LOS MOSAICOS DE
LA VILLA ROMANA
DE LIEDENA
(Navarra) * (M.Angeles Mezquiriz)
* Diferencias de
apreciación, principalmente en lo tocante a la interpretación cronológica de
las ruinas excavadas en Liédena, conjuntamente por el difunto señor Taracena y
por mí, de 1942 a 1947, motivaron que al planear la publicación de las
excavaciones acordáramos que ésta apareciese con el nombre de Taracena en lo
que se refería a la interpretación del plano y cronología de las ruinas,
reservándome yo la publicación de los mosaicos y hallazgos menores, compromiso
que otras ocupaciones perentorias me impidieron cumplir.
La Srta.
Mezquíriz, Conservadora del Museo de Navarra, ha venido llenando este vacío con
una serie de publicaciones ejecutadas con esmero y maestría. La presente
publicación de los mosaicos con una escrupulosa comparación de sus motivos con
los de otros mosaicos fechados, parece confirmarnos en la idea de que el
conjunto de habitaciones del peristilo pertenecen a la villa antigua (del siglo
II) y sólo la galería del Sureste (76) sería el resultado de una reforma más
tardía. Instalado ya el conjunto de pavimentos de mosaico, que fueron
arrancados durante los trabajos de excavación, en el nuevo Museo de Navarra,
los resultados a que llega aquí la Srta. Mezquíriz podrán ser corroborados o
discutidos en el futuro; entretanto, quiero expresarle aquí una vez mi
agradecimiento por el trabajo ingrato que de tan buen grado ha asumido.
Las excavaciones
y hallazgos efectuados en la villa romana de Liédena (Navarra), han sido
dados a conocer a los lectores de PRINCIPE DE VIANA a través de una serie de
publicaciones (1), a las que viene a ser complemento este estudio de los
mosaicos que pavimentaban las diversas habitaciones y galerías de la vivienda
señorial. Se trata especialmente de un peristilo y las habitaciones que lo rodean
y por otra parte una galería algo alejada de las anteriores habitaciones.
Iremos haciendo
a continuación una detallada descripción de todos y cada uno de los tipos de
mosaicos, precisando en lo posible su difusión y especialmente su cronología.
EL PERISTILO
En la parte
Norte de la villa de Liédena se halla situado un amplio peristilo. De él se han
conservado todo el pavimento y un murete muy bajo que lo separa del jardín que
debió de existir al centro del mismo.
El mosaico que
lo pavimenta forma un «tapiz» (A) que se halla dividido en «campos» de motivos
diferentes, como es característico en la mayor parte de las galerías. El de
Liédena forma un total de dieciocho, de los cuales los de los cuatro ángulos son
idénticos y los lados se hallan divididos de la siguiente manera: el Norte y el
Sur, en tres «campos» cada uno, y el Este y el Oeste, en cuatro cada uno (Lám.
XIII).
Las dimensiones
de sus cuatro lados no son idénticas y oscilan entre 16'42 m. el mayor, que es
el del Oeste, y 15 m. el lado Norte, que es el menor.
Su descripción
la comenzaremos por los cuatro ángulos para continuar por el «campo» Oeste del
lado Norte, y de ahí iremos dando la vuelta hacia la derecha, en torno al
peristilo.
Los cuatro ángulos
del peristilo
1. Los «campos»
de los ángulos (A 1, 5, 10, 14) presentan en conjunto forma cuadrada, y los
colores utilizados en ellos son exclusivamente el blanco y negro. Se conservan
algo deteriorados. (Lám. I, Fig. 1.)
El motivo
decorativo común a los cuatro es sencillo; se compone de triángulos en blanco y
negro, combinados armoniosamente, siguiendo un sentido radial, que tiene por
centro un cuadrado de líneas curvas. El marco lo forman dos bandas, negra y blanca,
la primera de dos teselas de ancha y la segunda, que es la interior, de cuatro.
Triángulos
combinados de este tipo los encontramos en Italia, en Pompeya (2), siendo un
motivo que aparece ya alguna vez en el siglo I antes de Cristo y que predomina
especialmente en el siglo I después de Cristo. En el siglo II lo encontramos
también en Ostia (3) y en Antioquía (4).
Lado Norte del
peristilo
Mide 15 m. de
longitud por 2'45 m. de anchura media y se halla dividido en tres «campos», A
2, A 3, A 4, que miden respectivamente 4'05 m., 3'21 m. y 3'41 m. de longitud.
2. Comenzando
por la izquierda del lado Norte del peristilo, el primer «campo», A 2 (Lám. II,
Fig. 2), es de teselas blancas y negras formando una composición a base de
rombos y cuadrados, combinados. Esta combinación, que a primera vista resulta
un poco complicada, se explica fácilmente notando que se trata de una
cuadrícula formada por rombos unidos por los ejes, pero alternando un eje mayor
con uno menor de los mismos; de ahí que queden cuadrados entre ellos. Es de
notar que dichos rombos llevan en su interior otro más pequeño, formado por una
línea dentada, muy semejante a la que más adelante veremos como característica del
pavimento de la habitación 54.
Un tipo idéntico
se halla en un fragmento del Museo de Módena (5), datado en el siglo I d. J. C,
y en Antioquía (6) aparece un tipo también muy parecido, en una casa del
período de los severos (193-235 d. J. C ) .
El marco de este
«campo» es simplemente como todos los tramos del peristilo, dos líneas negras
de dos teselas cada una de anchura, sistema indudablemente bastante antiguo. En
el tramo que estamos estudiando se presenta, además, la peculiaridad de que por
su parte Oeste hay una estrecha franja, como para compensar la largura, que
forma esvásticas con líneas negras sobre fondo blanco. Se trata de un tema
extraordinariamente frecuente desde el siglo I de Cristo, encontrándolo, por ejemplo,
en Pompeya (7) con un trazado idéntico al de Liédena; aparece también
repetidamente en Antioquía (8).
