Excavaciones en
Navarra (1941 a 1946)
(RPVIANA, Nº 24, pags.
413 a 469)
B. Taracena Aguirre
L.
Vázquez de Parga
(Las fotografías pertenecen al archivo
de J.E.Uranga)
LA ROMANIZACION (en La
Val)
Los restos prerromanos de una comarca
pueden quizá llegar a conocerse mediante la visita profesional a sus campos de
ruinas y practicando excavaciones de prospección, pues en general los
yacimientos no son numerosos ni extensos y si se trata de culturas de la Edad
del Hierro, dónde los poblados siempre ocuparon altozanos estratégicos,
entonces los montones de piedras de sus ruinas, sirviendo de valla para el
labrador, se conservan «in situ» denunciando el contorno y perfil de las
fortificaciones y hasta el torpe trazado urbano.
Pero el conocimiento de los restos del
mundo romano resultará mucho más lento por lo infructuoso de la inspección
ocular y porque habrá de hacerse mediante costosas excavaciones, ya que los
oppida, vici, y villae ocuparon habitualmente fértiles terrenos de llanura en
que la continuidad de residencia o el trabajo del arado han borrado toda huella
superficial, las construcciones fueron de gran área y su relativa uniformidad
dificulta el hallazgo de características diferenciales que definan la
personalidad regional, y tanto más si se agrega que la historia de los siglos
de la paz imperial es sólo la de su evolución cultural, que arqueológicamente
forma un conjunto cuyos elementos no pueden estudiarse separados, pues
distribución demográfica, tamaño y esplendor de las ciudades, obras públicas,
explotación de las fuentes de riqueza y perfeccionamiento técnico y artístico
estuvieron entonces quizá tan enlazados como en el mundo actual y no es posible
estudiarles con la relativa independencia que puede hacerse en culturas
inferiores.
Por ello hemos querido prologar la
publicación de los restos romanos descubiertos en las
excavaciones realizadas en Navarra desde 1941 a 1946, con una sumaria
visión de conjunto que sirva de apoyo a los resultados obtenidos y de cómoda
información a quien desee valorar cada hallazgo y por ello damos aquí un
resumen de las noticias literarias clásicas referentes a la provincia, la
localización de los yacimientos que en la región hemos visitado, de los restos
epigráficos hasta hoy recogidos o descubiertos y de las noticias publicadas de
sus ruinas o hallazgos, aunque recusando en ellas cuanto creemos imaginativo.
En estas páginas nos han servido de
principal punto de partida para las noticias monumentales los beneméritos
trabajos de D. Julio Altadill (1) y el P. Escalada (2), llenos de interesantes
noticias aunque algunas no puedan hoy ser aceptadas, y las colecciones con
tanto esfuerzo reunidas en el Museo de la Cámara de Comptos y en el Castillo de
Javier, más aún cuando la relación parezca larga y el mapa de Navarra ya
bastante poblado de yacimientos, sin duda queda todavía mucho por descubrir (3)
hasta que se pueda considerar relativamente completo este sector de la futura Carta Arqueológica de la provincia cuya
redacción tenemos encomendada (4).
Las
fuentes literarias y las leyendas monetales
Los testimonios de los autores
clásicos referentes al antiguo territorio vascón (5), en el que se incluye el
actual de la provincia de Navarra, podemos repartirlos en dos grupos, uno de
alusiones incidentales y otro el de aquellos autores que en forma sistemática
trataron de dar una visión de conjunto de la Península, ya se limitasen como
Ptolomeo a fijar las coordenadas o datos astronómicos precisos para trasladar a
un mapa las posiciones de los territorios o núcleos de población, ya lo
hicieran en forma descriptiva como Estrabón o administrativa como Plinio, o
simplemente de itinerarios como el de Antonino o el Anónimo de Ravena. Las
monedas completan y confirman las noticias de los autores al darnos en sus
leyendas los nombres de las cecas que las emitieron y nos dejan entrever algo
de lo que fué el proceso de la romanización, al observar como los letreros
latinos van sustituyendo a los en caracteres indígenas.
La primera mención de los vascones en
las noticias literarias romanas conservadas, se encuentran en el fragmento del
libro 91 de Tito Livio (FHA, t. IV, pág. 188) donde al narrar los movimientos
de Sertorio en el invierno del 77/76 a. de C, se mencionan los territorios de
Gracurris y Cascantum, a los que trata Sertorio como terreno enemigo, pasando
por ellos a la ciudad aliada de Calahorra, y después por el territorio de los
vascones para acampar en la frontera de los Berones, probablemente hacia
Alcanadre. A los sucesos de la misma guerra posteriores a la batalla de Sagunto
y al mismo año 75 se refería un pasaje de la biografía de Plutarco (Sertorio,
21 = FHA t. IV, pág. 216) en el que de ser cierta la corrección propuesta por
Schulten, según la cual habría que leer «vascones» donde los códices dicen
«vacceos», se narraría la retirada de Pompeyo a territorio vascón, con lo que
habría que relacionar la fundación de Pamplona, atribuida por Estrabón al mismo
Pompeyo, y que tendría confirmación en un pasaje de las Historias de Salustio
(2, 93, ed. Maurenbrecher = FHA t, IV pág. 220) en el que se presenta al
ejército romano (de Pompeyo) retirándose al país de los vascones para
avituallarse (frumenti gratia). De estos hechos deduce Schulten que los
vascones estaban ya sometidos a los romanos, sumisión que supone consecuencia
de las campañas de Catón en los comienzos del siglo II a. de C.
Después de esto apenas si merecen
recogerse algunas fugaces alusiones de Silio Itálico (Punica 5, 195, 357; 9,
197 y 10, 15) referentes todas ellas al modo peculiar de combatir de los vascones,
sin casco y con armamento ligero, una cita aislada del autor de la Vita
Alexandri Severi de la Historia Augusta, única en la que se supone a los
vascones muy avezados en el arte de los harúspices, y la mención de Ausonio en
su correspondencia poética con Paulino de Nola, que asocia el bosque vascón con
los nevados Pirineos (Ep. 24, 51: «...Vasconis hoc saltus et ninguida Pyrenaei
hospitia»).
