lunes, 28 de mayo de 2012

02.50.03 Los Mosaicos de la Villa de la Foz-Ledea - MAMezquiriz


LOS MOSAICOS DE LA VILLA ROMANA
DE LIEDENA (Navarra) *  (M.Angeles Mezquiriz)

* Diferencias de apreciación, principalmente en lo tocante a la interpretación cronológica de las ruinas excavadas en Liédena, conjuntamente por el difunto señor Taracena y por mí, de 1942 a 1947, motivaron que al planear la publicación de las excavaciones acordáramos que ésta apareciese con el nombre de Taracena en lo que se refería a la interpretación del plano y cronología de las ruinas, reservándome yo la publicación de los mosaicos y hallazgos menores, compromiso que otras ocupaciones perentorias me impidieron cumplir.
La Srta. Mezquíriz, Conservadora del Museo de Navarra, ha venido llenando este vacío con una serie de publicaciones ejecutadas con esmero y maestría. La presente publicación de los mosaicos con una escrupulosa comparación de sus motivos con los de otros mosaicos fechados, parece confirmarnos en la idea de que el conjunto de habitaciones del peristilo pertenecen a la villa antigua (del siglo II) y sólo la galería del Sureste (76) sería el resultado de una reforma más tardía. Instalado ya el conjunto de pavimentos de mosaico, que fueron arrancados durante los trabajos de excavación, en el nuevo Museo de Navarra, los resultados a que llega aquí la Srta. Mezquíriz podrán ser corroborados o discutidos en el futuro; entretanto, quiero expresarle aquí una vez mi agradecimiento por el trabajo ingrato que de tan buen grado ha asumido.
L. V. de P.

Las excavaciones y hallazgos efectuados en la villa romana de Liédena (Navarra), han sido dados a conocer a los lectores de PRINCIPE DE VIANA a través de una serie de publicaciones (1), a las que viene a ser complemento este estudio de los mosaicos que pavimentaban las diversas habitaciones y galerías de la vivienda señorial. Se trata especialmente de un peristilo y las habitaciones que lo rodean y por otra parte una galería algo alejada de las anteriores habitaciones.

Iremos haciendo a continuación una detallada descripción de todos y cada uno de los tipos de mosaicos, precisando en lo posible su difusión y especialmente su cronología.

EL PERISTILO
En la parte Norte de la villa de Liédena se halla situado un amplio peristilo. De él se han conservado todo el pavimento y un murete muy bajo que lo separa del jardín que debió de existir al centro del mismo.

El mosaico que lo pavimenta forma un «tapiz» (A) que se halla dividido en «campos» de motivos diferentes, como es característico en la mayor parte de las galerías. El de Liédena forma un total de dieciocho, de los cuales los de los cuatro ángulos son idénticos y los lados se hallan divididos de la siguiente manera: el Norte y el Sur, en tres «campos» cada uno, y el Este y el Oeste, en cuatro cada uno (Lám. XIII).

Las dimensiones de sus cuatro lados no son idénticas y oscilan entre 16'42 m. el mayor, que es el del Oeste, y 15 m. el lado Norte, que es el menor.

Su descripción la comenzaremos por los cuatro ángulos para continuar por el «campo» Oeste del lado Norte, y de ahí iremos dando la vuelta hacia la derecha, en torno al peristilo.

Los cuatro ángulos del peristilo
1. Los «campos» de los ángulos (A 1, 5, 10, 14) presentan en conjunto forma cuadrada, y los colores utilizados en ellos son exclusivamente el blanco y negro. Se conservan algo deteriorados. (Lám. I, Fig. 1.)

El motivo decorativo común a los cuatro es sencillo; se compone de triángulos en blanco y negro, combinados armoniosamente, siguiendo un sentido radial, que tiene por centro un cuadrado de líneas curvas. El marco lo forman dos bandas, negra y blanca, la primera de dos teselas de ancha y la segunda, que es la interior, de cuatro.
Triángulos combinados de este tipo los encontramos en Italia, en Pompeya (2), siendo un motivo que aparece ya alguna vez en el siglo I antes de Cristo y que predomina especialmente en el siglo I después de Cristo. En el siglo II lo encontramos también en Ostia (3) y en Antioquía (4).


Lado Norte del peristilo
Mide 15 m. de longitud por 2'45 m. de anchura media y se halla dividido en tres «campos», A 2, A 3, A 4, que miden respectivamente 4'05 m., 3'21 m. y 3'41 m. de longitud.

2. Comenzando por la izquierda del lado Norte del peristilo, el primer «campo», A 2 (Lám. II, Fig. 2), es de teselas blancas y negras formando una composición a base de rombos y cuadrados, combinados. Esta combinación, que a primera vista resulta un poco complicada, se explica fácilmente notando que se trata de una cuadrícula formada por rombos unidos por los ejes, pero alternando un eje mayor con uno menor de los mismos; de ahí que queden cuadrados entre ellos. Es de notar que dichos rombos llevan en su interior otro más pequeño, formado por una línea dentada, muy semejante a la que más adelante veremos como característica del pavimento de la habitación 54.
Un tipo idéntico se halla en un fragmento del Museo de Módena (5), datado en el siglo I d. J. C, y en Antioquía (6) aparece un tipo también muy parecido, en una casa del período de los severos (193-235 d. J. C ) .
El marco de este «campo» es simplemente como todos los tramos del peristilo, dos líneas negras de dos teselas cada una de anchura, sistema indudablemente bastante antiguo. En el tramo que estamos estudiando se presenta, además, la peculiaridad de que por su parte Oeste hay una estrecha franja, como para compensar la largura, que forma esvásticas con líneas negras sobre fondo blanco. Se trata de un tema extraordinariamente frecuente desde el siglo I de Cristo, encontrándolo, por ejemplo, en Pompeya (7) con un trazado idéntico al de Liédena; aparece también repetidamente en Antioquía (8).