3. El «campo»
central del lado Norte del peristilo, A3 (Lám. III, Fig. 3), está constituido
fundamentalmente por un motivo de grandes rosetones de cuatro pétalos ovales,
comprendiendo entre ellos cuadrados curvilíneos, al centro de los cuales van pequeños
cuadrados perfectos conteniendo un nudo de Salomón; los ángulos curvos llevan
motivos vegetales muy estilizados, así como en los óvalos que forman los
pétalos del rosetón.
Está hecho con
teselas blancas y negras exclusivamente, todas ellas de tamaño bastante
regular. Todos los motivos están dibujados por una línea de teselas negras. La
línea que dibuja los cuadrados curvilíneos tiene las teselas dispuestas en
sentido diagonal; esta misma particularidad la presenta un mosaico, con motivo idéntico, de Siracusa
(9), datado en el siglo III, pero policromo y mucho más rico y complicado.
El mosaico de
Liédena es uno de los más sencillos que hemos encontrado en este tipo de
composición, ya que casi todos ellos son polícromos y llevan abundantísimos
motivos decorativos, resultando un conjunto incomparablemente más rico que el
de Liédena.
El «campo» que
estamos estudiando, como todos los del peristilo, se halla recuadrado, excepto
por el lado Este, por dos líneas negras de dos teselas de ancho cada una,
separadas entre sí por una franja blanca de una anchura de cinco teselas.
Es muy grande la
difusión de este motivo entre los mosaístas romanos, así como su duración en el
tiempo. Por una parte lo encontramos en Africa: Volúbilis (10), adornando el
triclinium de la Casa de los Trabajos de Hércules; en Sicilia, el anteriormente
citado de Siracusa; en Italia: Bolonia (11), también en blanco y negro y con un
solo motivo de rosetón que ocupa todo el pavimento, datado en el siglo II; el
de Loano (12), del siglo III; el de Crernona, atribuido por E. Blake a la
segunda mitad del siglo II(13); en Francia: el de Sens, probablemente un
mosaico perteneciente a un edificio cristiano (14), etc. Vemos, pues, que el
uso de este tipo de composición comienza a partir del siglo II de J. C. y
continúa cada vez más rico y en vivos colores hasta llegar a decorar los
grandes pavimentos de las basílicas cristianas.
El que estamos
estudiando, no dudamos, dada su simplicidad de motivos y color, en fecharlo en
el siglo II, a lo que viene a contribuir también el resto de los motivos que
decoran el peristilo.
Se conserva
bastante deteriorado aunque el conjunto se aprecia claramente.
4. El «campo» de
la derecha del mismo lado del peristilo, A 4 (Lám. IV, Fig. 4), se halla
decorado con un motivo extraordinariamente sencillo, compuesto por una serie de
líneas paralelas formadas por unas escamas o peltas, mitad blancas y mitad
negras, alternándose. Se encuentra a su vez recuadrado por las consabidas dos
líneas negras, excepto por el lado Oeste. Está conservado íntegro, aunque con
algún pequeño desperfecto.
Se trata de un
motivo bastante antiguo, que aparece desde la época republicana. Lo encontramos
en Pompeya, también en blanco y negro, en la Casa del Laberinto (15), con una
datación que oscila entre el siglo I a. de J. C. y el I d. de J. C, presentando
una forma más alargada. Un modelo idéntico cubre todo el pavimento de un
pasillo en las Termas de Caracalla (16), fechado en los primeros años del siglo
III; y, finalmente, en Portugal, en la villa de Abicada (17).
Lado Este del
peristilo
Mide 16'33 m. de
longitud por 2'37 m. de anchura media. Se halla dividido en cuatro «campos»
diferentes, A 6, A 7, A 8, A 9, que miden, respectivamente, 3'30 m., 2'60 m.,
3'05 m. y 3'05 m. de longitud.
5. El «campo» A
6 está formado por cuatro líneas paralelas de exágonos, entre los cuales quedan
rombos (Lám. V, Fig 5). El trazado está hecho con líneas negras de dos teselas
de ancho, formando el dibujo sobre fondo blanco. Dentro de los exágonos van otros
dos más pequeños, encerrando una estrella de ocho puntas, y en los rombos van
otros más pequeños de teselas negras. Todo ello se halla recuadrado por las dos
líneas negras que hemos encontrado en los anteriores.
Motivos
semejantes los encontramos en un fragmento del Museo de Reggio Emilia (18), y
en Antioquía (19), en una composición muy parecida.
6. El segundo
«campo» (A 7) del lado Este (Lam. VI, Fig. 6), también en blanco y negro, forma
una bella composición en la que destaca un motivo principal: se trata de un
rombo en cuyos ángulos extremos del eje mayor hay dos peltas negras; dentro del
rombo va otro más pequeño, también negro. Este motivo se halla dispuesto
formando líneas, alternándose, uno en sentido horizontal y otro en sentido
vertical. Entre ellos van unas líneas negras que se cruzan formando esvásticas.
Rodeando todo este tramo están las dos líneas negras.
Una composición
casi idéntica, aunque sin peltas en los extremos de los rombos, la hallamos en
Antioquía (20), formando también un «campo» de un pórtico.
La de Liédena
presenta una interesante particularidad, que consiste en que en el ángulo NE.
hay un claro remiendo tardío, que, como veremos, no es el único en el
peristilo. Estudiando la fotografía con atención se aprecia fácilmente. Se
encuentra, a causa de ello, alterado el esquema del dibujo y ya no se ven los trazos
seguros y regulares que predominan en el resto del mosaico.