Las dos grandes geografías que nos han
llegado desde la antigüedad romana son de carácter muy distinto. La de Estrabón
(63 a. de C. a 19 de C) , asiático de Apamea del Ponto, que vivió largos años
en la Roma augústea, es de tipo político-etnográfico. Sus noticias sobre la
provincia hispánica no son directas, pues él nunca estuvo en el país, pero pudo
utilizar buenas fuentes como Polibio, que asistió al cerco de Numancia en 133
a. de C, Artemidoro, que realizó un periplo por las costas mediterráneas de
España hacia el año 100 a. de C. y Posidonio, que también viajó por España en
el tránsito de los siglos II a I a. C; Klotz supone que alguna noticia
referente a los vascones, en relación con la guerra cántabro astur, provendría
del historiador Timagenes, contemporáneo de Augusto (6). Claudio Ptolomeo,
egipcio helenizado nacido en Pelusa o Ptolemais, en la Tebaida, y que parece
haber residido en Alejandría o en la vecina Canope, compuso hacia la segunda
mitad del siglo II de C. su «Guía geográfica», según expresión de Berthelot,
«especie de léxico geográfico que enumera las posiciones en longitud y latitud
de los sitios conocidos, ciudades, montes, ríos, cabos etc.». De sus fuentes
sólo sabemos lo que él mismo nos dice: que utilizó una obra anterior de Marino
de Tiro y que corrigió o completó sus datos con los de viajeros más recientes
(7). En cuanto a Plinio el Antiguo, incluye en los libros 3 y 4 de su Historia
Natural publicada el año 77 de C. una serie de noticias de tipo geográfico
administrativo referentes a la provincia de España, que parecen provenir en
parte de Varrón y del mapa de Agripa y en parte de las Formulae provinciarum,
memorias administrativas y estadísticas, de las que, la que ahora nos afecta,
era según Albertini muy poco posterior al año 41 a. C. (8).
Los itinerarios literarios están
reducidos para España al llamado Itinerario de Antonino y a la Geografía del
Anónimo de Ravena, ya que se ha perdido el extremo de la Tabula Pentingeriana que
contenía los trayectos españoles. Según la hipótesis de Kubitschek (9) los tres
documentos derivarían, indirectamente, de una mapa itinerario que debe ser
atribuido a Caracalla y sería como el «pendant» del plano capitolino de la
ciudad de Roma, hecho entre los años 203 y 208 de C.
El Itinerario de Antonino (10) no da a
conocer —como creía Saavedra— (Discursos en... la Real Academia de la Historia,
Madrid, 1862, p. 26) «la estadística casi exacta de las vías militares del
imperio», sino que, como ha demostrado Kubitschek (11), es sólo «ein schlechtes
Routenbuch», «una mala guía de carreteras» cuyo autor no estaba familiarizado
con la organización de la red viaria del imperio romano, y no pudo haber sido
ni un científico, ni un geógrafo, ni un militar, ni un funcionario, faltando
todo punto de apoyo para suponerla una publicación oficial. Sea quien fuere su
autor, hubo de redactarse en los primeros años de Diocleciano, entre los años
280 y 290.
El anónimo de Rávena (12) o Ravenate,
como se íe llama frecuentemente, escribió hacia finales del siglo VII una
Cosmografía que viene a ser esencialmente un índice de nombres gográficos, que
abarca todo el mundo conocido por los antiguos y contiene unos 5.300 nombres,
de ellos unos 300 de ríos. Sus relaciones con la Tabula Peutingeriana,
reconocidas de antiguo, han sido diversamente interpretadas: Miller supuso que
ésta última copiaba la obra de un Castorius —muy posiblemente fantástico—
citado por el Ravenate como una de sus fuentes principales, pero se opone a
ello el hecho de que el material antiguo parece más completo en la Cosmografía
que en la Tabula. Funaioli concluye que, en realidad, el Ravenate parece
haberse limitado a copiar un mapa itinerario, probablemente revisado en los
siglos V al VI, con añadidos y variantes tomados de Jordanes, Orosio y San
Isidoro. Pero el arquetipo de este mapa sería, como ya hemos indicado, otro del
siglo III que habría servido también indirectamente de modelo al Itinerario de
Antonio y a la Tabula Peutingeriana. La parte española de la Cosmografía, que
ofrece un interés mayor para el estudio de la antigua geografía española que
para otras regiones del mundo antiguo, ya que para ella no conservamos los
trazados correspondientes de la carta de Peutinger, no ha sido objeto hasta
ahora de ningún estudio de conjunto.
Los numísmatas agrupan en la «Regio
Pompaelonensis» una serie de emisiones monetarias con leyendas en alfabeto
ibérico, cuyos nombres, desgraciadamente, resisten en su mayor parte a todo
intento, medianamente fundado, de localización precisa o identificación con
nombres de lugar modernos y aún antiguos conocidos por textos literarios e
inscripciones. Sin embargo, una de ellas, leída en la transcripción de Gómez
Moreno, parece conservar el nombre de la tribu de los vascones, leyéndose
bascunes o barscunes y procediendo los hallazgos de sus ejemplares de la región
navarro-aragonesa. Hill hace notar que el tipo de jinete de esta serie no lleva
casco, recordando el Vasco insuetus galeae de Silio Itálico (III, 358). Las
leyendas de las otras monedas deberán leerse: libiacos, arsaos, bentian (Hill
lee con Zobel: kontan), cueliacos (para Hill: coelioqos), tirsos, y una última
ceca de lectura dudosa (uzan-a o, para Hill); los intentos de identificación
con Bursao, Suissatio, Beleia e Iturissa, pueden considerarse desprovistos de
fundamento (12). En la regio Turiasonensis figura caiscata-cascantum, cuya
identificación con Cascante es segura (14).
El actual territorio navarro hallábase
en la época romana ocupado todo él por la tribu de los vascones. Ptolomeo (II,
6,56) atribuye a esta tribu una ciudad marítima Oiasso y quince interiores:
Iturissa Pompailon, Bituris, Andelos, Nemanturista, Curnonion, Iacca, Gracuris,
Calagorina, Casconton, Ergauica, Tarraga, Muscaria, Setia, Alauona. No es fácil
precisar cuales de estas ciudades tenían su localización dentro de los límites
actuales de Navarra ya que la situación de muchas de ellas es completamente
desconocida, pero en cambio sí sabemos que algunas caían fuera de estos
límites: Gracuris = Graccurris que parece corresponder a la actual Alfaro,
Calagorina = Calagurris Nasica, hoy Calahorra, Iacca (Jaca) y desde luego
Oiasso, seguramente Oyarzun (provincia de Guipúzcoa), que Ptolomeo sitúa 1.º
10' al Norte de la más septentrional de las ciudades interiores, de Iturissa.