3. El «campo» central del lado Norte del peristilo, A3 (Lám. III, Fig. 3), está constituido fundamentalmente por un motivo de grandes rosetones de cuatro pétalos ovales, comprendiendo entre ellos cuadrados curvilíneos, al centro de los cuales van pequeños cuadrados perfectos conteniendo un nudo de Salomón; los ángulos curvos llevan motivos vegetales muy estilizados, así como en los óvalos que forman los pétalos del rosetón.


Está hecho con teselas blancas y negras exclusivamente, todas ellas de tamaño bastante regular. Todos los motivos están dibujados por una línea de teselas negras. La línea que dibuja los cuadrados curvilíneos tiene las teselas dispuestas en sentido diagonal; esta misma particularidad la presenta un  mosaico, con motivo idéntico, de Siracusa (9), datado en el siglo III, pero policromo y mucho más rico y complicado.

El mosaico de Liédena es uno de los más sencillos que hemos encontrado en este tipo de composición, ya que casi todos ellos son polícromos y llevan abundantísimos motivos decorativos, resultando un conjunto incomparablemente más rico que el de Liédena.

El «campo» que estamos estudiando, como todos los del peristilo, se halla recuadrado, excepto por el lado Este, por dos líneas negras de dos teselas de ancho cada una, separadas entre sí por una franja blanca de una anchura de cinco teselas.

Es muy grande la difusión de este motivo entre los mosaístas romanos, así como su duración en el tiempo. Por una parte lo encontramos en Africa: Volúbilis (10), adornando el triclinium de la Casa de los Trabajos de Hércules; en Sicilia, el anteriormente citado de Siracusa; en Italia: Bolonia (11), también en blanco y negro y con un solo motivo de rosetón que ocupa todo el pavimento, datado en el siglo II; el de Loano (12), del siglo III; el de Crernona, atribuido por E. Blake a la segunda mitad del siglo II(13); en Francia: el de Sens, probablemente un mosaico perteneciente a un edificio cristiano (14), etc. Vemos, pues, que el uso de este tipo de composición comienza a partir del siglo II de J. C. y continúa cada vez más rico y en vivos colores hasta llegar a decorar los grandes pavimentos de las basílicas cristianas.

El que estamos estudiando, no dudamos, dada su simplicidad de motivos y color, en fecharlo en el siglo II, a lo que viene a contribuir también el resto de los motivos que decoran el peristilo.
Se conserva bastante deteriorado aunque el conjunto se aprecia claramente.

4. El «campo» de la derecha del mismo lado del peristilo, A 4 (Lám. IV, Fig. 4), se halla decorado con un motivo extraordinariamente sencillo, compuesto por una serie de líneas paralelas formadas por unas escamas o peltas, mitad blancas y mitad negras, alternándose. Se encuentra a su vez recuadrado por las consabidas dos líneas negras, excepto por el lado Oeste. Está conservado íntegro, aunque con algún pequeño desperfecto.
Se trata de un motivo bastante antiguo, que aparece desde la época republicana. Lo encontramos en Pompeya, también en blanco y negro, en la Casa del Laberinto (15), con una datación que oscila entre el siglo I a. de J. C. y el I d. de J. C, presentando una forma más alargada. Un modelo idéntico cubre todo el pavimento de un pasillo en las Termas de Caracalla (16), fechado en los primeros años del siglo III; y, finalmente, en Portugal, en la villa de Abicada (17).

Lado Este del peristilo
Mide 16'33 m. de longitud por 2'37 m. de anchura media. Se halla dividido en cuatro «campos» diferentes, A 6, A 7, A 8, A 9, que miden, respectivamente, 3'30 m., 2'60 m., 3'05 m. y 3'05 m. de longitud.
5. El «campo» A 6 está formado por cuatro líneas paralelas de exágonos, entre los cuales quedan rombos (Lám. V, Fig 5). El trazado está hecho con líneas negras de dos teselas de ancho, formando el dibujo sobre fondo blanco. Dentro de los exágonos van otros dos más pequeños, encerrando una estrella de ocho puntas, y en los rombos van otros más pequeños de teselas negras. Todo ello se halla recuadrado por las dos líneas negras que hemos encontrado en los anteriores.


Motivos semejantes los encontramos en un fragmento del Museo de Reggio Emilia (18), y en Antioquía (19), en una composición muy parecida.
6. El segundo «campo» (A 7) del lado Este (Lam. VI, Fig. 6), también en blanco y negro, forma una bella composición en la que destaca un motivo principal: se trata de un rombo en cuyos ángulos extremos del eje mayor hay dos peltas negras; dentro del rombo va otro más pequeño, también negro. Este motivo se halla dispuesto formando líneas, alternándose, uno en sentido horizontal y otro en sentido vertical. Entre ellos van unas líneas negras que se cruzan formando esvásticas. Rodeando todo este tramo están las dos líneas negras.


Una composición casi idéntica, aunque sin peltas en los extremos de los rombos, la hallamos en Antioquía (20), formando también un «campo» de un pórtico.