7. El tercer
«campo» del lado Este (A 8) está compuesto por una serie de líneas en zigzag formadas
por rectángulos unidos por los vértices (Lám. VII, Fig. 7). Entre ellas quedan
rombos: unos, muy grandes, que, mediante dos sencillas líneas, forman exágonos
encerrando una roseta de cuatro pétalos, y otros, pequeños, sencillos, en
teselas blancas. Dentro de los rectángulos va un motivo geométrico, en el que
las teselas van dispuestas de forma diagonal. Todo el dibujo está trazado
mediante una línea negra de dos teselas de anchura sobre fondo blanco.
Encerrándolo todo, las dos líneas negras.
Tipos de composición parecidos los hallamos en los mosaicos de Antioquía (21).
8. El último
«campo» del lado Este (A 9) está compuesto por una serie de estrellas de seis
puntas, formando en su interior exágonos. Estos exágonos son en color blanco,
dentro de los cuales van tres líneas negras cruzadas en aspa (Lám. VIII, Fig.
8).
Como en el A 7,
en este «campo» existe también un pequeño remiendo tardío para su
reutilización. Se encuentra en el ángulo SO. del mismo y puede apreciarse a
simple vista, ya que no sólo se halla deformado el dibujo, sino también las
teselas son de tamaño menor. Como en los anteriores, todo el tramo se halla
encuadrado por dos líneas negras. Además, en su parte Sur presenta una estrecha
franja, puesta como para completar la largura, de idéntica manera que la del A
2, y está formada también por líneas negras sobre fondo blanco que se cruzan
formando esvásticas.
Tipos de
composición parecida los encontramos en Aquileia (22), en el Museo de Reggio
Emilia (23), en el que los colores están invertidos, y, finalmente, en opus
sectile, procedente de Pompeya (24), lo que contribuye a su datación en época
bastante antigua.
Lado Sur del
peristilo
Mide 15'35 m. de
longitud por 2'31 m. de anchura media y se halla dividido en tres «campos», A
11, A 12, A 13 y A 14, que miden,respectivamente, 3'4S m., 3'61 m. y 3'98 m. de
longitud.
9. El campo A 11
del lado Sur presenta un motivo de composición muy sencilla (Lám. IX, 1, Fig.
9). Consta solamente de siete líneas formadas por dos motivos alternándose: un
círculo encerrando una roseta de cuatro pétalos y un cuadrado conteniendo a su
vez una diminuta roseta de cuatro pétalos, cada uno de los cuales es
simplemente una tesela. Todo ello está formado por teselas negras sobre fondo
blanco.
Alrededor de
este conjunto van las dos líneas negras que aparecen rodeando todos los
«campos» del peristilo.
10. El «campo»
central del lado Sur (A 12) se compone de un solo motivo, repetido y dispuesto
en cuatro líneas paralelas (Lam. IX, 2, Fig. 10). Dicho motivo está formado por
un nudo de Salomón en el centro, en negro, rojo y ocre, rodeado de cuatro peltas
negras dispuestas de forma que semeje un molinete girando. Todo este dibujo va
sobre fondo blanco. Se trata del único mosaico del peristilo que presenta
alguna policromía, aunque su composición sigue siendo de la sencillez que
caracteriza a todo este conjunto. Rodeando este «campo» aparecen también las
dos líneas negras.
El motivo que
acabamos de describir es bastante frecuente en el arte musiva romana. Según M.
E. Blake, parece ser que comienza a usarse en Italia al comienzo del siglo II
(25), en blanco y negro, pero en la segunda mitad de este mismo siglo aparece en
policromía en Aquileia (26), siendo, por otra parte, un motivo favorito de los
mosaístas de esta localidad (27), en la que se considera que había una
importante escuela de este arte. Encontramos también un motivo idéntico en
Volúbilis (28) formando la orla del mosaico del Baño de las Ninfas, con lo que queda
demostrado que su difusión fué bastante considerable. Merece señalarse, como
hemos visto en algunos otros «campos» un arreglo efectuado en la parte Norte,
quizá más evidente que los anteriores, ya que al hacerlo desorganizaron toda la
composición y quedan las peltas y los nudos, separados, de manera muy
irregular, por lo que es muy sencillo señalar los límites del remiendo. Rodeando
este «campo» aparecen las mismas líneas negras
11. El «campo»
Oeste del lado Sur (A 13) forma, como el A 3, una composición a base de
rosetones de cuatro pétalos (Lám. XI, Fig. 11), en el caso presente, redondos,
en vez de ovales como en aquél. Esquemáticamente es lo mismo, aunque aquél era,
dentro de su sencillez, más rico y armonioso. En ei que estamos estudiando ahora,
todo el trazado está hecho con una línea de teselas negras sobre fondo blanco.
Dentro de los pétalos van unas pequeñas y estilizadas rosetas y al centro del
rosetón un cuadrado. Los cuadrados curvilíneos que quedan entre los rosetones
llevan, como en el caso anterior, otro más pequeño dentro. No repetiremos la
serie de correspondencias, difusión y cronología de este motivo, que ya ha
quedado expuesto al ocuparnos del A 3. Sin embargo, no podemos dejar de señalar
los grandes remiendos tardíos, más patentes en este «campo» que en ningún otro,
ya que en una parte han llegado a confundir de tal modo el dibujo que apenas
puede apreciarse la composición primitiva, quedando algo
completamente ininteligible. Se puede decir que más de la mitad del mosaico ha
sufrido este remiendo, en el que se acusan todas las características de la
decadencia. Rodeando la composición, las dos líneas de teselas negras.