De las restantes ciudades sólo tres podemos considerar de localización segura:
Pompailon = Pompaelo, te actual Pamplona: Andelos, en el despoblado de Andión,
cerca de Mendigorría y Casconton = Cascantum cuyo nombre persiste hoy en
Cascante. Para las restantes se han propuesto diversas identificaciones, con
grados distintos de probabilidad, pero ninguna de ellas con un apoyo firme (15).
Estrabón (III, 4, 7) caracteriza como
pueblos montañeses, cuyo modo de vivir es análogo, a los Galaicos, Astures,
Cántabros «hasta los Vascones y el Pirineo». Mekhri Uasconon kai Pyrenes;
menciona a Calahorra (Kalaguri Uasconon polei), al tratar del final de la
guerra sertoriana (III, 4, 10); según dice en este mismo lugar, «desde
Tarragona hasta los Vascones que habitan el territorio extremo junto al Océano
alrededor de Pamplona y Oeaso, ciudad ésta situada junto al mismo océano, hay
dos mil cuatrocientos estadios, terminando en los mismos límites de España y
Aquitania»; «Los Vascones habitan más arriba de la Iacetania, hacia el Norte y
en su territorio está la ciudad de Pamplona, como si dijeses la ciudad de
Pompeyo». De otro pasaje (III, 4, 20) parece deducirse que, mientras la parte
montañosa tenía de guarnición una legión bajo un delegado del legado consular
que ejercía el mando supremo militar, la región del Ebro se encontraba ya
romanizada.
Plinio (N. h. : IV, 110) menciona en
su descripción de la costa cantábrica, partiendo del Pirineo, el Vasconum
Saltus y después Olarso (en la que debemos reconocer la Oiasso de Ptolomeo),
inmediatamente antea de los oppida Vardulorum. Y en otro lugar (III, 22),
después de mencionar a los Indigetes escribe, «quo dicetur ordo intus
recedentes radice Pyrenei Ausetani [Fitani], Lacetani, perque Pyrenaeum
Ceretani, dein Vascones», confirmando su condición de pueblo pirenaico
inmediato al mar Cantábrico, pero abarcando un territorio que parece menor al
marcado por Ptolomeo, pues mientras éste incluye Iacca entre las ciudades
vasconas, Plinio la excluye, al citar a los Iacetani como distintos de los
vascones y separados de ellos por los Ceretani; y Estrabón igualmente cita a
los iaecetanos al s. de los vascones.
Tampoco resultaría exacto considerar
como localizados en el Pirineo los vascones de Ptolomeo, con ciudades al Sur
del Ebro; mas por una parte carecemos de datos sobre las fuentes que utilizó
Ptolomeo y por tanto del período cronológico a que debe reducirse su descripción,
y por otra Plinio al enumerar los pueblos del convento cesaraugustano (III, 24)
que habría de incluir a los vascones, lo hace siguiendo un doble orden,
clasificándolos por su derecho más o menos privilegiado (ciudadanos romanos,
latinos antiguos, federados, estipendiarios) y dentro de cada grupo
alfabéticamente. Sólo cuando por otro camino sabemos que uno de estos pueblos
pertenecía a los vascones, podemos con algún fundamento atribuirlos a su
territorio; así nos ocurre con los calagorritanos qui Nasici cognominantur que
gozaban derechos de ciudadanos romanos, los Cascantenses y Ergavicenses:
latinorum veterum, los foederatos Tarracenses, los stipendiarios: Andelonenses,
y tal vez las Aracelitani, Carenses, Iacetanos (siguiendo a Ptolomeo), Pompaelonenses
y probablemente Segienses. Parece seguro, por razones lingüísticas, que haya
que llevar a territorio vascón a los Iluberitani (var. Ilumberitani)
identificando el nombre de su ciudad con el de Lumbier, donde efectivamente hay
huellas de habitación romana.
En el Itinerarium Antonini figuran
algunas estaciones localizadas en territorio navarro. En el itinerario que
ofrece a los que de Milán se dirigen a León, el que titula de Italia a España
(Wes, 387, 4 - 395 4. N.º 1 de la edición Saavedra), se debía cruzar por tierra
navarra en una parte de los trayectos Zaragoza-Cascante (50 millas = 75 kms.
aproximadamente) y Cascante-Calahorra (29 millas = 43 kms.). Del itinerario de
España a Aquitania o de Astorga o Burdeos (Wes, 453, 4-457, 2; Saavedra n.º 34)
se encontraban dentro de los límites actuales navarros una parte del trayecto
Alba-Araceli (ya que según toda probabilidad esta última mansión ha de buscarse
en el valle de Araquil, que parece haber conservado su nombre), y las restantes
etapas hasta el Pirineo: a Alantone (no identificada), 16 millas — 23'7 kms.,
Pompelone (Pamplona), 8 millas = 11'8 kms., Turissa, 22 millas = 32'6 kms. y
Summo Pyreneo, 18 millas = 26'7 kms., que parece debe llevarse a Roncesvalles
(16).
En este caso se pone de manifiesto,
según es regla, la insuficiencia de los datos del Itinerario para informarnos
del estado real de la red viária de la España romana; a pesar de la pérdida de
la parte española de la tabula Peutingeriana, y aún prescindiendo ahora de los
hallazgos de miliarios que hablan de carreteras no utilizadas en ninguno de los
recorridos del Itinerario, en el texto de la Cosmografía del Ravenate parece
marcarse un nuevo camino en este territorio (Schnetz 80'35) con el recorrido
Seglan (corr. Segiam). — Terracha (Cf. Tarraga Ptol. 6'66) — Carta (Cf. Cara,
Carenses). — Pompelone; acusándose la pérdida en el texto actual de algún
trayecto que podía interesar a este territorio, en que figuraba Gracuse (17).
(Cf. Graccurris). Otro trayecto: Beldalin — Erguti (Cf. Ergauica) Beturri (Cf.
Biturris, Ptol, 6'66) resulta demasiado incierto para pretender localizarlo.
Los miliarios encontrados hasta ahora
en territorio navarro no aclaran mucho estos recorridos, ni en la mayoría de
los casos es fácil relacionarlos con ellos. De antiguo se conocen seis
miliarios localizados en Santacara, que parece identificarse con la antigua
Cara, centro urbano de los Carenses, mencionados por Plinio (3, 3, 24) entre
los estipendiarios del conventus Caesaraugustanus, y que probablemente será también
la Carta del Ravenate (4'43). Estos miliarios de los años 14/15 a 282 de J. C.