La de Liédena presenta una interesante particularidad, que consiste en que en el ángulo NE. hay un claro remiendo tardío, que, como veremos, no es el único en el peristilo. Estudiando la fotografía con atención se aprecia fácilmente. Se encuentra, a causa de ello, alterado el esquema del dibujo y ya no se ven los trazos seguros y regulares que predominan en el resto del mosaico.

7. El tercer «campo» del lado Este (A 8) está compuesto por una serie de líneas en zigzag formadas por rectángulos unidos por los vértices (Lám. VII, Fig. 7). Entre ellas quedan rombos: unos, muy grandes, que, mediante dos sencillas líneas, forman exágonos encerrando una roseta de cuatro pétalos, y otros, pequeños, sencillos, en teselas blancas. Dentro de los rectángulos va un motivo geométrico, en el que las teselas van dispuestas de forma diagonal. Todo el dibujo está trazado mediante una línea negra de dos teselas de anchura sobre fondo blanco. Encerrándolo todo, las dos líneas negras.

Tipos de composición parecidos los hallamos en los mosaicos de Antioquía (21).

8. El último «campo» del lado Este (A 9) está compuesto por una serie de estrellas de seis puntas, formando en su interior exágonos. Estos exágonos son en color blanco, dentro de los cuales van tres líneas negras cruzadas en aspa (Lám. VIII, Fig. 8).
Como en el A 7, en este «campo» existe también un pequeño remiendo tardío para su reutilización. Se encuentra en el ángulo SO. del mismo y puede apreciarse a simple vista, ya que no sólo se halla deformado el dibujo, sino también las teselas son de tamaño menor. Como en los anteriores, todo el tramo se halla encuadrado por dos líneas negras. Además, en su parte Sur presenta una estrecha franja, puesta como para completar la largura, de idéntica manera que la del A 2, y está formada también por líneas negras sobre fondo blanco que se cruzan formando esvásticas.
Tipos de composición parecida los encontramos en Aquileia (22), en el Museo de Reggio Emilia (23), en el que los colores están invertidos, y, finalmente, en opus sectile, procedente de Pompeya (24), lo que contribuye a su datación en época bastante antigua.

Lado Sur del peristilo
Mide 15'35 m. de longitud por 2'31 m. de anchura media y se halla dividido en tres «campos», A 11, A 12, A 13 y A 14, que miden,respectivamente, 3'4S m., 3'61 m. y 3'98 m. de longitud.

9. El campo A 11 del lado Sur presenta un motivo de composición muy sencilla (Lám. IX, 1, Fig. 9). Consta solamente de siete líneas formadas por dos motivos alternándose: un círculo encerrando una roseta de cuatro pétalos y un cuadrado conteniendo a su vez una diminuta roseta de cuatro pétalos, cada uno de los cuales es simplemente una tesela. Todo ello está formado por teselas negras sobre fondo blanco.


Alrededor de este conjunto van las dos líneas negras que aparecen rodeando todos los «campos» del peristilo.

10. El «campo» central del lado Sur (A 12) se compone de un solo motivo, repetido y dispuesto en cuatro líneas paralelas (Lam. IX, 2, Fig. 10). Dicho motivo está formado por un nudo de Salomón en el centro, en negro, rojo y ocre, rodeado de cuatro peltas negras dispuestas de forma que semeje un molinete girando. Todo este dibujo va sobre fondo blanco. Se trata del único mosaico del peristilo que presenta alguna policromía, aunque su composición sigue siendo de la sencillez que caracteriza a todo este conjunto. Rodeando este «campo» aparecen también las dos líneas negras.
  
El motivo que acabamos de describir es bastante frecuente en el arte musiva romana. Según M. E. Blake, parece ser que comienza a usarse en Italia al comienzo del siglo II (25), en blanco y negro, pero en la segunda mitad de este mismo siglo aparece en policromía en Aquileia (26), siendo, por otra parte, un motivo favorito de los mosaístas de esta localidad (27), en la que se considera que había una importante escuela de este arte. Encontramos también un motivo idéntico en Volúbilis (28) formando la orla del mosaico del Baño de las Ninfas, con lo que queda demostrado que su difusión fué bastante considerable. Merece señalarse, como hemos visto en algunos otros «campos» un arreglo efectuado en la parte Norte, quizá más evidente que los anteriores, ya que al hacerlo desorganizaron toda la composición y quedan las peltas y los nudos, separados, de manera muy irregular, por lo que es muy sencillo señalar los límites del remiendo. Rodeando este «campo» aparecen las mismas líneas negras
11. El «campo» Oeste del lado Sur (A 13) forma, como el A 3, una composición a base de rosetones de cuatro pétalos (Lám. XI, Fig. 11), en el caso presente, redondos, en vez de ovales como en aquél. Esquemáticamente es lo mismo, aunque aquél era, dentro de su sencillez, más rico y armonioso. En ei que estamos estudiando ahora, todo el trazado está hecho con una línea de teselas negras sobre fondo blanco. Dentro de los pétalos van unas pequeñas y estilizadas rosetas y al centro del rosetón un cuadrado. Los cuadrados curvilíneos que quedan entre los rosetones llevan, como en el caso anterior, otro más pequeño dentro. No repetiremos la serie de correspondencias, difusión y cronología de este motivo, que ya ha quedado expuesto al ocuparnos del A 3. Sin embargo, no podemos dejar de señalar los grandes remiendos tardíos, más patentes en este «campo» que en ningún otro, ya que en una parte han llegado a confundir de tal modo el dibujo que apenas puede apreciarse la composición primitiva, quedando algo completamente ininteligible. Se puede decir que más de la mitad del mosaico ha sufrido este remiendo, en el que se acusan todas las características de la decadencia. Rodeando la composición, las dos líneas de teselas negras.



