en cuenta es la existencia de restos cremados de ovicaprinos que pudieran constituir la ofrenda del banquete funerario.

El  estudio  de  la  población  incinerada  en  Santa  Cruz  ha  arrojado  los siguientes resultados:

Las hembras representan el 48’14 % del total de la muestra y los varones el 29’62 %. A pesar de que en cinco casos no pudo determinarse el sexo ni la edad de los individuos, parece que se trataba también de adultos.

De entre todas las incineraciones excavadas sólo una de ellas corresponde  a  un  individuo  juvenil, de  sexo  indefinido  (más  probablemente  una niña) con una edad comprendida entre 8 y 10 años aproximadamente (3’70 % del total de la muestra analizada).

Los huesos pertenecientes a los varones se diferencian claramente del resto en función de variables como la robustez, el espesor cortical de las diáfisis de los huesos largos y por los dedos grandes y anchos que corresponden a manos grandes y endurecidas.

Por lo que respecta a la morfología de la población femenina destaca la fragilidad y gracilidad de los huesos (espesores craneales entre 3 y 4 mm.).

Los diámetros radiales son demostración de la gracilidad de sus brazos no hechos a trabajos de fuerza.
No  se  ha  apreciado  en  ningún  fragmento  óseo  signos  indicativos  de causa de muerte. Sin embargo, la frecuencia de cadáveres femeninos incinerados entre los 20 y 35 años podría indicar que una de las causas de muerte  más  frecuentes  entre  las  hembras  era  la  gestación, el  parto  o  el puerperio.

El promedio de vida que arroja esta muestra puede establecerse entre los 25 y 30 años, aunque quizás se acerque más a los 30.

Sólo en un caso pudo apreciarse patología ósea degenerativa y fue en un  varón  de  40-50  años.  El  cóndilo  del  maxilar  aparece  desgastado  y  se aprecian  inicios  de  desarrollo  de  un  tejido  óseo  ebúrneo  osteofítico.  Este individuo  probablemente  sufriera  vivos  dolores  al  masticar, además  de  la pérdida de la mayoría del sistema dental (esta patología es frecuente entre poblaciones del primer milenio a. C y medievales debido a la abrasión dental motivada por el tipo de alimentación).


ESTUDIO METALOGRÁFICO

Otra  cuestión  importante  para  el  estudio  del  yacimiento  de  Eslava  era intentar determinar la naturaleza de las escorias de fundición que tan abundantemente aparecen en superficie. La existencia en Santa Cruz de un centro minero y/o transformador sea quizás la clave, no sólo de la importancia del núcleo de población, sino incluso también de su propia existencia.

Los únicos restos metálicos procedentes de excavación son los exhumados en la necrópolis. Se trata básicamente de clavos de hierro, generalmente grandes, y pequeñas tachuelas de bronce, así como un pequeño elemento de adorno fabricado en oro.

De los elementos que componen esta muestra han sido los clavos de hierro  las  piezas  sujetas  a  los  distintos  análisis, junto  con  otra  muestra representativa  de  los  restos  de  fundición  (escorias)  recogidos  en  prospección superficial.

En las diversas analíticas a que se han sometido los restos se han utilizado los siguientes equipos: Espectómetro EDS (Elementos básicos); Analizador LECO (Carbono y Azufre); Espectrometría de masas (Elementos residuales o trazas); Microscopia electrónica de barrido y Microscopia óptica.

Los resultados han sido positivos si tenemos en cuenta la modestia de la  muestra, derivada  de  la  juventud  de  la  excavación  arqueológica.  Se  ha podido determinar la existencia de, al menos, dos tipos de escorias, en función de su compacidad. En cualquier caso, ambas proceden de la metalurgia del hierro.

La presencia de carbón vegetal confirma que el proceso de reducción del mineral es el clásico de las ferrerías. Las inclusiones de escorias y clavos son muy semejantes y confirman la procedencia de ambos tipos de restos de un proceso de reducción del hierro de similares características (carbón vegetal).

Los análisis no han podido demostrar la relación directa entre los clavos de la necrópolis y las escorias de superficie. Sin embargo, los especialistas consideran que las variantes, en cuanto a elementos trazas en escorias y clavos, no son elementos de juicio suficientes como para sospechar la no pertenencia  al  mismo  proceso.  La  demostración  irrefutable  de  tal  relación requerirá de análisis posteriores a restos de metal de origen que confirmen presencia de níquel, manganeso, etc.