(C. I. L., II, 4904-49C9), dan dos de ellos la distancia de una milla y otro la
de tres, (los demás carecen de indicación a este respecto), contadas desde la
propia ciudad «a Cara m. p. III», según se menciona expresamente en uno de
ellos. Debemos suponer que se referirían a un camino de interés local, que
enlazara con otra vía de mayor importancia, sin que los datos de que disponemos
hasta ahora permitan suponer con alguna probabilidad su trayecto y dirección.
De otro grupo de miliarios dá noticia
el P. Escalada (Boletín de la Academia de la Historia, t. 104, 1934, p. 270 y
siguientes). Son, uno de Máximo (a. 238) al sur de Eslava, en el término de
Pisaldea, otro de Flavio Severo II (años 305-7) encontrado en los desmontes
efectuados con motivo de los trabajos de construcción del canal de las
Bardenas, a unos 1.100 m. de Javier, y un fragmento encontrado en los
«Casquilletes de San Juan» en término de Gallipienzo, con los que hay que poner
en relación otros dos encontrados en término de Castiliscar (provincia de
Zaragoza) y el publicado por Hübner (C. I. L., II, 4910) del año 306-7, que,
según Suman se conservaba «en Sofuentes en la casa de los Padres de las
Escuelas Pías» (18).
EPIGRAFÍA ROMANA EN NAVARRA
Cuando Hübner publicó, en 1869, sus
Inscriptiones Hispaniae latinae, que forman el tomo II de Corpus Inscriptionum
Latinarum editado por la Academia de Berlín, hacía notar que el convento
jurídico cesaraugustano era desde el punto de vista epigráfico el menos
conocido de todos, y que aquél que lo recorriese pueblo a pueblo para buscar
inscripciones, sin duda encontraría premiado su trabajo. No había estado por
entonces en Pamplona, ni había encontrado quien la visitase a su intención,
quedando por tanto limitado para aquella región a las noticias literarias,
procedentes casi todas ellas de Sandoval (Catálogo de los obispos de Pamplona,
1614), conocido por Muratori a través de Oihenart, y del P. Moret en sus
Investigaciones (1.a edición de 1665) y Anales (1.a ed. 1683). El Diccionario
Geográfico de la Academia de la Historia conoce alguna de las lápidas de
Gastiain y Yanguas, a través de Juan Antonio Fernández, otra de Arróniz.
En 1892, al publicar Hübner el
suplemento al anterior volumen, aunque había estado en Pamplona en 1881, no vió
ninguna nueva inscripción pudiendo únicamente rectificar y añadir algunas
lecturas en las inscripciones de Gastiain. Desde entonces fueron reuniéndose
por gestión de la Comisión de Monumentos, algunas inscripciones en el Museo de
Comptos y en estos últimos años por el cuidado de la Institución Príncipe de
Viana. Al mismo tiempo el magnífico entusiasmo del P. Escalada le permitía
reunir en el sótano del Castillo de Javier una colección importante de
inscripciones romanas. Gracias en fin, a la pericia fotográfica y a la
diligencia del Secretariado de la Institución Príncipe de Viana, D. J. E.
Uranga, podemos reunir las reproducciones de todas las inscripciones de que
hemos podido tener noticia, al mismo tiempo que por las gestiones, visitas e
indagaciones realizadas en aquellos lugares donde había noticias antiguas de
haberse conservado inscripciones.
Nuestro propósito al publicar las
inscripciones romanas de Navarra no es otro que el de allanar el camino al
epigrafista futuro que trate de renovar los tomos del Corpus Inscriptionum
Latinarum dedicados a la España romana. El número de las inscripciones de la
región navarra es bastante más del doble de los allí recogidos y en él se
cuentan algunas inéditas. En nuestro repertorio seguimos un orden
alfabético-geográfico de localidades de procedencia y asignamos a cada una de
las inscripciones, conservadas o perdidas, un número de orden.
Localidades
de Navarra (La Val)
donde se conservan ruinas o se han hallado objetos romanos.
(Términos Municipales)
Aibar.—Al S. E. en El Llano, restos de población
romana (Escalada, La Arqueología, p. 116). Restos romanos se encontraron en el
término Soreta.
En «El Solano» se encontró una pequeña figurita de bronce representando
a un muchachito desnudo escanciando un odre y el ara dedicada a Júpiter.
Museo de Javier—Figurita de bronce romana encontrada en Aibar. Alt. 0,085 m.
Museo de Javier, nº 20—Ara dedicada a Júpiter, procedente de El Solano, en Aibar.
Ara de piedra de factura cuidada. En
el frente una cabeza de toro entre dos rosetas. En los costados y cara
posterior: pastel o pan debajo de un haz de espigas, rueda de radios curvos y
racimo de uvas sobre un jarro. (Alt. l'02 m. Ancho 0'50 m. Grueso 0'35 m.)
Escalada, «Un monumento arqueológico
del Castillo de Javier» en B. C. M. Navarra (1927) págs. 599-600. También en B.
R. A. de la Hist. n.° 94 (1929) 190-192 y en «La arqueología». 1943, p.
126-130.
Carcastillo.—Cf. La Oliva (Fita B. A. H. t. 50 (1907) p.
470).
La noticia de que en su término, junto
a Figarol, quedan extensas ruinas
romanas, es a todas luces inexacta Inscr. n.º 14.
Estela
sepulcral ricamente decorada.
Alt. 2'05 m. Ancho 073. Grueso 0'15 m. La inscripción incluida en tabula
ansata.
Parece que procede de Carcastillo de
donde fué trasladada al claustro del monasterio de La Oliva, donde estaba ya en
el siglo XVI, y de allí al Museo de Comptos en Pamplona. (En otras fuentes dice que viene de Cara (Santacara).
Corpus 2962. Fita B. R. A. Hist. t. 50
(1907) p. 470. Hübner, sin haber visto la lápida, restituye k(a)resis y lee las
siglas del final de la lín. 3: h(ic) s(itus) e(st).
============================================================================
La siguiente pieza no viene en el "catálogo" de Blas Taracena y Luis Vazquez de Parga,
Kaseda — Ara de Optimo Maximo
J. VELAZA,
1998, 206-207, ID., 1999, 155-156, nº 1, fig. 1. Ara de caliza
con coronamiento y basa moldurados.