Lado Oeste del peristilo
Mide 16'42 m. de longitud por 2'43 m. de anchura media y se halla dividido en cuatro «campos» diferentes, A 15, A 16, A 17 y A 18, que miden, respectivamente, 314 m., 2'35 m., 2'88 m. y 3'51 metros de longitud.
12. El «campo» primero de este lado (A 15) está formado por unas líneas negras de dos teselas de anchura que se entrecruzan formando esvásticas y encerrando pequeños cuadrados sueltos que llevan al centro un pequeño motivo de cinco teselas negras, todo ello sobre fondo blanco (Lám. XI, 1, Fig. 12). También en este «campo» puede apreciarse un remiendo bastante importante en toda la parte Este del mismo. Puede verse cómo las líneas no siguen su trazo recto y perfecto, las esvásticas quedan reducidas a un grupo confuso de líneas. Como es característico de la época tardía, el diminuto motivo de cinco teselas que aparece en la parte antigua conservada dentro de los cuadrados, en el arreglo, toma forma de una pequeña roseta, que, aunque sencilla, representa algo más complicado y, sobre todo, distinto de lo anterior. Esta deformación, además, no afecta solamente a la composición interior del «campo», sino que incluso las líneas que lo limitan por la parte Este, que es la afectada por el arreglo, están completamente torcidas.


El motivo que estamos estudiando es muy frecuente en los primeros siglos del Imperio; lo encontramos repetidamente en Pompleya (29), siempre en trazado negro sobre fondo blanco; en Ostia (30) aparece también como orla, rodeando un medallón, y, finalmente, en Glanum (31), por citar los más semejantes.
13. El segundo «campo» del lado Oeste (A 16) está formado por un tipo de composición extraordinariamente usado por los mosaístas romanos (Lám. XI, 2, Fig. 13). Se trata de un motivo llamado por E. Blake «estrella de rombos», formada por ocho rombos que dan lugar, a su vez, entre ellas, a otras figuras geométricas, como cuadrados, rectángulos, etc. En el mosaico que estudiamos, estos cuadrados llevan al centro nudos de Salomón, y en los rectángulos, cordones. También aquí apreciamos algún arreglo tardío, especialmente en el ángulo SE., en el que el artesano que en época decadente lo hizo, no sólo alteró la dirección de las líneas, sino que incluso cambió un motivo, como puede verse en uno de estos rectángulos, en que el cordón ha sido sustituido por una trenza (Lam. XI, 2). Todo él es en negro sobre fondo blanco.
Como decíamos anteriormente, se trata de un motivo extraordinariamente difundido, de modo que lo encontramos en Ostia (32), muy semejante al que estudiamos; en Aquileia (33), repetidamente de manera casi idéntica, parece ser un motivo muy utilizado en esta localidad; también aparece muchas veces entre los mosaicos de Antioquía (34).
lám. 21, pág. 106; lám. 22, 1 y 3, pág. 105, 192.

14. El tercer «campo» del lado Sur (A 17) está compuesto por exágonos unidos por líneas que se entrecruzan formando esvásticas. Dentro de los exágonos hay cuatro peltas separadas entre sí por un aspa. Todo ello es en negro sobre blanco (Lam. XII, 1, Fig. 14). En el podemos encontrar también un arreglo tardío en el lado Este. Su apreciación es sencilla, ya que no hay más que comprobar las diferencias existentes entre dos de estos hexágonos paralelos uno de la parte antigua conservada y otro hecho en el momento del arreglo. En primer lugar, el aspa está en otra dirección, las peltas son irregulares entre sí y distintas de las antiguas, ya que presentan las puntas muy retorcidas; el mismo trazado del hexágono es completamente irregular.


Composiciones parecidas aparecen en pavimentos del siglo III en Ostia (35) y en Aquileia (36). En las catacumbas de San Pedro y Marcelino, un artesano se sirvió de esta combinación a fines del siglo III d. J. C. (37), pero en su cuaderno de modelos debía de tener recogidos temas más antiguos. Por otra parte, en Portugal, en Milreu (38), aparece la misma composición, y en España existe una casi idéntica en el Museo Arqueológico de Toledo (39). Vemos, pues, que su difusión en el Imperio romano es muy grande, y su cronología es principalmente el siglo II, aunque llegue en alguna ocasión a fines del III.
15. El último «campo» del lado Oeste (A 18) está compuesto por una cuadrícula formada por dos líneas paralelas, conteniendo en los cuadrados una esquemática roseta, y en los rectángulos, encerrando un rombo. Esta cuadrícula forma, a su vez, unos grandes cuadrados con fondo negro en los que destacan unos nudos de Salomón en blanco y negro (Lám. XIÍ. 2, Fig. 15).