Lado Oeste del
peristilo
Mide 16'42 m. de
longitud por 2'43 m. de anchura media y se halla dividido en cuatro «campos»
diferentes, A 15, A 16, A 17 y A 18, que miden, respectivamente, 314 m., 2'35 m.,
2'88 m. y 3'51 metros de longitud.
12. El «campo»
primero de este lado (A 15) está formado por unas líneas negras de dos teselas
de anchura que se entrecruzan formando esvásticas y encerrando pequeños
cuadrados sueltos que llevan al centro un pequeño motivo de cinco teselas negras,
todo ello sobre fondo blanco (Lám. XI, 1, Fig. 12). También en este «campo»
puede apreciarse un remiendo bastante importante en toda la parte Este del
mismo. Puede verse cómo las líneas no siguen su trazo recto y perfecto, las
esvásticas quedan reducidas a un grupo confuso de líneas. Como es
característico de la época tardía, el diminuto motivo de cinco teselas que aparece
en la parte antigua conservada dentro de los cuadrados, en el arreglo, toma
forma de una pequeña roseta, que, aunque sencilla, representa algo más
complicado y, sobre todo, distinto de lo anterior. Esta deformación, además, no
afecta solamente a la composición interior del «campo», sino que incluso las
líneas que lo limitan por la parte Este, que es la afectada por el arreglo, están
completamente torcidas.
El motivo que
estamos estudiando es muy frecuente en los primeros siglos del Imperio; lo
encontramos repetidamente en Pompleya (29), siempre en trazado negro sobre
fondo blanco; en Ostia (30) aparece también como orla, rodeando un medallón, y,
finalmente, en Glanum (31), por citar los más semejantes.
13. El segundo
«campo» del lado Oeste (A 16) está formado por un tipo de composición
extraordinariamente usado por los mosaístas romanos (Lám. XI, 2, Fig. 13). Se
trata de un motivo llamado por E. Blake «estrella de rombos», formada por ocho rombos
que dan lugar, a su vez, entre ellas, a otras figuras geométricas, como
cuadrados, rectángulos, etc. En el mosaico que estudiamos, estos cuadrados
llevan al centro nudos de Salomón, y en los rectángulos, cordones. También aquí
apreciamos algún arreglo tardío, especialmente en el ángulo SE., en el que el
artesano que en época decadente lo hizo, no sólo alteró la dirección de las
líneas, sino que incluso cambió un motivo, como puede verse en uno de estos
rectángulos, en que el cordón ha sido sustituido por una trenza (Lam. XI, 2). Todo
él es en negro sobre fondo blanco.
Como decíamos
anteriormente, se trata de un motivo extraordinariamente difundido, de modo que
lo encontramos en Ostia (32), muy semejante al que estudiamos; en Aquileia
(33), repetidamente de manera casi idéntica, parece ser un motivo muy utilizado
en esta localidad; también aparece muchas veces entre los mosaicos de Antioquía
(34).
lám. 21, pág.
106; lám. 22, 1 y 3, pág. 105, 192.
14. El tercer
«campo» del lado Sur (A 17) está compuesto por exágonos unidos por líneas que
se entrecruzan formando esvásticas. Dentro de los exágonos hay cuatro peltas
separadas entre sí por un aspa. Todo ello es en negro sobre blanco (Lam. XII, 1,
Fig. 14). En el podemos encontrar también un arreglo tardío en el lado Este. Su
apreciación es sencilla, ya que no hay más que comprobar las diferencias
existentes entre dos de estos hexágonos paralelos uno de la parte antigua
conservada y otro hecho en el momento del arreglo. En primer lugar, el aspa
está en otra dirección, las peltas son irregulares entre sí y distintas de las
antiguas, ya que presentan las puntas muy retorcidas; el mismo trazado del
hexágono es completamente irregular.
Composiciones
parecidas aparecen en pavimentos del siglo III en Ostia (35) y en Aquileia (36).
En las catacumbas de San Pedro y Marcelino, un artesano se sirvió de esta
combinación a fines del siglo III d. J. C. (37), pero en su cuaderno de modelos
debía de tener recogidos temas más antiguos. Por otra parte, en Portugal, en
Milreu (38), aparece la misma composición, y en España existe una casi idéntica
en el Museo Arqueológico de Toledo (39). Vemos, pues, que su difusión en el
Imperio romano es muy grande, y su cronología es principalmente el siglo II,
aunque llegue en alguna ocasión a fines del III.
15. El último
«campo» del lado Oeste (A 18) está compuesto por una cuadrícula formada por dos
líneas paralelas, conteniendo en los cuadrados una esquemática roseta, y en los
rectángulos, encerrando un rombo. Esta cuadrícula forma, a su vez, unos grandes
cuadrados con fondo negro en los que destacan unos nudos de Salomón en blanco y
negro (Lám. XIÍ. 2, Fig. 15).