En el
coronamiento tiene un golpe en su parte derecha y una notable erosión en toda
su superficie. Las circunstancias del hallazgo se desconocen, no obstante en el
año 1990 un anónimo dirigido al Museo de Navarra informaba de su
existencia en Cáseda. Medidas: 75 x 43/27,7/38 x 36,5/20/30. Letras: 7-6.
Interpunción:
triángulo. Se conserva en el Museo de Navarra, nº inv. 2392.
===============================================================================
Eslava.—Miliario
de Maximino (a. 238 d. J. C.). Altadill, Véase Vías... p. 522, hoy en el
Museo de Pamplona. Altadill señala también allí el hallazgo de «un idolillo
alado, relieve en ágata de notable valor», conservado en el Museo de Javier. P.
Escalada «La Arqueología...» 1943, pág. 122. En Santacrís y en Fuente de los Moros varias columnas y
grandes sillares con pilastras en relieve decoradas con vástagos vegetales.
En el término de Santacrís, como tres
kilómetros al E. de Eslava y en el lugar llamado «Fuente del Moro», junto a
cuyo manantial apareció el miliario anterior, quedan las ruinas de una ciudad
como de 10 hectáreas de extensión, que ocupan el altozano donde se elevan las
ruinas de una torre de señales y el barranco inmediato por el lado S.
En la superficie hemos podido recoger
dos capiteles toscanos, uno corintio, un trozo de fuste en escama, adosado a
una jamba y otros dos de fuste acanalado sin rudenturas. Durante la rápida
exploración que allí realizamos en septiembre de 1944 pudimos descubrir
bastantes muros de viviendas, parte de ellos correspondientes a un atrio con
curioso impluvium, en la cima del monte un gran basamento al parecer de un templo
y recoger abundante stiestos de terra sigillata.
Piedra
miliaria encontrada «en el término de Pisaldea al S. de la villa [de Eslava],
en el arroyo formado por la Fuente de los Moros que aun conserva su arco de
medio punto». Escalada B. R. A. Hist. t. 104 (1934) p. 282. Hoy en el Museo de
Comptos. Lám. VIII, 2. Alt. 1'95 m. Diámetro 0'45 m.
(La imagen en blanco y negro del escrito original sustituida por esta en color)
En la línea 6 debería decir
imp(erator) VIL
Publicado primeramente en el B. C. M. Navarra
(1916) p. 219, y en el mismo Boletín (1917) p. 33-40.
Eslava.— Ara a Júpiter. En
jurisdicción de Eslava, término de Encinosa.
Desde 1918 en el Museo de Javier (n.° 7) por donación de D. Clemente Bariain.
Altar de piedra tosco. Alt. 0'66 m.
Ancho 0'40. Malamente legible.
Escalada, La Arqueología, 1943, p.
121, da la siguiente
lectura: Iovi Opti/mo Max/ Cn Flavius/
vot. lib/ f curavit.
Gallipienzo.— En el término de San Juan o «Los casquilletes de San Juan», fragmento
de miliario encontrado por el Sr. Castrillo y hoy en el Museo de Pamplona.
Monedas ibéricas e hispano-romanas en «la cerrada de Francisquete». «...en la
viña llamada del Molón muchas teselas sin huellas de argamasa» e «inmediatos
algunos mosaicos, iniciada, pero sin terminar su construcción».
«No acertamos a definir —dice
Altadill— que objeto pudo tener una enorme piedra labrada, cilindrica y maciza,
que denominan «el Molón»; para miliario es descomunal y no se ven signos en
ella. Cerca de la finca rústica en que se halla, en el camino de Cáseda, se
encontró un anillo de bronce a la inmediación de un amplio edificio que merecía
interés a juzgar por la cimentación, los sillares, los fustes y basas de
columnas, de factura ciertamente romana». (Altadill, Vías... p. 523-524).
En el año 1944 realizamos excavaciones
en el lugar denominado «Los Casquilletes de S. Juan» donde descubrimos una
serie de silos de perfil acampanado, la planta de un pequeño edificio
rectangular y recogimos algún fragmento de inscripción, sillares ornados con
relieves de temas vegetales y algunos tiestos cerámicos, todo de época imperial
(B. Taracena y L. Vázquez de Parga «Prospecciones en el Castellar de Javier y
Los Casquilletes de San Juan de Gallipienzo». Revista Príncipe de Viana. Año
VIL n.° XXII, pág. 1 a 19).
En el término llamado de San Juan o
«Los casquilletes de San Juan». «Fragmento de piedra miliaria... parte media de
una media caña de columna, rota por consiguiente en sus dos extremos».
Castrillo, B. C. M. Navarra 8 (1917) p. 38. Según Altadill (Vías, p. 523) es de
Adriano y daría la distancia de 7 millas desde Cara (?) .
Lecturas de Castrillo loc. cit.. de
Escalada (La Arqueología, 1943, p. 123).
Tiene las siguiente inscripción, (con
dos lecturas)
ES . D.S . I
FAMNII CAES
- DIVI - TRAIANI
I . F . DIVI NER .
No es fácil concertar las dos
lecturas, ni hemos podido hallar rastro de su paradero actual.
Se encontró otra
pieza que estaba en las paredes de una era
en Los Casquilletes de San Juan y se ha traído ahora al Museo da Comptos.
Fragmento de 0'48 X 0'20 X 0'30 m.
LA . EI . CE
P. F.
Publicada por Castrillo loc. cit. en
el n.00 anterior y por nosotros en Príncipe de Viana, VII n.° XX.
Javier
Piedra
Funeraria.- Según el P.
Escalada (B. A. H. t. 104 (1934) página 270) al N. de Javier y en el sitio y
término de El Cuadrón, hay cimientos de una población romana y al S. en El Castellar, ruinas de un templo. Una
curiosa inscripción funeraria se encontró en «el camino que al pie del Castillo
sale por entre Viñas-Viejas y el Cuadrón».
Museo de Javier número 3. Lám..
Alt. 0'99 m.
Ancho 0'47. Grueso 0'06.
Debajo de su rostro humano malamente
esbozado
Escalada,
Estela romana hallada en Javier [1930], (folleto,con fotograbado en la
portada).
La Oliva,
V, n.° 14.