Parece verse en el lado Este huellas de arreglo, como en los anteriores; pero en este caso está mejor logrado y solamente se advierte porque las líneas antiguas, perfectamente rectas, se tuercen al llegar al punto en que intervino el mosaísta de época tardía. Paralelos de este motivo los encontramos, en primer lugar, en el Museo de Turín (40), datado en el siglo I, y en España lo encontramos en el palacio romano de Clunia(41) y en Córdoba (42). Como puede verse, a través de la descripción de los diversos tipos de mosaicos utilizados en el peristilo de Liédena, todos ellos corresponden a una época bastante antigua, que, sin lugar a dudas, viene a coincidir con la primera edificación de la villa y no con la reforma del siglo IV, como se había supuesto en el curso de las excavaciones; lo que sucede parece ser que en esta época el pavimento del peristilo, que se conservaba en bastante buen estado, es aprovechado en la reconstrucción y reutilización de la villa. Creemos poder deducir que lo que trajo a confusión respecto de su datación fué el hecho de que los muros que lo rodean son hechos en el momento de la reconstrucción, y los diversos tipos de muros son lo que, naturalmente, al excavar iba dando la pauta para distinguir una y otra edificación. Además hay que considerar que los materiales de que están  hechos estos mosaicos, tanto la parte antigua como los arreglos, son muy toscos, lo que en principio hace pensar en algo tardío; pero esta idea no puede sostenerse ante el análisis detallado de cada uno de ellos, y por tanto del conjunto, que dan evidentemente una fecha en el siglo II. La aparición de uno o dos motivos antiguos podría darse en un mosaico más moderno, pero el hecho de que todos ios motivos, absolutamente, sean antiguos no puede darse en un mosaico tardío. Por otra parte, los remiendos ponen en evidencia la utilización en dos épocas diferentes, que, además, vienen a coincidir perfectamente con las dos épocas de habitación ya señaladas al publicar la excavación (43). 

HABITACIONES EN TORNO AL PERISTILO
Habitación 27
La habitación 27 (Lám, XIV) fué una de las primeras descubiertas en julio de 1942; mide 8'40 metros de longitud por 3'40 metros de anchura y se hallaba pavimentada con mosaico de teselas blancas y negras, dispuestas en círculos secantes negros sobre fondo blanco, y al centro de estos círculos, un pequeño motivo cruciforme en negro. Esta serie de círculos ocupa todo el pavimento y se hallan recuadrados por dos líneas negras de dos teselas de ancha cada una; además, completamente en el borde, junto a las paredes de los lados más largos, una ancha franja de color gris. El mosaico está perfectamente acabado por tres de sus lados, en tanto que por uno de los lados menores, el de S. E., se encuentra roto, al parecer desde antiguo, y posiblemente esta parte de la casa se hallaba en reparaciones en el momento en que fué destruida o saqueada, pues al lado de la rotura del mosaico se han encontrado montones de mortero. El pavimento de mosaico tiene una longitud de 6'42 m. por 3'50 m. de anchura. Este tipo de mosaico es bastante frecuente; pero generalmente lo encontramos formando la orla de un medallón con figuras y no, como en el caso de Liédena, ocupando la totalidad del pavimento. En España lo hallamos formando orla en el mosaico de las Tres Gracias, procedente de las ruinas del convento de la Enseñanza, de Barcelona (44), así como rodeando una escena de Triunfo de Baco, pro, procedente de Ecija (45). Otra cenefa de esta misma composición la hallamos en el mosaico  de Marte y Rhea, procedente de Lixus (46), al que se ha dado una fecha en el siglo II, a base de la comparación de las cerámicas halladas en relación con él, y, finalmente, lo encontramos también en Clunia (47), en el llamado palacio romano, y en Gerona, descubierto en las excavaciones de Belloc (48), que es casi idéntico al que estudiamos, pero como orla. Fuera de España, lo hallamos en Italia, en Pompeya (49), fechado en el siglo I. También aparece frecuentemente enAntioquía (50), tanto de idéntico trazado como con los colores invertidos. Vemos, pues, que en Italia comienza a usarse este motivo en el siglo I, y teniendo en cuenta que el marco es idéntico a los del peristilo y que forma con él un suelo sin interrupción, no dudamos en darle una misma datación en el siglo II.

Habitación 16
La habitación 16 (Lám. XVI) pertenece a la parte antigua de la vivienda y, desde luego, el mosaico que la pavimentaba puede datarse, sin lugar a dudas, en el siglo II. Su trazado es regular y se halla encuadrado por las características dos líneas sencillas que antes veíamos al estudiar el peristilo. Los colores utilizados son exclusivamente el blanco y negro; la composición es idéntica en toda su superficie: forma peltas blancas y negras enlazadas. No parece advertirse ningún remiendo posterior, pues todos los ejes están perfectamente paralelos. Mide 5'45 m. de longitud por 2'50 m. de anchura. El tema del mosaico que estamos estudiando es muy frecuente, pero sólo citaremos las comparaciones que por su trazado idéntico y por su cronología nos parecen más interesantes. Lo hallamos idéntico en un fragmento de la tumba de Atticus, datada en los primeros años del siglo III (51), que se conserva en el Antiquarium Comunale de Roma; en Pompeya, datados en el siglo I, formando dos quicios de puertas (52); en Antioquía (53), constituyendo en los primeros años del Imperio uno de los motivos decorativos favoritos.

Habitación 54
La habitación 54, situada al Este del peristilo, fué pavimentada, según parece, durante la primera época de la villa, en el siglo II, o quizá fuera producto de un arreglo algo posterior, aunque perteneciente a la primera habitación de la villa. El mosaico es de trazado geométrico de círculos secantes que forman exágonos de líneas curvas dentro de los cuales va una roseta de seis pétalos. Las líneas que forman el trazado son dentadas, así como una de las que forman el marco, que, a no ser por este adorno, sería sencillo y liso, como los del peristilo (Lám. XVIII). Aunque su trazado, sencillo y perfectamente regular, así como sus motivos, inclinan a datarlo en el siglo II, es de notar que se utilizan los siguientes colores, si bien en tonos muy pálidos: blanco, negro, rojo, amarillo. Se conserva casi íntegro, excepto el ángulo SO. Mide 5'60 metros de longitud por 2'45 m. de anchura.
Un tipo de borde con pequeños dientes lo encontramos en el Museo Nacional Romano (54), y una composición semejante, aunque más sencilla, aparece rodeando, como orla, las escenas de Orfeo, y del Sátiro y Venus, de Zaragoza (55).
Este motivo comienza a usarse especialmente a partir del siglo II, y así lo encontramos, aunque de trazado más sencillo, en la Villa de Adriano, cerca de Tívoli (56); otro hay en el Antiquarium de Roma (57), también mucho más sencillo.