Parece verse en
el lado Este huellas de arreglo, como en los anteriores; pero en este caso está
mejor logrado y solamente se advierte porque las líneas antiguas, perfectamente
rectas, se tuercen al llegar al punto en que intervino el mosaísta de época
tardía. Paralelos de este motivo los encontramos, en primer lugar, en el Museo
de Turín (40), datado en el siglo I, y en España lo encontramos en el palacio
romano de Clunia(41) y en Córdoba (42). Como puede verse, a través de la
descripción de los diversos tipos de mosaicos utilizados en el peristilo de
Liédena, todos ellos corresponden a una época bastante antigua, que, sin lugar
a dudas, viene a coincidir con la primera edificación de la villa y no con
la reforma del siglo IV, como se había supuesto en el curso de las
excavaciones; lo que sucede parece ser que en esta época el pavimento del
peristilo, que se conservaba en bastante buen estado, es aprovechado en la
reconstrucción y reutilización de la villa. Creemos poder deducir que lo
que trajo a confusión respecto de su datación fué el hecho de que los muros que
lo rodean son hechos en el momento de la reconstrucción, y los diversos tipos de
muros son lo que, naturalmente, al excavar iba dando la pauta para distinguir
una y otra edificación. Además hay que considerar que los materiales de que
están hechos estos mosaicos, tanto la
parte antigua como los arreglos, son muy toscos, lo que en principio hace
pensar en algo tardío; pero esta idea no puede sostenerse ante el análisis
detallado de cada uno de ellos, y por tanto del conjunto, que dan evidentemente
una fecha en el siglo II. La aparición de uno o dos motivos antiguos podría
darse en un mosaico más moderno, pero el hecho de que todos ios motivos,
absolutamente, sean antiguos no puede darse en un mosaico tardío. Por otra
parte, los remiendos ponen en evidencia la utilización en dos épocas
diferentes, que, además, vienen a coincidir perfectamente con las dos épocas de
habitación ya señaladas al publicar la excavación (43).
HABITACIONES EN
TORNO AL PERISTILO
Habitación 27
La habitación 27
(Lám, XIV) fué una de las primeras descubiertas en julio de 1942; mide 8'40
metros de longitud por 3'40 metros de anchura y se hallaba pavimentada con
mosaico de teselas blancas y negras, dispuestas en círculos secantes negros
sobre fondo blanco, y al centro de estos círculos, un pequeño motivo cruciforme
en negro. Esta serie de círculos ocupa todo el pavimento y se hallan
recuadrados por dos líneas negras de dos teselas de ancha cada una; además,
completamente en el borde, junto a las paredes de los lados más largos, una
ancha franja de color gris. El mosaico está perfectamente acabado por tres de
sus lados, en tanto que por uno de los lados menores, el de S. E., se encuentra
roto, al parecer desde antiguo, y posiblemente esta parte de la casa se hallaba
en reparaciones en el momento en que fué destruida o saqueada, pues al lado de
la rotura del mosaico se han encontrado montones de mortero. El pavimento de
mosaico tiene una longitud de 6'42 m. por 3'50 m. de anchura. Este tipo de
mosaico es bastante frecuente; pero generalmente lo encontramos formando la
orla de un medallón con figuras y no, como en el caso de Liédena, ocupando la totalidad
del pavimento. En España lo hallamos formando orla en el mosaico de las Tres
Gracias, procedente de las ruinas del convento de la Enseñanza, de Barcelona
(44), así como rodeando una escena de Triunfo de Baco, pro, procedente de Ecija
(45). Otra cenefa de esta misma composición la hallamos en el mosaico de Marte y Rhea, procedente de Lixus (46), al
que se ha dado una fecha en el siglo II, a base de la comparación de las
cerámicas halladas en relación con él, y, finalmente, lo encontramos también en
Clunia (47), en el llamado palacio romano, y en Gerona, descubierto en las
excavaciones de Belloc (48), que es casi idéntico al que estudiamos, pero como
orla. Fuera de España, lo hallamos en Italia, en Pompeya (49), fechado en el
siglo I. También aparece frecuentemente enAntioquía (50), tanto de idéntico
trazado como con los colores invertidos. Vemos, pues, que en Italia comienza a
usarse este motivo en el siglo I, y teniendo en cuenta que el marco es idéntico
a los del peristilo y que forma con él un suelo sin interrupción, no dudamos en
darle una misma datación en el siglo II.
Habitación 16
La habitación 16
(Lám. XVI) pertenece a la parte antigua de la vivienda y, desde luego, el mosaico
que la pavimentaba puede datarse, sin lugar a dudas, en el siglo II. Su trazado
es regular y se halla encuadrado por las características dos líneas sencillas que
antes veíamos al estudiar el peristilo. Los colores utilizados son
exclusivamente el blanco y negro; la composición es idéntica en toda su
superficie: forma peltas blancas y negras enlazadas. No parece advertirse
ningún remiendo posterior, pues todos los ejes están perfectamente paralelos.
Mide 5'45 m. de longitud por 2'50 m. de anchura. El tema del mosaico que
estamos estudiando es muy frecuente, pero sólo citaremos las comparaciones que
por su trazado idéntico y por su cronología nos parecen más interesantes. Lo hallamos
idéntico en un fragmento de la tumba de Atticus, datada en los primeros años
del siglo III (51), que se conserva en el Antiquarium Comunale de Roma; en
Pompeya, datados en el siglo I, formando dos quicios de puertas (52); en
Antioquía (53), constituyendo en los primeros años del Imperio uno de los
motivos decorativos favoritos.
Habitación 54
La habitación
54, situada al Este del peristilo, fué pavimentada, según parece, durante la
primera época de la villa, en el siglo II, o quizá fuera producto de un arreglo
algo posterior, aunque perteneciente a la primera habitación de la villa. El
mosaico es de trazado geométrico de círculos secantes que forman exágonos
de líneas curvas dentro de los cuales va una roseta de seis pétalos. Las líneas
que forman el trazado son dentadas, así como una de las que forman el marco,
que, a no ser por este adorno, sería sencillo y liso, como los del peristilo
(Lám. XVIII). Aunque su trazado, sencillo y perfectamente regular, así como sus
motivos, inclinan a datarlo en el siglo II, es de notar que se utilizan los
siguientes colores, si bien en tonos muy pálidos: blanco, negro, rojo,
amarillo. Se conserva casi íntegro, excepto el ángulo SO. Mide 5'60 metros de
longitud por 2'45 m. de anchura.