En el Cuadrón y Villas-Viejas,
cimientos de una población romana con cerámica y dardos. Algo más arriba de El Cuadrón fragmento
de lápida. En El Castellar
trozos de columna corintia y un «osculatorio» (Francisco Escalada «La
Arqueología en la villa de Javier y sus contornos», 1943. Cerca el pueblo, un
Javier
miliario
Encontrado con motivo de las obras del
Canal de las Bardenas a unos mil cien metros del pueblo «cerca de la boca de la
entrada del túnel». Museo de Javier n.° 2
Miliario cilindrico. Alt. 1'73 m.
Diám. 0'42 m.
El P. Escalada, que lo publicó en el
B. H. A. Hist. t. 104 (1934) p. 283, supone que perteneció a una calzada
Jaca-Pamplona, que seguiría el río Aragón por su margen izquierda. La hipótesis
no es improbable y esa vía podría ser el antecedente del camino medieval del
Aragón que pasaba al Pirineo por Canfranc.
Los restos de El Castellar han sido
descritos por Taracena y Vázquez de Parga (Excavaciones en Navarra, III, p.
1-10).
Leire
Restos de Altar romano encontrado recientemente al derribar el ángulo, que
amenazaba ruina del monasterio nuevo. Museo de Comptos.
Alt. 0'60 m. Ancho 0'34 m. Grueso 0'25
m.
Luis Vázquez de Parga, Una nueva
inscripción en el Museo de Comptos, en la rev. Príncipe de Viana n.° XXI.
Liédena
La primera noticia sobre la villa romana de dicha localidad la dió
Altadill en 1921 (B. C. M. Nav., 1921, página 60-64) y volvió a ocuparse de
ella (Vías... p. 517) hablando de hornos cerámicos y de una necrópolis que dió
numerosos hallazgos de monedas. Las excavaciones en curso han puesto, hasta
ahora, al descubierto más de un centenar de habitaciones, 22 de ellas con
mosaicos de labores geométricas y restos de uno figurativo.
En el Museo de Javier hay una tosca
cabeza humana de tamaño algo mayor del natural, que fue encontrada en el llano
entre la estación y el pueblo.
En el término El Saxo, jurisdicción de
Liédena, al E. de la población, frente a Javier; encontrada en 1921. Museo de
Javier n.° 4.
Alt. 0'63. Ancho 0'30. Grueso 0'10. Lám.
XVII, 2.
Escalada,
La arqueología, 1943, p. 99.
Liédena
Fragmento de Inscripción Sepulcral en la
«villa» romana de la Foz, formando parte de un muro de cerramiento moderno.
Museo de Comptos.
Lumbier.—Parece seguro que esta población deriva su
nombre actual del antiguo de los Ilumberitani, mencionados por Plinio, ya que
la existencia de vieja población romana en aquel
solar está asegurada por hallazgos de
mosaicos y monedas. (Altadill. Vías... p. 515-516). El mosaico se conserva
todavía in situ en la clausura del convento de religiosas de Lumbier, pero
no puede verse por haber sido
nuevamente cubierto con tierras y edificaciones recientes.
Rocaforte.—Según el P. Escalada, al pié de esta villa se
juntaban «dos vías romanas; la que por el Oriente venía de la parte de Jaca, y
la del Sur, que atravesaba no lejos de... Sos... la sierra de Peña; y una vez
aquí unidas se encaminaban a... Pamplona». Que Rocaforte haya sido población de
relativa importancia en el período medieval lo atestigua la noticia de Moret
según la cual en 1132 Alfonso el Batallador hizo que sus habitantes bajasen al
llano para fundar Sangüesa. En el puente de ésta se conserva todavía una
inscripción romana que se dice llevada de Rocaforte (C. I. L., II, n.° 2965).
El P. Escalada afirma que «en las casas son aun de ver multitud de columnas y
restos arquitectónicos»; en el fogón de la «llamada casa del Pardiés encontró
un «ara sepulcral» con dos inscripciones de épocas diferentes (de los siglos I
y III ó IV que está en el Museo de Javier desde 1920 (Cf. B. A. H. t. 78
(1921), pág. 457) y en el llano mosaicos y monedas (La Arq. p. 89).
Encontrada por el P. Escalada en la
«llamada casa del Pardiés». Museo de Javier.
Ara. Alt. 0'35 m. Ancho 0'14 m.
En dos caras opuestas tiene dos
inscripciones de época diferente.
Sangüesa
Altadill (Vías... páginas 518-519)
afirma que en «el despoblado de Santa Olalla» próximo a Sangüesa se hallaron
muchas monedas romanas; y en el mismo, o en otro inmediato a la ciudad «durante
el pasado siglo, se halló un verdadero tesoro formado por más de dos mil
monedas romanas del siglo III».
La inscripción a que se alude en
Rokaforte, “Que Rocaforte haya sido población de relativa importancia en el
período medieval lo atestigua la noticia de Moret según la cual en 1132 Alfonso
el Batallador hizo que sus habitantes bajasen al llano para fundar Sangüesa. En
el puente de ésta se conserva todavía una inscripción romana que se dice
llevada de Rocaforte (C. I. L., II, n.° 2965)”. Puede verse aún en un sillar,
en uno de los estribos del puente hacia la salida del mismo, aunque se dió por
desaparecida.
Dimensiones (según Escalada) Alt. 0'57
m. Ancho 0'5 7m.
Corpus n.° 2965. Cf. Escalada, La
Arqueología, 1943, página 93. Lectura con suplementos de Mommsen
Uxue
Aras
romanas, en la sacristía de la iglesia.
Ara.
Cabeza de toro en relieve, en uno de los costados, (Lakubegi).
Notas
(1) Sobre todo De re
geographico-histórica: Vías y vestigios romanos en Navarra. Homenaje a Don
Carmelo Echegaray, págs. 465-556.
(2) Un monumento arqueológico del
castillo de Javier, B. C. M. Navarra (1927) páginas 599-600. Boletín de la Real
Academia de la Historia, t. 94 (1929) p. 190-192. Estela romana hallada en
Javier [1930]. La Arqueología en la Villa de Javier (Navarra), en Razón y Fé
(1933) págs. 375-380. Otro, con el mismo título, en BRA Historia, t. 104 (1934)
págs. 269-186. La Arqueología romana en el castillo de Javier y sus contornos,
Razón y Fé (1935) págs. 1-27. La Arqueología en la villa y castillo de Javier y
sus contornos. Pamplona, Ed. Leyre, 1943.
(3)
La arqueología del suelo de la Navarra romana se nos oculta todavía engran parte.