Habitación 13
El hallazgo de esta habitación fué lo que dió a conocer la existencia de la villa de Liédena, ya que tuvo lugar casualmente, al hacer unas labores agrícolas. Su pavimento es el único que presenta mosaico con figuras, de las que nos han quedado sólo pequeños fragmentos, pues por haber sido el primero descubierto fué el que más sufrió (Lams. XXI, XXII y XXIII). La escena central, de forma apaisada, seguramente representaba un triunfo de Baco, ya que de los fragmentos que se conservan  puede reconstruirse un carro tirado, al parecer, por panteras, de las que se ve la pata trasera y cola de una; el centro está completamente perdido, y en la primera parte se ven las patas traseras de un caballo seguido por un sátiro y una bacante, a juzgar por una pequeña parte que se ve de las piernas de ambos. Esta escena está limitada en sus partes superior e inferior por dos cenefas de cestería y todo ello encuadrado por un cordón. Sirviendo de ancha cenefa se hallan una serie de círculos y rombos combinados y formados por el mismo cordón. Finalmente, una segunda cenefa más estrecha, con fondo blanco y círculos y cuadrados entrelazados y trazados simplemente con una línea de dos teselas negras. Los colores principales en la escena central y la cenefa más ancha son el blanco, rojo, amarillo y negro. Es bastante frecuente en el arte musiva romano el tema del triunfo de Baco: un ejemplo lo encontramos en Ecija, antigua Astigi (58), en el que aparece Baco montando un carro tirado por panteras; círculos de cordón los encontramos en Roma, en el Antiquarium (59), pero en una composición general diferente. También aparece en Aquileia (60). Posiblemente la habitación pavimentada con este mosaico sería utilizada como triclinium, dada su situación dentro de la casa y por tratarse del mosaico más rico. Contaba además con hipocausto en forma de ábside y con un canalillo formado por ilegible, que constituía sin duda un sistema de calefacción.


Respecto a la datación, nos parece lo más probable, dados los elementos decorativos y analizando el trazado de los muros de esta habitación, en los que nos parece descubrir los hay de dos épocas, se trata de un arreglo parcial de la casa del siglo II, que no impuso variación fundamental, sino que, posiblemente, se limitó al arreglo de esta habitación con el fin de hacerla más lujosa y agradable. La fecha de esta reforma, momento en que se colocó el mosaico, pudiera ser el siglo III, si hemos de datarlo conforme sus elementos indican.


Los mosaicos de la «villa» romana de Liédena Lámina I




 


















GALERÍA 76
Esta habitación es más bien una especie de galería que sería seguramente abierta a un segundo patio de la villa, perteneciente, sin duda, a la construcción del siglo IV. El tipo de sus muros lo indica y los mosaicos que pavimentan esta parte de la casa no ofrecen lugar a dudas. Basta una simple comparación con los mosaicos que estudiábamos en el peristilo para apreciar un panorama de estilo y gusto completamente distintos, pues aunque en aquéllos ios materiales empleados eran también toscos, el trazado, por el contrario, era perfecto, y la utilización de colores, completamente diversa.

La galería que estamos estudiando mide un total de 21 metros de longitud por 2'80 metros de anchura. Forma un «tapiz» B y está dividida en sentido longitudinal en cinco temas o «campos» diferentes, de los cuales el central B 1 (Lám. XXIV-XXV), de forma alargada, está recuadrado por un trenzado y cuyo centro es, a su vez, un cuadrado de dimensiones idénticas a la anchura del mosaico, formado por una guirnalda de hojas, y a ambos lados, para rellenar los espacios comprendidos entre dicho cuadrado y el rectángulo mayor, un tema de círculos y cuadrados de cordón, entrelazados. Dentro del cuadro central vemos unos toscos jarrones ocupando los ángulos, y entre uno y otro, tres pajaritos, separados entre sí por sencillas ramitas vegetales. El centro está ocupado por dos círculos concéntricos, el mayor de los cuales está formado por una trenza y el menor por una guirnalda de hojas, encerrando ambos una especie de anagrama ilegible, posiblemente indicando el nombre del dueño de la villa de Liédena en el siglo IV. Un caso semejante lo encontramos en Cuevas de Soria.

A la izquierda del «campo» que acabamos de describir hay otros dos diferentes: el primero B 2 (Lám. XXVI-XXVII) hacia el Oeste, forma exágonos conteniendo rosetas de cuatro pétalos; están limitados por un cordón que, en los espacias comprendidos entre los exágonos, forma cuadrados. Toda la composición es idéntica y lleva una cenefa formada por pequeños rombos, muy irregulares, en colores. El conjunto mide 4 64 metros de longitud por 2'85 metros de anchura. Los colores usados son los siguientes: blanco, negro, rojo y ocre.