Un tipo de borde
con pequeños dientes lo encontramos en el Museo Nacional Romano (54), y una
composición semejante, aunque más sencilla, aparece rodeando, como orla, las
escenas de Orfeo, y del Sátiro y Venus, de Zaragoza (55).
Este motivo
comienza a usarse especialmente a partir del siglo II, y así lo encontramos,
aunque de trazado más sencillo, en la Villa de Adriano, cerca de Tívoli (56);
otro hay en el Antiquarium de Roma (57), también mucho más sencillo.
Habitación 13
El hallazgo de
esta habitación fué lo que dió a conocer la existencia de la villa de Liédena,
ya que tuvo lugar casualmente, al hacer unas labores agrícolas. Su pavimento es
el único que presenta mosaico con figuras, de las que nos han quedado sólo
pequeños fragmentos, pues por haber sido el primero descubierto fué el que más
sufrió (Lams. XXI, XXII y XXIII). La escena central, de forma apaisada, seguramente
representaba un triunfo de Baco, ya que de los fragmentos que se conservan puede reconstruirse un carro tirado, al
parecer, por panteras, de las que se ve la pata trasera y cola de una; el
centro está completamente perdido, y en la primera parte se ven las patas traseras
de un caballo seguido por un sátiro y una bacante, a juzgar por una pequeña
parte que se ve de las piernas de ambos. Esta escena está limitada en sus
partes superior e inferior por dos cenefas de cestería y todo ello encuadrado
por un cordón. Sirviendo de ancha cenefa se hallan una serie de círculos y
rombos combinados y formados por el mismo cordón. Finalmente, una segunda
cenefa más estrecha, con fondo blanco y círculos y cuadrados entrelazados y
trazados simplemente con una línea de dos teselas negras. Los colores
principales en la escena central y la cenefa más ancha son el blanco, rojo,
amarillo y negro. Es bastante frecuente en el arte musiva romano el tema del triunfo
de Baco: un ejemplo lo encontramos en Ecija, antigua Astigi (58), en el que
aparece Baco montando un carro tirado por panteras; círculos de cordón los
encontramos en Roma, en el Antiquarium (59), pero en una composición general
diferente. También aparece en Aquileia (60). Posiblemente la habitación
pavimentada con este mosaico sería utilizada como triclinium, dada su situación
dentro de la casa y por tratarse del mosaico más rico. Contaba además con
hipocausto en forma de ábside y con un canalillo formado por ilegible, que
constituía sin duda un sistema de calefacción.
Respecto a la
datación, nos parece lo más probable, dados los elementos decorativos y
analizando el trazado de los muros de esta habitación, en los que nos parece
descubrir los hay de dos épocas, se trata de un arreglo parcial de la casa del
siglo II, que no impuso variación fundamental, sino que, posiblemente, se
limitó al arreglo de esta habitación con el fin de hacerla más lujosa y
agradable. La fecha de esta reforma, momento en que se colocó el mosaico,
pudiera ser el siglo III, si hemos de datarlo conforme sus elementos indican.
Los mosaicos de la
«villa» romana de Liédena Lámina I
GALERÍA 76
Esta habitación
es más bien una especie de galería que sería seguramente abierta a un segundo
patio de la villa, perteneciente, sin duda, a la construcción del siglo IV. El
tipo de sus muros lo indica y los mosaicos que pavimentan esta parte de la casa
no ofrecen lugar a dudas. Basta una simple comparación con los mosaicos que
estudiábamos en el peristilo para apreciar un panorama de estilo y gusto
completamente distintos, pues aunque en aquéllos ios materiales empleados eran
también toscos, el trazado, por el contrario, era perfecto, y la utilización de
colores, completamente diversa.
La galería que
estamos estudiando mide un total de 21 metros de longitud por 2'80 metros de
anchura. Forma un «tapiz» B y está dividida en sentido longitudinal en cinco
temas o «campos» diferentes, de los cuales el central B 1 (Lám. XXIV-XXV), de forma
alargada, está recuadrado por un trenzado y cuyo centro es, a su vez, un
cuadrado de dimensiones idénticas a la anchura del mosaico, formado por una
guirnalda de hojas, y a ambos lados, para rellenar los espacios comprendidos
entre dicho cuadrado y el rectángulo mayor, un tema de círculos y cuadrados de
cordón, entrelazados. Dentro del cuadro central vemos unos toscos jarrones
ocupando los ángulos, y entre uno y otro, tres pajaritos, separados entre sí
por sencillas ramitas vegetales. El centro está ocupado por dos círculos
concéntricos, el mayor de los cuales está formado por una trenza y el menor por
una guirnalda de hojas, encerrando ambos una especie de anagrama ilegible, posiblemente
indicando el nombre del dueño de la villa de Liédena en el siglo IV. Un caso
semejante lo encontramos en Cuevas de Soria.
A la izquierda
del «campo» que acabamos de describir hay otros dos diferentes: el primero B 2
(Lám. XXVI-XXVII) hacia el Oeste, forma exágonos conteniendo rosetas de cuatro
pétalos; están limitados por un cordón que, en los espacias comprendidos entre
los exágonos, forma cuadrados. Toda la composición es idéntica y lleva una
cenefa formada por pequeños rombos, muy irregulares, en colores. El conjunto
mide 4 64 metros de longitud por 2'85 metros de anchura. Los colores usados son
los siguientes: blanco, negro, rojo y ocre.
El «campo» que
le sigue, B 3 (Lám. XXVIII-XXIX) rodeado de una cenefa idéntica a la anterior,
aunque todavía más irregular en cuanto al tamaño de los rombos, cuyas
diferencias se acusan más de unos lados a otros. El centro es de cestería. Los
colores que predominan son casi idénticos a los del «campo» anterior y, como
aquél, da esa impresión de abigarramiento característica de la época tardía.