Si algunos hallazgos permiten delimitar con cierta aproximación el perímetro de
la Pamplona romana, y en el despoblado de Andión se acusa todavía visible el de
Andelos o Ardelón, carecemos de todo indicio fehaciente sobre la verdadera
situación de Cara, población que hubo de tener suficiente importancia para que
un camino provisto de piedras miliarias contase de ella sus distancias y, lo
que es aún más extraño, de Cascantum, a pesar de que en este caso se dan
conjuntas las circunstancias de la pervivencia del nombre antiguo en la
población actual y
de
que su condición de municipio y las acuñaciones de su ceca monetal acusan su
antiguo rango.
(4) La publicación de un mapa y repertorio de
hallazgos romanos es una vieja aspiración de la Comisión de Monumentos
históricos y artísticos de Navarra, puesto que en la
sesión del 6 de abril de 1895 «teniendo en cuenta la deficiencia de las
noticias relativas a la dominación de los romaros en Navarra... se acordó
trazar un plano de Navarra marcando no solo los puntos donde se han encontrado
restos de construcciones señaladas por los historiadores, sino los vestigios de
vías, acueductos, hornos, mansiones, sepulturas, lápidas, mosáicos, piedras
miliarias y votivas, etc. a fin de poder formar idea aproximada de las comarcas elegidas por los invasores como núcleo de
ocupación, y de poder apreciar la importancia de ésta por medio de una
representación gráfica». B. C. M. Navarra, I, (1895) p. 74. No sabemos que este
acuerdo haya tenido consecuencias ulteriores.
(5)
Los reúne y comenta Schulten, Las referencias sobre los vascones hasta el año
800, en la Revista Internacional de Estudios Vascos, t. 18 (1927) págs.
225-240. También deben consultarse los textos reunidos en el tomo IV de las
Fontes Hispaniae Antiquae (citadas FHA).
(6) La edición más útil de Estrabón es
todavía la de Müller, en la Colección Didot. García Bellido ha publicado una
traducción española, parcial, con notas, en edición popular: España y los
españoles hace dos rail años según la geografía de Strabon. Colección Austral
núm. 515.
(7) La parte referente a España se
encuentra en el tomo I de la edición de Müller en la Colección Didot. Sobre la
interpretación de los datos, véase Kubitschek (artículo Karten en la
Enciclopedia de Pauly-Wyssowa, t. X, (1919) cols. 2065-2085), y del mismo
Studien zur Geographie des Ptolemaus. I. Das Netz der Grenzpunkte (Anzeiger de
la Academia de Ciencias de Viena. Philosoph-historische Klasse, 71 Jahrg. 1934.
Wien und Leipzig, 1935, págs. 75-87). El estadio de Ptolomeo equivaldría, según
Kubitschek, a 184'9 m. y por lo tanto el grado de altitud de 500 estadios a
92'45 km. André Berthelot, que ha dedicado varios estudios parciales a la
Geografía de Ptolomeo, llega a conclusiones algo diferentes: Ptolomeo habría
utilizado como unidad de medida, siguiendo a Marino de Tiro, el estadio egipcio
de Erathóstenes, por lo que el grado de latitud valdría para él 78'75 Km. La
fracción más pequeña utilizada en sus medidas es 1/12 de grado = 5'. Véanse
entre los estudios de Berthelot: L'Asie anciénne ... d'aprés Ptolomée, París,
Payot, 1930, p. 109 y sigs.; Les données numériques fondamentales de la
geographie antique d'Erathosténe a Ptolémée, en Revue Archeologique, t. 36
(1932-3) p. 25-34; La Germanie d'apres Ptolémée, Revue des études anciennes t.
37 (1935) p. 34-44.
(8) Entre los varios estudios
dedicados a las fuentes de Plinio, destacaremos aquí el de Detlefsen: Varro
Agrippa und Augustus als Quellen-Schrifteller des Plinius fiir die Geographie
Spaniens, en Commentationes... in honorem Theodori Mommseni. Berolini, 1877,
págs. 23-34.
(9) Cf. Art. Itinerarien en la Real
Encyclopadie de Pauly-Wyssowa, (t. IX, (1916), especialmente col. 2336).
(10) La edición más reciente del
Itinerario es la de Otto Cuntz: Itineraria Romana, vol. I, Lipsiae, 1929, que
ha venido a sustituir a la clásica de Parthey y Pinder (Berlín, 1848). En
España suele verse citada la que acompaña a los «Discursos leído» ante la Real
Academia de la Historia en la recepción de don Eduardo Saavedra Madrid, 1862,
págs. 61-79, tomada de la citada de Parthey y Pinder, con una selección muy
reducida de variantes. En esta edición, limitada a la parte española, los
itinerarios parciales llevan numeración del 1 al 34, y de aquí la costumbre,
común en los estudios españoles, de referirse a la «vía 18» o al «camino 32»
del Itinerario (confundiendo además los conceptos de «ruta» o «itinerario» con
el de «vía» o «carretera»). La costumbre internacional (adoptada en las citas
del Corpus Inscriptionum Latinarum) es la de referirse a las páginas y líneas
de la edición de Wesseling (Vetera Romanorum Itineraria, Amsterdam, 1735), cuya
indicación se conserva al margen de las ediciones de Parthey y Pinder y Cuntz
antes citadas. No estará de más tampoco poner desde aquí en guardia al lector
contra las arbitrarias interpretaciones a que ha sometido el Itinerario el
benemérito investigador de las vías romanas de España, don Antonio Blázquez.
(11)
Pauly-Wyssowa, t. X, col. 23-29; Cf. col. 2113.
(12) Se utilizará la edición de
Schnetz: Itineraria Romana volumen alterum. Ravennatis anonimi
Cosmographia et Guidonis Geographica. Lipsiae, 1940. Cf. del mismo
Untersuchungen zum Geographen von Ravenna. München,
1919; Funaioli: artículo Ravennas Geographus en la Real Encyclopadie, vol. I (1920). cols.
305-310 y Mommsen: Über die Unteriatalien betreffenden Abschnitte der
Ravennatischen Cosmographie (Ges. Schriften, V. 286-319).
(13) George P.
Hill, Notes on the Ancient Coinge of Hispania Citerior, New York, 1931, p.
149-162. Cf. también Hübner, Monumenta linguae
ibericae, Berolini, 1S93, p. 55.