El «campo» que le sigue, B 3 (Lám. XXVIII-XXIX) rodeado de una cenefa idéntica a la anterior, aunque todavía más irregular en cuanto al tamaño de los rombos, cuyas diferencias se acusan más de unos lados a otros. El centro es de cestería. Los colores que predominan son casi idénticos a los del «campo» anterior y, como aquél, da esa impresión de abigarramiento característica de la época tardía.
Mide en conjunto 4'18 metros de longitud por 2'80 de altura. Los dos «campos» de la parte Este están completamente destruidos en su mitad Norte. Como en los dos anteriores, la cenefa que limita a ambos es idéntica: forma en primer lugar un cordón, y en su parte más exterior, una línea ondulada. Esto último es extraordinariamente frecuente, siendo innumerables las comparaciones que podríamos hacer, por lo que recogemos las que parecen más significativas; lo encontramos en el Museo Nacional Romano (61), formando también recuadro, y en Antioquía (62).

El primero de estos tramos, B 4 (Lám. XXXX, 1) lleva en el centro un tema también muy frecuente, formando unas estrellas de ocho puntas, cuadrados conteniendo nudos de Salomón, y otros cuadrados mayores formados por un cordón. Este tema aparece, por ejemplo, en Antioquía (63), rodeando una escena de banquete; en el Museo Nacional Romano (64), aunque en un tipo mucho más fino que en Liédena. Los colores son: rojo, blanco, negro y ocre.

El último tramo B5 (Lám. XXX, 2), muy destrozado, tiene un tema sencillo de cestería en los siguientes colores: rojo, blanco, negro, ocre.

Resulta ser muy semejante al segundo tramo de la galería.

Del estudio de los mosaicos que pavimentaban las habitaciones de la villa romana de Liédena llegamos a una serie de conclusiones de tipo cronológico, todas ellas sujetas a revisión, pero que con los datos quea hora poseemos nos llevan a pensar, en primer lugar, en la existencia durante el siglo II de una villa rural frente a la Foz de Lumbier, de tamaño mucho menor a la totalidad de las ruinas descubiertas y que se limitaba posiblemente a la parte del peristilo y habitaciones próximas, junto a las que estarían las dependencias necesarias para los trabajos del campo y explotación de una casa rural en época romana. A este período de habitación pertenecen sin duda los mosaicos del peristilo y habitaciones inmediatas.

Tras las vicisitudes que, en el siglo III, ocasionaron el abandono de la villa es evidente que volvió a habitarse en el siglo IV y su nuevo dueño debió decidir instalarse en el mismo lugar, maravillosamente favorecido por la Naturaleza, que utilizaron sus predecesores, arreglando lo que hubiera de aprovechable de la antigua vivienda, que se hallaría destruida, y edificar sobre ella su propia mansión, de mucha más envergadura que la anterior, especialmente en lo referente a dependencias de servicios y explotación agrícola.

Es perfectamente lógico que si algo había de quedar aprovechable de la casa antigua eran sus pavimentos de mosaico, como sabemos, muy fuertes, que habrían resistido sin grandes deterioros el abandono y destrucción de la casa. Por tanto, debe ser en este momento cuando el amplio peristilo de Liédena es arreglado, ejecutando los remiendos necesarios, que advertíamos al hacer el estudio analítico de cada uno de los motivos de mosaico. Estos remiendos constituyen sin duda una superficie mucho menor que la de la parte antigua aprovechada. Por otra parte, en este momento se debió de construir de nueva planta la galería 76, siendo una de las ampliaciones establecidas por el nuevo dueño de la villa, pavimentándola con mosaicos, de tipo geométrico, pero con un trazado inseguro y un abigarramiento propio de esta época.

María Angeles MEZQUIRIZ
(Museo de Navarra)