Mide en conjunto
4'18 metros de longitud por 2'80 de altura. Los dos «campos» de la parte Este
están completamente destruidos en su mitad Norte. Como en los dos anteriores,
la cenefa que limita a ambos es idéntica: forma en primer lugar un cordón, y en
su parte más exterior, una línea ondulada. Esto último es extraordinariamente
frecuente, siendo innumerables las comparaciones que podríamos hacer, por lo
que recogemos las que parecen más significativas; lo encontramos en el Museo
Nacional Romano (61), formando también recuadro, y en Antioquía (62).
El primero de
estos tramos, B 4 (Lám. XXXX, 1) lleva en el centro un tema también muy
frecuente, formando unas estrellas de ocho puntas, cuadrados conteniendo nudos
de Salomón, y otros cuadrados mayores formados por un cordón. Este tema aparece,
por ejemplo, en Antioquía (63), rodeando una escena de banquete; en el Museo
Nacional Romano (64), aunque en un tipo mucho más fino que en Liédena. Los
colores son: rojo, blanco, negro y ocre.
El último tramo
B5 (Lám. XXX, 2), muy destrozado, tiene un tema sencillo de cestería en los
siguientes colores: rojo, blanco, negro, ocre.
Resulta ser muy
semejante al segundo tramo de la galería.
Del estudio de
los mosaicos que pavimentaban las habitaciones de la villa romana de
Liédena llegamos a una serie de conclusiones de tipo cronológico, todas ellas
sujetas a revisión, pero que con los datos quea hora poseemos nos llevan a
pensar, en primer lugar, en la existencia durante el siglo II de una villa rural
frente a la Foz de Lumbier, de tamaño mucho menor a la totalidad de las ruinas
descubiertas y que se limitaba posiblemente a la parte del peristilo y
habitaciones próximas, junto a las que estarían las dependencias necesarias
para los trabajos del campo y explotación de una casa rural en época romana. A
este período de habitación pertenecen sin duda los mosaicos del peristilo y habitaciones
inmediatas.
Tras las
vicisitudes que, en el siglo III, ocasionaron el abandono de la villa es
evidente que volvió a habitarse en el siglo IV y su nuevo dueño debió decidir
instalarse en el mismo lugar, maravillosamente favorecido por la Naturaleza,
que utilizaron sus predecesores, arreglando lo que hubiera de aprovechable de la
antigua vivienda, que se hallaría destruida, y edificar sobre ella su propia
mansión, de mucha más envergadura que la anterior, especialmente en lo
referente a dependencias de servicios y explotación agrícola.
Es perfectamente
lógico que si algo había de quedar aprovechable de la casa antigua eran sus
pavimentos de mosaico, como sabemos, muy fuertes, que habrían resistido sin
grandes deterioros el abandono y destrucción de la casa. Por tanto, debe ser en
este momento cuando el amplio peristilo de Liédena es arreglado, ejecutando los
remiendos necesarios, que advertíamos al hacer el estudio analítico de cada uno
de los motivos de mosaico. Estos remiendos constituyen sin duda una superficie
mucho menor que la de la parte antigua aprovechada. Por otra parte, en este
momento se debió de construir de nueva planta la galería 76, siendo una de las
ampliaciones establecidas por el nuevo dueño de la villa, pavimentándola con
mosaicos, de tipo geométrico, pero con un trazado inseguro y un abigarramiento propio
de esta época.
María Angeles
MEZQUIRIZ
(Museo de Navarra)
Notas:
(1) B. TARACENA,
Rev. Príncipe de Viana, La villa romana de Liédena. Año X, núm. XXXVII y Año
XI, núm. XXXVIII-XXXIX, Pamplona 1949-1950; M. A. MEZQUIRIZ, Sigillata
hispánica de Liédena, Rev. Príncipe de Viana, año XIV, núm. LII y LIII,
Pamplona 1953; M. A. MEZQUÍRIZ, Estudio de los materiales hallados en la villa
romana de Liédena (Navarra), año XV, núm. LIV-LV, Pamplona 1954.
(2) BLAKE, Pavements of roman buildings, Memoirs of
the American Academy in Rome, vol. XIII, lám. 25, 1, 2, 3, págs. 79,97 y 109.
(3) BLAKE, vol. XIII, 16, 1.
(4) D. LEVI, Antioch Mosaics Pavements, lám. XLIX, c.
(5) BLAKE, vol. VIII, lám. 29, 2, pág. 113.
(6) D. LEVI, vol. II, lám. XCVIII.
(7) M. E. BLAKE,
vol. II, lám. 21, 1, pág. 31 y 84.
(8) D. LEVI, vol.
II, lám I, b. idéntica; D. LEVI, vol. II, lám. XLV, a; D. LEVT, vol. II, lám.
CXLII, a.
(9) G. CULTERRA,
Notizie Scavi, 1940, pág. 213, y 221-224, fig. 28-29.
(10) R. THOUVENOT, Publications du Service des
Antiquités du Maroc, fasc. 6, 1941, pág. 71-81; fig. 4-5 y fasc. 8, 1948, pág.
75, 102-103, lám. II.
(11) G.
GHIRARDINI, Notizie Scavi, 1921, pág. 23-24, fig. 13; M. E. BLAKE, vol. XIII,
pág. 101, lám. 19, 2; D. LEVI, op. cit pag. 414.
(12) D. RESTAGNO,
II mosaico di Loano. Rivista di Studi Liguri, Año XXI,número 2, 1955.