(14) Recientemente F. Mateu Llopis ha
dedicado dos interesantes trabajos a las monedas de la Catedral (Ampurias, t. 6
(1944) págs. 215-237) y al hallazgo de Ablitas (Príncipe de Viana n.° XXI).
Entre las 6.678 monedas de la Catedral acusan un predominio las «ibéricas» de
jinete con espada y flecha.
(15) Ptolomeo da a la más setentrional
de las ciudades interiores de los vascones una latitud de 43° 55' y a la más
meridional (Alauona) de 41° 55', dando por tanto al territorio vascón,
comprendido entre estas dos ciudades, un eje Norte-Sur de mil estadios (184'90 Kms. según la
evaluación de Kubitschek; 157'75 Kms. siguiendo la de Berthelot). La posición más
occidental la adjudica a Muscaria (14° 20').
(16) El recorrido de Pamplona al
puerto del Pirineo es de 40 millas, o sea 59 kms., en el Itinerario, frente a
los 49 que hay por la carretera actual al puerto de Ibañeta.
(17) «Iterum iuxta super scriptam
civitatem Gracuse». (Schn. 80, 40), la cual no aparece mencionada anteriormente.
(18) Julio Caro Baroja, Los pueblos
del Norte de la Península Ibérica, Madrid, 1943, trata en el capítulo IV de la
romanización del Norte de España, habiendo insistido en el mismo asunto en sus Materiales
para una historia de la lengua vasca en su relación con la latina. Universidad
de Salamanca, 1946, cap. II, 1. El lector hallará provecho en referirse a estas obras,
donde -el tema se enfoca desde puntos de vista distintos de los nuestros, que son
exclusivamente arqueológicos y topográficos.
ÍNDICES
(*)
DIVINIDADES
Iovis (Optimus Maximus 1, 16) 58.
Lacubegis, 59.
Losa, 35.
Loxa, 6.
Mars invictus, 39.
Selatsa, 11, 12, 13.
LOCALIDADES
Andelonensis (adj.), 50.
Calagorris, 9.
Cara, 54.
Civitas Pompelonensis, 7.
Respublica Pompelonensis, 8.
II viri Pompelonenses, 9.
araiensis (adj.), 34.
EMPERADORES
CONSTANT. imp., 44.
HADRIANVS
aug., 54.
Marcus
Aurelius KARVS, 56.
C. Iulius MAXIMINUS, 15, 62.
C. Iulius Verus MAXIMUS, 15.
ÑERO Claudius, 7.
NERVA, 18, 54.
Flavius VALERIVS SEVERVS, 32.
TIBERIVS Caesar, 52, 53.
TRAIANVS, 18, 54.
PERSONAJES
OFICIALES
Bradua consul, 8.
L. Cassius
Martialis, 7.
Claudius
Quartinus, 9.
Maternus consul, 9.
Q. Decius legatus Augustorum, 62.
NOMBRES DE VARONES
|
NOMBRES DE MUJERES
|
[. ] Aemilius Or[. ]unetsis, 40
|
Acnon (?), 41
|
L. Aemilius Seranus, 2, 3
|
Aemilia Paterna, 35
|
Ambatus Celtus, 38
|
Ambata, 27
|
C. Antonius Certus, 51
|
Antonia Aemiliana, 51
|
T. Antonius Paternus, 8
|
Ant(onia) Buturra Viriati filia, 20
|
Antonius [. ] erto, 51
|
Calpurnia Urchatetelli, 3
|
Asclepius Paternus, 13
|
Cliastelulimo, 33
|
Astinus, 64
|
Cornelia [Iucunda], 46
|
[L.] Caecilius Aestivus, 8
|
Doitena Ambati Celti filia, 38
|
Ma(rcus) C. aelius Flavinus, 38
|
Domitia Marcellina, 51
|
Ma(rcus) C. aelius Flavus, 38
|
Domitia Semproniana, 28
|
Calaetus Equesi filius, 41
|
Fesina Talaiorum (?) 45 a
|
Calpurnius Aestivos, 50
|
Festa, 43, 58, 59
|
Cantaber, 21
|
Iovianis, 45
|
Cornelius Félix, 46
|
Iunia Ambata Vironi filia, 22
|
Cornelius Firmianus, 46
|
Minicia Aunia Segonti filia, 23.
|
Eguesus, 41
|
Naruenis, 63
|
Felici [ ], 47
|
Octavia Pudentis filia, 60
|
Firmus, 50
|
Porcia Ambata (?), 24
|
Flavus Mag [. ], 5
|
Rustica, 43
|
[F]ortunat [us], 36
|
Se[m]p[ronia Fa]dilla, 10
|
I. Cermanus, 12
|
Sempronia Firmi filia Andelonensis.
50
|
Hastatus, 64
|
Severa, 31
|
M. Iunius Paternus Cantabri filius.
21
|
Str[atonice?], 43
|
Leucadius, 33
|
Valeria Corneliana, 45
|
Quintus Licinius t ] uscus, 34
|
Vibia Tert[io]la Villan[i] filia. 25
|
Lucretius Proculus, 6
|
Vistina, 45
|
L. Pe [ ] Fortunius, 37
|
|
L. Pompeius [L.] filius Aniensis
Primianus, 7
|
|
Porcius Felixs Kresis, 14
|
|
Prectunus, 27
|
|
Pudens, 60
|
|
Segontus o Segontius, 23
|
|
Sempronius Betunus, 11
|
|
L. Sempronius Geminus, 1
|
|
Sempronius Nepos, 50
|
|
P. Sempronius Taurinus
Dam(a)nitanus, 8
|
|
Serenus, 43, [Se]renus, 63
|
|
Severus Flacinius, 27
|
|
Severus Paternus, 30
|
|
T. Sevius Scriba, 10
|
|
Sevius [H]ermeto, 10
|
|
Sevius Ianuarius, 10
|
|
S[e]xtillus Sil[onis] Antoni, 43
|
|
Si[lo] Antonius. 43
|
|
Statutus Arquio, 39
|
|
Telesinus, 58, 59
|
|
Coeli(us?) Tesphoros, 58, 59
|
|
Urchatetellus (?), 3
|
|
L. Valerius Firmus, 42
|
|
T. [V]alerius Paternus, 40
|
|
Villanus, 25
|
|
Viriatus, 20
|
|
Vironus, 22
|
(*)
Los números se refieren a los de las inscripciones respectivas,
los
nombres se han restituido a la forma correspondiente de los nominativos latinos.