Notas:
(1) B. TARACENA, Rev. Príncipe de Viana, La villa romana de Liédena. Año X, núm. XXXVII y Año XI, núm. XXXVIII-XXXIX, Pamplona 1949-1950; M. A. MEZQUIRIZ, Sigillata hispánica de Liédena, Rev. Príncipe de Viana, año XIV, núm. LII y LIII, Pamplona 1953; M. A. MEZQUÍRIZ, Estudio de los materiales hallados en la villa romana de Liédena (Navarra), año XV, núm. LIV-LV, Pamplona 1954.
(2) BLAKE, Pavements of roman buildings, Memoirs of the American Academy in Rome, vol. XIII, lám. 25, 1, 2, 3, págs. 79,97 y 109.
(3) BLAKE, vol. XIII, 16, 1.
(4) D. LEVI, Antioch Mosaics Pavements, lám. XLIX, c.
(5) BLAKE, vol. VIII, lám. 29, 2, pág. 113.
(6) D. LEVI, vol. II, lám. XCVIII.
(7) M. E. BLAKE, vol. II, lám. 21, 1, pág. 31 y 84.
(8) D. LEVI, vol. II, lám I, b. idéntica; D. LEVI, vol. II, lám. XLV, a; D. LEVT, vol. II, lám. CXLII, a.
(9) G. CULTERRA, Notizie Scavi, 1940, pág. 213, y 221-224, fig. 28-29.
(10) R. THOUVENOT, Publications du Service des Antiquités du Maroc, fasc. 6, 1941, pág. 71-81; fig. 4-5 y fasc. 8, 1948, pág. 75, 102-103, lám. II.
(11) G. GHIRARDINI, Notizie Scavi, 1921, pág. 23-24, fig. 13; M. E. BLAKE, vol. XIII, pág. 101, lám. 19, 2; D. LEVI, op. cit pag. 414.
(12) D. RESTAGNO, II mosaico di Loano. Rivista di Studi Liguri, Año XXI,número 2, 1955.
(13) M. E. BLAKE, vol. XIII, pág. 128, lám. 30, 1.
(14) Inventaire Gaule, II, n. 890.
(15) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 32, págs. 85, 119.
(16) M. E. BLAKE, lám. 16, 4, pág. 89.
(17) A. VIANA, J. FORMOSINHO, O. DA VEGA FERREIRA, Arch. Esp. de Arq., vol. XXVI, l.er semestre, 1953, pág. 82, lám. VII.
(18) M. A. BLAKE, vol. VIII, lám. 37, 1.
(19) D. LEVI, CIV, a, House of Menander, hab. 3, presenta una composición muy parecida.
(20) D. LEVI, lám. XCIX, b, House of the Porticoes; D. LEVI, lám, CVII, b, House of the Buffet Supper.
(21) D. LEVI, lám. X, a,House of Narcisus, hab. 1, D. LEVI, lám. CXIX, g, h, i.
(22) M E. BLAKE, vol. VIII, lám. 37, 2, pág. 77; lám. 10, pág. 77.
(23) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 37, 1, pág. 112.
(24) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 7, pág. 42.
(25) M. E. BLAKE, vol. XIII, pág. 67, 214, lám. VIII, XLVI.
(26) M. E. BLAKE, vol. II, lám. XXX, pág. 135-137.
(27) D. LEVI, I, pág. 414, n.° 10.
(28) R. ETIENNE, La mosaïque du Bain des Nymphes à Volubilis (Maroc), Actas del I Congreso de Arqueología del Marruecos español, Tetuán 1953.
(29) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 3, núm. 1, 2, 3, 4, con un trazado idéntico
al de Liédena; M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 4, 1, pág. 27 y 84.
(30) M. E. BLAKE, vol. XIII, lám. 13, 4.
(31) H. ROLLAND, Arch. Esp. de Arq., XXV, 1.° sem. 1952.
(32) M. E. BLAKE, vol. XIII, lám. 15, 1.
(33) M. E. BLAKE, vol. XIII, lám. 16, 3. pág. 105; lám. 18, 2 y 4, pág. 100;
(34) D. LEVI, XXX, a y b; XXXV, a; XXXVIII, d; CI, a y b; CIII, c.
(35) M. E. BLAKE, II, pág. 107, lám. XX, lám. XXIII, 1
(36) M. E. BLAKE, II, pág. 107-108, lám. XXIII, 2 y 3
(37) M. E. BLAKE, XVII, lám. XXXIII.
(38) A. VIANA, Arch. Esp. Arq. n.° 78, lám. VI.
(39) Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, lám. LIX.
(40) M. E. BLAKE, vol. VIII, lám. 40, 1, pág. 107 y 110.
(41) B. TARACENA, El palacio romano de Clunia.
(42) Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales, 1940, pág. 67-68.
(43) B. TARACENA, La villa romana de Liédena, Rev. Príncipe de Viana.
(44) Cat. Mon., lám. 24.
(45) GARCIA Y BELLIDO, La Astigi (Ecija) romana, Arch. Esp. Arq. XXV. Madrid 1952.
(46) TARRADELL, Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales IX-X,
1948-49, pág. 188; GARCIA Y BELLIDO, Ultimos hallazgos en el Marruecos español,Lixus, Arch. Esp. Arq. XXIV, pág. 232, fig. 25, Madrid 1951.
(47) TARACENA, El palacio romano de Clunia, Arch. Esp. Arq. núm. 62, Madrid 1946.
(48) Memoria de los Museos Arqueológicos Provinciales 1941, lám. XI, 1.
(49) BLAKE, Pavements of Roman Buildings, Memoirs of the American Academy in Rome, VIII, lám. 24, pág. 97 y 109.
(50) LEVI, Antioch Mosaics Pavements, II, CI, e, House of the Drinking Contest, hab. 5, aparece como único tema de todo el pavimento, pero los colores están invertidos; LEVI, op. cit. II, XCIX, a-b-c, House of the Porticoes; LEVI, House of Trajan's Aqueduct, con un motivo casi idéntico formando orla; LEVI, II, IX, a, House of the Phoenix.
(51) BLAKE, Mosaics of the late Empire in Rome and vicinity, Memoirs of the American Academy in Rome, XVII, lám. 11, 2.
(52) BLAKE, VIII, lám. 32, 1; pág. 100, 104, 109; y BLAKE, VIII, lám. 33, 3, pág. 98 y 104.
(53) LEVI, op. cit., XLII, a, House of the Boat of Psyches, hab. 8.
(54) BLAKE, XVII, 19, 1.
(55) CHAMOSO, Hallazgos romanos en Zaragoza, Arch. Esp. Arq., pá. 286, núm. 55.
(56) BLAKE, XIII, lám. 9. 3, pág. 79-80.
(57) BLAKE, XIII, lám. 10, 3, pá. 83.
(58) GARCIA Y BELLIDO, La Astigi (Ecija) romana, Arch. Esp. Arq. XXV, 2.° sem. Madrid 1952.
(59) BLAKE, XIII, lám. 17 I.
(60) BLAKE, VIII, lám. 37, 7. pág. 77.
(61) BLAKE, XVII, 22, 2, pág. 105.
(62) LEVI, op. eit., XLVIII, b; LEVI. op. cit., LXV, b y c, tomo I, pág 542.
(63) LEVI.OP. cti., XXX.
(64) BLAKE. VIII, 31, 1, pág. 111.