(13) M. E. BLAKE, vol. XIII, pág. 128, lám. 30, 1.
(14) Inventaire Gaule, II, n. 890.
(15) M. E. BLAKE,
vol. VIII, lám. 32, págs. 85, 119.
(16) M. E. BLAKE,
lám. 16, 4, pág. 89.
(17) A.
VIANA, J. FORMOSINHO, O. DA VEGA
FERREIRA, Arch. Esp. de Arq., vol. XXVI, l.er semestre, 1953, pág. 82, lám. VII.
(18) M. A. BLAKE,
vol. VIII, lám. 37, 1.
(19) D. LEVI,
CIV, a, House of Menander, hab. 3, presenta una composición muy parecida.
(20) D. LEVI, lám. XCIX, b, House of the Porticoes; D.
LEVI, lám, CVII, b, House of the Buffet Supper.
(21) D. LEVI, lám.
X, a,House of Narcisus, hab. 1, D. LEVI, lám. CXIX, g, h, i.
(22) M E. BLAKE, vol. VIII, lám. 37, 2, pág. 77; lám.
10, pág. 77.
(23) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 37, 1, pág. 112.
(24) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 7, pág. 42.
(25) M. E. BLAKE, vol. XIII, pág. 67, 214, lám. VIII, XLVI.
(26) M. E. BLAKE, vol. II, lám. XXX, pág. 135-137.
(27) D. LEVI, I, pág. 414, n.° 10.
(28) R. ETIENNE,
La mosaïque du Bain des Nymphes à Volubilis (Maroc), Actas del I Congreso de
Arqueología del Marruecos español, Tetuán 1953.
(29) M. E. BLAKE,
vol. VIII, lám. 3, núm. 1, 2, 3, 4, con un trazado idéntico
al de Liédena; M.
E. BLAKE, vol. VIII, lám. 4, 1, pág. 27 y 84.
(30) M. E. BLAKE, vol. XIII, lám. 13, 4.
(31) H. ROLLAND, Arch. Esp. de Arq., XXV, 1.° sem. 1952.
(32) M. E. BLAKE, vol. XIII, lám. 15, 1.
(33) M. E. BLAKE, vol. XIII, lám. 16, 3.
pág.
105; lám. 18, 2 y 4, pág. 100;
(34) D. LEVI,
XXX, a y b; XXXV, a; XXXVIII, d; CI, a y b; CIII, c.
(35) M. E. BLAKE, II, pág. 107, lám. XX, lám. XXIII, 1
(36) M. E. BLAKE, II, pág. 107-108, lám. XXIII, 2 y 3
(37) M. E. BLAKE,
XVII, lám. XXXIII.
(38) A. VIANA,
Arch. Esp. Arq. n.° 78, lám. VI.
(39) Memorias de
los Museos Arqueológicos Provinciales, lám. LIX.
(40) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 40, 1, pág. 107 y 110.
(41) B. TARACENA,
El palacio romano de Clunia.
(42) Memorias de
los Museos Arqueológicos Provinciales, 1940, pág. 67-68.
(43) B. TARACENA,
La villa romana de Liédena, Rev. Príncipe de Viana.
(44) Cat. Mon.,
lám. 24.
(45) GARCIA Y
BELLIDO, La Astigi (Ecija) romana, Arch. Esp. Arq. XXV. Madrid 1952.
(46) TARRADELL,
Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales IX-X,
1948-49, pág.
188; GARCIA Y BELLIDO, Ultimos hallazgos en el Marruecos español,Lixus, Arch.
Esp. Arq. XXIV, pág. 232, fig. 25, Madrid 1951.
(47) TARACENA, El
palacio romano de Clunia, Arch. Esp. Arq. núm. 62, Madrid 1946.
(48) Memoria de
los Museos Arqueológicos Provinciales 1941, lám. XI, 1.
(49) BLAKE, Pavements of Roman Buildings, Memoirs of
the American Academy in Rome, VIII, lám. 24, pág. 97 y 109.
(50) LEVI,
Antioch Mosaics Pavements, II, CI, e, House of the Drinking Contest, hab. 5,
aparece como único tema de todo el pavimento, pero los colores están
invertidos; LEVI, op. cit. II, XCIX, a-b-c,
House of the Porticoes; LEVI, House of Trajan's Aqueduct, con un motivo casi
idéntico formando orla; LEVI, II, IX, a, House of the Phoenix.
(51) BLAKE, Mosaics of the late Empire in Rome and
vicinity, Memoirs of the American Academy in Rome, XVII, lám. 11, 2.
(52) BLAKE, VIII,
lám. 32, 1; pág. 100, 104, 109; y BLAKE, VIII, lám. 33, 3, pág. 98 y 104.
(53) LEVI, op. cit., XLII, a, House of the Boat of
Psyches, hab. 8.
(54) BLAKE, XVII,
19, 1.
(55) CHAMOSO, Hallazgos romanos en Zaragoza, Arch. Esp.
Arq., pá. 286, núm. 55.
(56) BLAKE, XIII, lám.
9. 3, pág. 79-80.
(57) BLAKE, XIII, lám. 10, 3, pá. 83.
(58) GARCIA Y
BELLIDO, La Astigi (Ecija) romana, Arch. Esp. Arq. XXV, 2.° sem. Madrid 1952.
(59) BLAKE, XIII,
lám. 17 I.
(60) BLAKE, VIII,
lám. 37, 7. pág. 77.
(61) BLAKE, XVII, 22, 2, pág. 105.
(62) LEVI, op. eit., XLVIII, b; LEVI. op. cit., LXV, b
y c, tomo I, pág 542.
(63) LEVI.OP. cti., XXX.
(64) BLAKE. VIII, 31, 1, pág. 111.